Messi, Miami y los hermanos cubano-norteamericanos
Fue el ideólogo de la Fundación Nacional Cubano-Americana nacida en 1981 y que financió los atentados contra hoteles internacionales en La Habana en 1997.
El exfutbolista David Beckam junto a Jorge Mas Canosa, propietario del Inter.
El fútbol, su plata dulce y un par de cubanonorteamericanos multimillonarios lo hicieron posible. Otra vez en EEUU, como sucedió cuando el Cosmos de Nueva York contrató a Pelé en 1975.
Aquel experimento fracasó, pero el corazón del capitalismo late sin pausa en busca de rentabilidad. Desde ahora, lo hará al compás del mejor jugador de la historia. Las dos emes, de Messi y Miami, se potenciarán entre sí. Una combinación que presupone el éxito comercial anticipado, aún sin el contrato firmado. El precio de las entradas para ver el debut del rosarino se disparó hasta 9 mil dólares cada una.
A esta sociedad podría agregarse una tercera eme, la del apellido Mas Canosa. Dos empresarios hermanos, hijos de un connotado enemigo de la revolución cubana fallecido en 1997, son los dueños del Inter, el club de la MLS a donde llegará el capitán de la selección argentina desde el PSG de París.
Messi desechó propuestas del Barcelona donde creció y se formó como deportista de élite. También de Arabia Saudita, que lo contrató para promover el turismo en el reino que descuartiza periodistas, duplicó las penas de muerte desde 2015 hasta hoy y ejecutaba menores sin tener código penal. Le atrajo más la autoproclamada ciudad del sol y sus playas. Aunque Miami es mucho más que eso, su glamour, posibilidades de esparcimiento y hedonismo en sobredosis.
Además se consolidó en las últimas décadas como la capital de las conspiraciones contra gobiernos de América Latina. Cuba las padece desde hace más de seis décadas. Venezuela, Brasil y Bolivia las sufrieron en los últimos años. Jair Bolsonaro la eligió para hacer campaña contra Lula y escapar de la Justicia de su país.
Messi ya había anticipado en una entrevista por TV de 2021 que deseaba concretar la experiencia de vivir un tiempo en EEUU. Ahora se mudará muy pronto. En la vecina y exclusiva Palm Beach residen desde Donald Trump a Yoko Ono. Sobran celebrities. El futbolista compró un departamento de lujo en el Porsche Design Tower en diciembre de 2019. Tiene 60 pisos y está frente al mar en Sunny Isles Beach.
A esta operación rimbombante que encaró el Inter de Miami no son ajenas dos multinacionales. La tecnológica Apple y la de indumentaria deportiva Adidas. Ambas compañías se asociaron a la MLS (Major League Soccer) que organiza el principal torneo futbolístico en EEUU y Canadá con clubes que son sociedades anónimas y adquieren franquicias, en promedio, por casi 600 millones de dólares al año. La más cara a 2022 era de Los Angeles FC. Costaba unos 900 millones.
Messi seguirá su carrera deportiva en EEUU para potenciar todavía más una discreta Liga de 29 equipos. Aunque los niveles de ingresos de la MLS pueden resultar obscenos para cualquier otro certamen del continente americano, son más bajos que en Europa. Después de que explotara en 2015 el escándalo de los sobornos en la FIFA, Wall Street, sus fondos buitres y capitalistas variopintos que buscan negocios rápidos y lucrativos, vieron que tenían una nueva oportunidad. Y desde EEUU se empezaron a comprar, como si fuera una política de Estado, clubes, derechos de televisión y futbolistas cada vez más jóvenes para tender a bajar los salarios de las principales estrellas.
La contratación de Messi es funcional a esta ecuación que se proyecta desde EEUU con un próximo objetivo muy claro: la organización tripartita de la Copa Mundial 2026 junto a México y Canadá. Pero con un programa de 80 partidos y 48 seleccionados participantes. Un récord de la maquinaria rentística de la FIFA que sigue ampliando los márgenes de su poderío planetario. El ídolo de perfil bajo que cumplirá 36 años el 24 de este mes, habría sido tentado para jugar en el Inter de Miami con una porción de lo que se recaude a futuro del paquete de streaming de la MLS en Apple TV+, que tiene los derechos por los próximos diez años.
Los dueños de la franquicia, Jorge y José Mas Canosa, se quedaron con el paquete mayoritario en septiembre de 2021. Se lo compraron al empresario boliviano Marcelo Claure y al japonés Masayoshi Son, que sumaban juntos el 48% de las acciones. Su objetivo era contratar a Messi antes de 2025 y se anticiparon dos años. Les resta construir un estadio con mayor aforo que ya fue aprobado y se llamará Miami Freedom Park o como se lo rebautizó: la Casa de Messi. Mientras tanto el equipo está obligado a seguir usando el actual DRV PNK Stadium.
Los hermanos propietarios del Inter son hijos de Jorge Mas Canosa, el ideólogo de la Fundación Nacional Cubano-Americana (National Cuban-American Foundation) nacida en 1981 y que financió, entre otros, los atentados contra hoteles internacionales en La Habana de 1997.
Las bombas fueron colocadas en el Copacabana, Capri, Meliá Cohiba y el histórico Hotel Nacional. Un turista italiano de 32 años, Fabio Di Celmo, murió en la cadena de atentados. Otros once turistas quedaron heridos. Desde la organización de Mas Canosa padre se estimuló el raid criminal que reivindicó uno de sus autores, el terrorista cubano Luis Posada Carriles, un agente de la CIA que murió libre en EEUU a los 90 años.
El apellido de esta familia está vinculado al lobby cubano contra la isla, un país soberano que ha sido sometido al bloqueo más prolongado de la historia contemporánea por EEUU. Miami es el centro de reunión de poderosos intereses que han sido determinantes para que el Congreso estadounidense votara una tras otra leyes extraterritoriales con alcance mundial.
El padre de los dueños del Inter y furioso anticomunista, participó inclusive de la invasión a Playa Girón en 1961. Con los años se transformó en empresario gracias a MasTec, una compañía de telecomunicaciones que pasó de cavar zanjas y tender cables a ser un emporio familiar.
Mas Canosa multiplicó su fortuna después de que el huracán Andrew destrozara buena parte del sur de la Florida en 1992, cuando la SA tomó fuerte impulso con la reconstrucción. Con el tiempo empezó a fabricar sistemas de distribución de petróleo y gas, de transmisión de electricidad y megasistemas de comunicaciones inalámbricas.
Los herederos de ese grupo hispano tuvieron serios problemas con el fisco español por el desguace de la compañía Sintel que Telefónica le había vendido a Jorge Mas Canosa en 1996. Al año siguiente falleció y sus hijos quedaron al frente de la empresa. Junto a sus socios tuvieron que pagar 35 millones de euros al personal y acreedores de la fundida Sintel, que había dejado unas 3 mil personas damnificadas. En 2007, Jorge, el mayor de los hermanos y presidente de la sociedad, acusó a Telefónica y a los sindicatos de haber arruinado su emprendimiento. Seis años después, cuando abonó aquella indemnización, quedó probado que era todo lo contrario.
En la soleada Miami que Messi espera encontrar una vida apacible y un fútbol con menores exigencias, la historia política y comercial de la familia Mas Canosa explica hasta dónde llega su influencia. El Inter donde jugará el mejor futbolista del mundo es apenas una vitrina para sus negocios.