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Mundo :: 04/05/2004

Mordechai Vanunu: La implacable persecución de un señor amante de la paz

Un Mundo que ganar
26 de abril de 2004. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar.

Mordechai Vanunu, uno de los más conocidos presos políticos del mundo quedó en libertad el 21 de abril, con la cabeza en alto y no arrepentido, tras pasar 18 años en el penal Shikma en Ashkelon, Israel. Sus denuncias del programa de armas nucleares israelí en 1986 electrizaron al mundo. Se habían librado dos guerras grandes en el Medio Oriente en 1967 y 1973 y se rivalizaban agudamente los bloques de guerra de los Estados Unidos y la Unión Soviético, sobre todo después de que se emprendió la "Guerra de las Galaxias" de Ronald Reagan para darle al primero una capacidad nuclear ofensiva. Las protestas contra las armas nucleares con frecuencia contaban con cientos de miles de personas. El joven técnico israelí, que se preocupaba fuertemente acerca de qué hacer para detener la proliferación nuclear, soltó el equivalente político de una bomba en medio de este ambiente: entregó pruebas al diario británico Sunday Times de que Israel había desarrollado un gran arsenal nuclear.

De un lado, lo que hizo Vanunu no debió haber causado mucha sorpresa, pues, pese a que Israel juró nunca introducir armas nucleares en el Medio Oriente, para 1986 era del dominio público que eso es precisamente lo que Israel hacía y que los imperialistas apoyaban la iniciativa. De otro lado, ni Israel ni los Estados Unidos estaba dispuesto a admitirlo abiertamente, por buenas razones. Tal vez el Medio Oriente era donde más probabilidades había de hostilidades en una escala que pudiera haber llevado al uso de tales armas. Pero, los Estados Unidos ya había asegurado que Israel tuviera un arsenal de armas no nucleares suficientemente grande como para vencer a los ejércitos de sus vecinos, tal como hizo dos veces en los años anteriores. ¿Por qué correr el horrible riesgo potencial de dejar que Israel desarrollara armas nucleares?

Al armar a Israel con armas nucleares e impedir que los Estados árabes de la región desarrollaran programas que tuvieran la mínima posibilidad de producir "armas de destrucción masiva", los Estados Unidos enviaba un mensaje escalofriante a los gobiernos árabes (y a los imperialistas soviéticos rivales): que no toleraría que ningún país intentara destruir a su principal policía regional, sin importar el número de muertos y sin importar el peligro al mundo, incluso un Apocalipsis nuclear. Los yanquis blandían el peligro de nubes hongos para remachar su "derecho" a dominar sin rival a esta región estratégica, y funcionó. El desarrollo del arsenal nuclear israelí coincidió con un importante cambio de las relaciones de poder entre los Estados reaccionarios mesoorientales que favoreció a los Estados Unidos.

Pero Israel ha desarrollado su programa nuclear de modo que, si bien la amenaza nuclear era inconfundible para sus rivales, no admitía abiertamente que tenía armas nucleares. Aplicaba una política de "ambigüedad nuclear" o "ambigüedad constructiva", es decir, engañar al nivel nuclear. Así, en gran parte, Israel trataba de no enfurecer a la opinión pública mundial amenazando con usar armas nucleares. Las denuncias de Vanunu hicieron pedazos esa política.

Las denuncias dieron un fuerte golpe al gobierno israelí, entonces encabezado por Simón Peres, el primer ministro del Partido Laborista. Tal partido llevaba años presentándose como el partido de la racionalidad, paz y negociaciones, pero tuvo una responsabilidad directa en el programa nuclear. El gobierno, enfurecido, puso en marcha un complot de la policía secreta, Mossad, para atraerlo a Roma mediante engaños y ahí drogarlo, secuestrarlo y llevarlo en barco a Israel. En un proceso secreto, lo condenaron de espionaje y traición.

Las denuncias también golpearon a la imagen del imperialismo estadounidense en el Medio Oriente, de dar un "trato parejo" a todos los países. Por ejemplo, daba a entender que no sabía que Israel estaba violando su propia política de mantener la región libre de armas nucleares. Las denuncias revelaron que Israel tenía suficiente plutonio para producir de 100 a 200 armas nucleares y que ya tenía 35 en su arsenal, o sea, la sexta potencia nuclear del mundo.

Avner Cohen, un reconocido experto sobre el programa nuclear israelí, calcula que hoy, Israel es "un Estado con armas nucleares avanzadas", con hasta 130 ojivas y una infraestructura más parecida a la de Inglaterra o Francia, que a la de la India o Pakistán, hecho que muestra los criterios de doble faz angloyanquis: ¡libran una cruenta guerra contra el gobierno de Saddam Hussein diciendo que éste tiene armas de destrucción masiva, que resulta que no existen, pero Israel viola la declarada política exterior angloyanqui de mantener al Medio Oriente libre de armas nucleares y ha acumulado un enorme arsenal que efectivamente existe!

Ante esta contradicción, los voceros del imperialismo sostienen que al menos las armas están en manos de líderes "responsables". Veamos los antecedentes. Dejando de lado las guerras de 1967 y 1973, desde entonces Israel ha bombardeado a Irak, Siria y Argelia y ha invadido dos veces al Líbano y ocupado grandes partes de él, ni hablar de ocupar Cisjordania y Gaza en flagrante violación del derecho internacional, la opinión pública y diversas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Se niega a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear, a permitir inspecciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica, y a firmar la Convención de Armas Biológicas y Tóxicas. Se piensa que tiene en activo grandes programas de armas químicas y armas biológicas. Ningún país mesooriental ha cometido tantos actos de agresión contra sus vecinos y en violación del derecho y tratados internacionales.

Los imperialistas estadounidenses, desde antes de Clinton hasta Bush chico, han apoyado al programa nuclear israelí precisamente debido a los antecedentes de agresión. Pese al ocasional distanciamiento oficial yanqui de la política israelí, Israel recibe muchísima ayuda en momentos estratégicos porque es el perro guardián yanqui en una de las regiones más estratégicas del mundo.

Vanunu pisó este campo de minas por un deseo propio de paz y desarme nuclear mundial y pagó un altísimo precio. Israel y sus amos se jactan constantemente de que ése es la única democracia auténtica en el Medio Oriente e incluso el Sunday Times, humillado por el secuestro de Vanunu, pidió que Israel le diera mejor trato para que no se manchara la imagen democrática "de la cual Israel se enorgullece con razón", de ser el "único país" de la región "en que rige el Estado de derecho". No obstante, el trato que recibió Vanunu muestra la naturaleza del sistema jurídico israelí, incluso para "uno de los suyos". Tras el secuestro y proceso secreto, para volverlo loco lo mantuvieron en aislamiento más de 11 años. En los primeros tres años, mantuvieron la celda iluminada día y noche. Tal trato brutal y sádico, objeto de denuncia en todo el mundo, lo defienden de rutina los tribunales israelíes.

Muchos partidarios dudaban si Vanunu pudiera soportar tal trato. Pero, salió aún desafiante: "A todos los que me llaman traidor, les digo: Estoy orgulloso. Estoy orgulloso y feliz de lo que hice". El gobierno sigue vigilándolo ya en libertad. No le permite que salga del país, ni que se reúna con periodistas ni extranjeros, ni que deje la ciudad o casa sin previamente notificar a las autoridades. Todo el orden establecido israelí, incluido Simón Peres, lo ha denunciado por "traidor". Los voceros oficiales dicen que Vanunu aún tiene secretos que podrían perjudicar a Israel, un argumento absurdo, dado los avances tecnológicos en los últimos 18 años, que tiene el claro propósito de justificar a los potenciales asesinos. Los servicios de seguridad israelíes filtraron informes que pintan a Vanunu como antijudío y que azuzan a la opinión pública en el país; el ministro de Justicia israelí dijo que Vanunu no contaría con protección del gobierno; y después los servicios de seguridad divulgaron la dirección de su casa segura. Como si no bastara esa invitación a los extremistas de derecha a asesinarlo, los medios informativos israelíes hasta organizaron encuestas sobre qué hacer con él; una de las opciones era: "Matarlo".

Vanunu no es un extremista revolucionario. Salió del penal cantando el himno norteamericano de derechos civiles, "We shall overcome" (Venceremos), mientras soltaban 18 palomas blancas, una para cada año preso. Ha dicho que su intención no fue perjudicar al Estado israelí sino servir a la paz mundial. Por inocentes que fueran, estas intenciones colocaron a este técnico amante de la paz en contra de los defensores principales del orden estadounidense en una parte estratégica del mundo y éstos hicieron todo que pudieran para quebrarlo. Vanunu nunca abandonó sus principios. Desde la celda, escribió a un partidario sobre el primer año preso, que decía era el más difícil: "Sentía en una parte de la mente que no podía vivir así, pero un ser humano es un "animal" que puede aprender a vivir y sobrevivir a seguir adelante y no claudicar al poder corrupto. Ése es mi camino". Al quedarse en libertad, declaró con desafío que continuará oponiéndose a los "arsenales nucleares de las democracias del mundo" y: "Soy un símbolo de la voluntad de la libertad. Ustedes no pueden quebrar el espíritu humano".

 

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