Mao fue uno de los hombres que más hizo por los explotados y los oprimidos del mundo
-¿Qué podemos hablar de Mao Tse-Tung? ¿Qué podemos decir acerca de la realidad de China respecto a las bases que estableció este líder político?
-Mirá, lo primero que me parece a mí que hay que recordar es que Mao Tse-Tung fue un revolucionario y una gran personalidad del siglo XX. Como vos decís bien fue uno de los fundadores del Partido Comunista en 1921 y lo importante para nosotros es que condujo al pueblo chino al triunfo de la revolución que llamaba ‘nueva democracia’ en 1949, o sea, después de 25 largos años de guerra popular, por un lado, y de guerras también contra la ocupación del imperialismo japonés. Y contra los llamados ‘nacionalistas’ de Chiang Kai-shek respaldados con aviones y armamento norteamericano en un momento en que el poderío de EEUU, que acababa de triunfar en la Segunda Guerra Mundial, les hacía anhelar reemplazar el dominio japonés por el propio.
El triunfo de la revolución de 1949 significó la liberación de lo que ya entonces era el país más poblado de la tierra. Hay que recordar que por entonces China tenía 500 millones de habitantes, 10 veces la población actual de la Argentina. Significa que esa masa enorme sobre todo de campesinos, aunque había también obreros, ya no serían explotados por los terratenientes ni por las potencias extranjeras.
Se crearon las condiciones para que China pudiera empezar la construcción de la sociedad socialista. Porque la revolución eliminó el latifundio, repartió las tierras, construyó industrias no solamente en las ciudades, sino también en el campo, una cosa inédita en los países llamados del ‘tercer mundo’ en ese entonces, resolvió problemas históricos como la desocupación y el hambre y creó de la nada educación y salud pública.
Todo eso lo hizo con base en una política de independencia y auto-sostenimiento, cosa que América Latina no logró aún hoy. Por eso yo lo que diría en síntesis es que Mao fue uno de los hombres que más hizo por los explotados y por los oprimidos del mundo.
-¿Qué tiene que ver Mao con la China presente, con la China de hoy?
-Tiene que ver con el negativo de la China de hoy. Aportó en muchas cosas, lo primero fue el triunfo de esa gran revolución de masas. Lo segundo, creo yo, es que en su momento a partir de desentrañar las causas profundas de lo que fue la restauración del capitalismo y la Unión Soviética y desde ya encabezar desde el punto de vista político la lucha contra ese fenómeno, no solamente del mundo, sino también dentro de la propia China, Mao actualizó el hecho de que el socialismo es un período históricamente bastante largo y no se trata de cambiar una forma de explotación por otra, sino de construir una sociedad sin explotación y sin clases.
A partir del estudio de esa experiencia determinaron que durante todo el período de la construcción socialista, y habiendo clases sociales y habiendo luchas de clases, que esa lucha era bidireccional y no unidireccional hacia el socialismo y el comunismo ni hacia las sociedades sin clases como creía la dirigencia soviética. Y que durante todo ese período iba a haber una lucha entre los dos caminos, el camino del socialismo y el camino del capitalismo, y dependía de qué medidas y que políticas se hicieran que se avanzara en una dirección hacia adelante y en otra dirección hacia atrás.
Dijo que en China se había logrado con la revolución transformar la base económica, pero que seguía existiendo e iban a existir por mucho tiempo instituciones, relaciones laborales, normas y hasta costumbres, no solamente burguesas sino hasta feudales como eran las de Confucio tan elogiadas en la sociedad presente y tomadas casi como bandera ideológica.
Para Mao había que cambiar esas ideas, esas instituciones, normas, etc., para hacerlas concordar con la base económica socialista. Lo que pasa es que muchos otros dirigentes del Partido y del Estado no querían ese camino. Muchos se habían sumado a la lucha revolucionaria para lograr la independencia y para instituirse en una nueva burguesía que se aprovechara, ahora internamente, del trabajo de las mayorías. Ahí le vino la iniciativa a Mao de la famosa ‘Revolución Cultural’ como se la suele llamar abreviadamente o su nombre completo: La Gran Revolución Proletaria, lanzada en 1966.
Fue una revolución inédita, porque fue dentro del propio proceso revolucionario que había triunfado en 1949, en la que millones de personas criticaron y lucharon contra la vieja y contra la nueva burguesía dentro del Estado y en el Partido Comunista de China. O sea, que lo que venía después tenía que ver con que no solo se trataba después del triunfo de la revolución de dirigir la construcción económica, cosa que ya era bastante difícil y complicada en un país tan pobre y atrasado como China, sino también que había que dirigir las sucesivas revoluciones durante el socialismo.
Necesarias, por un lado, para que los trabajadores sean cada vez más dueños efectivos de la economía, de la política y de la sociedad y, fundamentalmente, para que no se forme otra minoría explotadora que termine apropiándose de las conquistas del pueblo y restablezca el capitalismo. Que fue lo que finalmente sucedió en 1978 con el triunfo de la corriente de Deng Xiaoping.
La gran Revolución Cultural Proletaria duró 10 años. Mao decía que eso no iba a ser suficiente, que probablemente debería haber otra en el futuro y terminó con el triunfo de la facción de Deng Xiaoping. Uno se podría preguntar si eso significó el fracaso de Mao. Creo que muchos se preguntan eso. Creo que no es que fracasó, sino que primero triunfó, pero que de fondo siempre estuvo en minoría y finalmente fue derrotado, que no es lo mismo que fracasar.
Extractado por La Haine