México: el T-MEC y la dependencia estructural
Con la llegada de Trump a la Presidencia Imperial de EEUU, el (neo)-proteccionismo que impulsó para reposicionar a su país supuestamente como el primer hegemón imperialista dominante del orbe entre las grandes potencias, eligió, entre otros, el TLCAN como uno de sus primeros francos de ataque, porque lo consideró como un instrumento “pernicioso” para su país-imperio, por lo que amenazó con abandonarlo si no se reestructuraba y modificaba en función de sus intereses geo-estratégicos, a lo que obviamente terminaron por ceder sus otros dos “socios” comerciales: México y Canadá. Sobre todo el primero que aceptó el Acuerdo tal y como lo indicó el presidente norteamericano. Es en este contexto de presiones y chantajes de Washington que se comenzó a negociar el nuevo T-MEC desde el anterior gobierno francamente neoliberal de Peña Nieto y que continuó con el actual de López Obrador en la misma tónica de la política norteamericana.