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Chile :: 22/02/2005

Municipalismo: una alternativa libertaria (Carles Sanz, distribuye Hommodolars )

Colaboradores Anónimos Hommodolars
El menor peso que tiene en estos momentos el movimiento obrero y sindicalista en la sociedad, así como la desigual incidencia de los ideales que representa, desvían la atención y la reflexión hacia otras perspectivas intentando dotar, en nuestro caso al movimiento libertario, de un nuevo marco reivindicativo.

El menor peso que tiene en estos momentos el movimiento obrero y sindicalista en la sociedad, así como la desigual incidencia de los ideales que representa, desvían la atención y la reflexión hacia otras perspectivas intentando dotar, en nuestro caso al movimiento libertario, de un nuevo marco reivindicativo.
El pensamiento de Murray Bookchin con su filosofia de la "ecologia social" ha aglutinado a su alrededor a grupos y sectores a favor y en contra. La evolución de Bookchin con su propuesta de participación libertaria en la vida y en la administración municipal hacia lo que denomina "municipalismo libertario", entendida esta como dimensión política de la ecologia social, ha creado expectativas en ciertos sectores del ambito libertario.

Es evidente que las ideas de Murray no son nuevas (1), también es cierto que sus reflexiones parten de la observación de una sociedad, la estadounidense, bien diferente a la europea. La no evolución del movimiento ecologista en EEUU llevó a Bookchin a radicalizar dicho movimiento hacia posturas libertarias y de participación abierta en la municipalidad. Según Frank Mintz es posiblemente en EEUU "donde haya más iniciativa municipal y menos controles desde arriba"(2).

A pesar del evidente respeto que se tiene hacia la figura de Bookchin lo cierto es que sus ideas en ese sentido no penetran entre nosotros hasta hace 4 o 5 años, sobretodo a partir de la edición de su libro "Democracia Directa" en octubre de 1993. La determinación, no finalista, de la tesis de Murray en un municipio anticapitalista que desemboca en la participación política, ha hecho tomar postura a diferentes grupos y sectores del movimiento libertario en un sentido u en otro.

La edición en 1998 por Janet Biehl de "Las políticas de la ecología social. Municipalismo libertario" (3) ha sido probablemente, sin desmerecer la importancia de otros trabajos anteriores, el libro que más ha contribuido a difundir las ideas de Bookchin en nuestro pais, conjuntamente con los dossiers elaborados por la revista Polémica de Barcelona en 1996 y 1999 (4).

Entrando a fondo a la hora de analizar las ideas de Murray, lo primero sería preguntarnos qué es y qué entiende él por "municipalismo libertario", Biehl nos lo resume de esta manera:
"Es una nueva política basada en la recuperación de las asambleas populares y la democracia directa a los niveles municipal, de vecindad o de barrio. Para evitar el peligro de que ello conduzca a un provincianismo en las ciudades, ha propuesto un confederalismo cívico según el cual una sociedad descentralizada se confedera por oposición a un Estado-nación centralista. Demanda también una economía municipalizada, por oposición al actual sistema capitalista de propiedad y jerarquía, a la economía nacionalizada propugnada por el socialismo marxista, y a la propiedad y dirección de la industria por parte de los trabajadores, por la que abogan los sindicalistas" (5).

Es decir, que lo que propone Bookchin es la organización del movimiento libertario como fuerza política para actuar en el ámbito territorial del municipio, entendiendo por municipalidad:
"...territorio de tamaño suficiente para poner en funcionamiento las asambleas populares y que debe ser resultado de la descentralización en los municipios mayores mientras que puede coincidir con el propio municipio en los más pequeños" (6).

Todo y que su propuesta de presentación a las elecciones municipales incide en que los objetivos son únicamente de "cambiar al final la carta municipal y crear asambleas de ciudadanos con plenos poderes a expensas del Estado" y de que "los candidatos acuden a las elecciones no como individuos, sino como portavoces de las ideas contenidas en el programa del grupo"(7), desde unos principios y una ética libertaria/anarquista no podemos aceptar una práctica contraria a una forma de pensar y actuar y ante lo cual oponemos la representatividad de la asamblea tal y como preconiza el ideal del "municipio libre". Murray sabe que los libertarios rechazarán, en general, esta propuesta, por eso incide en no ir más allá de las municipales y nos recuerda las tradiciones éticas de la ciudadania (paideia), y de crear una esfera pública desde donde transmitirlas, es decir, de que "el movimiento ofrezca un programa electoral opuesto a la urbanización y al Estado-nación, un ideal ético...que nos lleve a una transformación tanto moral como material..."(8).

La base en que Bookchin desarrolla su teoria se apoya en que la esencia política de la tendencia comunalista no ha sido suficientemente articulada en los textos anarquistas, este vacio es el que él se propone cubrir con el municipalismo libertario:
"En el seno de anarquismo siempre han convivido tendencias comunalistas con variantes individualistas y culturales. El comunalismo propone el ideal de descentralizadas, sin Estado y dirigidas colectivamente: en esencia municipalidades confederadas. La orientación de esta tendencia comunalista ha sido durante mucho tiempo municipalista, y puede ser recogida en los escritos de Bakunin y Kropotkin. Bakunin, por ejemplo, comprendió que los ayuntamientos son básicos para la vida política de las personas..." (9).

El "municipio libre" es uno de los componentes que se encuentran en la base del ideal anarquista. No solo Kropotkin o Bakunin hablaron de la importancia del municipalismo, los primeros internacionalistas españoles ya trataron el tema, pero quizá sea Felipe Alaiz quien más ha profundizado en las raices españolas en su obra "Hacia una Federación de Autonomias Ibéricas"(10). Alaiz, al hilo de lo que sería la propuesta de elecciones de Murray, en el siguiente texto, nos recuerda la diferencia entre votar concejales o votar plebiscitariamente:
"El movimiento obrero empleaba alguna vez la palabra política. La empleaba precisamente para referirse al Municipio como convivencia normal de vecindad. El Estado es una abstracción, el Municipio una realidad. El Estado tiene definición doctrinal. Hay Estado socialista, Estado presidencialista, Estado total, Estado democrático no presidencialista. El Municipio tiene un sentido indestructible de común de vecinos. Todo lo que en él se ventila y acuerda se refiere a servicios públicos.....

Sobre cualquiera (de esos servicios) todos los vecinos opinan. Pero la estructura centralista de la Administración les obliga a opinar únicamente con el voto. El voto es una profesión de fe en un partido. Como existen diversos partidos, todos ellos antagónicos, las elecciones dividen al vecindario. ¿Propone el Municipio la apertura de calles saneadas mediante el plebiscito?. No. El voto del vecindario respecto a higiene pública estaría todo él con los higienistas, con los técnicos sanitarios. No habría división. Como la hay y a muerte es pidiendo votos a porfía los partidos, no para tener piscinas y parques, sino para tener concejales.

Esto es antidemocrático. La democracia pura y la aplicada se relacionan esencialmente con la gestión directa de los asuntos públicos por parte de todos plebiscito- y no con la representación de los partidos -sufragio-. El vecindario no es un mosaico de partidos, como lo es el Municipio oficial. Un buen servicio de aguas.... interesa al vecindario en general. A los partidos interesa tan solo como programa electoral y a las empresas como negocio. Ganadas las elecciones, no se acuerdan los concejales del problema del agua...

El municipalismo sufragista no ha resuelto el problema del suministro del agua. Los banqueros lo han resuelto pésimamente al intervenir como negociantes en un servicio público cuya gestión compete directamente al vecindario y a la Sanidad, no a los banqueros. La democracia de sufragio es, pues, una oposición a la democracia plebiscitaria...Democracia es paz y no lucha de opiniones por intervención de partidos de apelativo democrático o no en el sufragio. La verdadera democracia es funcional. Democracia es votar plebiscitariamente un servicio público y no un concejal que intervenga como gestor de todos los servicios públicos" (11).

Las experiencias autogestionarias y de libertades locales de 1936 a 1939 fueron analizados por Alaiz, en textos que van desde la época romana, la Comuna de Paris, los cantones Suizos, etc..hasta pasar por pensadores como Joaquin Costa y por supuesto en las propias Asambleas de Militantes en el periodo revolucionario, y concretamente las de la Comarcal Aragonesa de Monzón. De estos últimos reproducimos el siguiente texto que nos ilustra y explica sobre lo que entendian entonces ellos por Municipio Libre:
"...Se entiende por Municipio Libre, el independiente del Estado por completo, formado por todos los vecinos para resolver sobre los valores humanos como tales y no unicamente considerado el hombre como productor o como consumidor: ENSEÑANZA, BIBLIOTECA, PROPAGANDA CULTURAL, LIBERTAD DE REUNIóN, DE CONCIENCIA, DE ASOCIACIóN, DE IMPRENTA, ETC...

Todo esto es natural que corresponda al Municipio Libre, así como lo que se relaciona con la vida vecinal, sus mejoras y la relación entre otros Municipios hasta constituir todos ellos por pacto y federación, una Federación Nacional para entender en asuntos vitales: Comunicaciones, Relaciones, etc...
Para la producción está la Colectividad o Cooperativa productora.

Para la distribución la Cooperativa de consumidores.
Para lo imponderable: El Municipio, pero ajeno al Estado, con sus técnicos y administradores, contables, etc.. Pero sin concejales. Todos como delegados nombrados para función concreta y voto específico, es decir, de obras y mejoras no de personas como antes.

Puede haber delegados como los había en los Sindicatos; y en este caso, personas, pero competentes. Por ejemplo: Se elije un maestro para enseñar. Pero la administración de la escuela, su edificación y régimen compete al Municipio Libre.
El Municipio Libre no se forma con miembros de partido, sino con delegados directos votados en Asamblea vecinal abierta por todos sin distinción.

El Municipio Libre tiene autonomia completa natural (no otorgada por ninguna ley) para entender en sus problemas propios y para federarse con otros respecto a los fines que tengan todos por conveniente.

El Municipio se federa con otros; la Comarcal a su vez con otras y las Regiones a su vez entre si, siempre por pacto federal deliberado y aprobado por las respectivas Asambleas" (12).
Respecto al tan maniqueado tema de la soberania asamblearia, cuando hablamos de Asamblea abierta de vecinos o de "foros de discusión de barrio", como la define Bookchin, no hay más remedio que comentar y abordar lo de las mayorias/minorias enfrentadas. Este tema que fue abordado por Ricardo Mella en "La ley del número" (13) también fue comentado por Alaiz respecto al Municipio Libre:
"Si en una localidad hay seis habitantes enemigos de la libertad de conciencia y dos mil partidarios de la misma libertad de conciencia, los seis negadores de libertad de conciencia no son minoria ni los dos mil mayoria, y los dos mil han de ser absurdamente incapaces de todo avance ni no convencen al pequeño resto. Si hay dos mil partidarios en una localidad a término de construir un camino útil de servicio general y doce que no lo son, la coacción moral de los que quieren el camino util para todos vence a los adversarios cuando los convence. El convencimiento es indefectiblemente seguro.
Así pues, el sufragio personal queda transformado en determinación sobre cosas de utilidad común, tanto de indole material como moral y concretamente especificadas en cada caso" (14).

El confederalismo, tema abordado por Bookchin, tiene su base en el federalismo libre donde diferentes entidades se asocian o unen para formar un conjunto mayor, al contrario que las organizaciones políticas o institucionales, mantienen su libertad e identidad, incluso las entidades más pequeñas no se disuelven en ella o desaparecen. Estos principios, que también fueron tratados por Isaac Puente, quedan bastante bien reflejados en los planteamientos sobre "municipalismo libertario":
"...los delegados, que no son representantes, actuan y son nombrados por la asamblea municipal y las funciones de un futuro Consejo Confederal serían puramente administrativas y de coordinación, llevando a cabo las políticas que las municipalidades hubieran adoptado" (15).

A continuación transcribimos a modo de ejemplo algunos de los Acuerdos articulados que sirvieron de base durante la revolución española en las colectividades de Aragón para el funcionamiento del municipio libre. No se trata de dar normas sino de que aquellas experiencias nos puedan servir de ejemplo, debate y reflexión. Habría que tener en cuenta la fecha y en el contexto en que fueron acordados, eso sí, dentro de la fuerte tradicion constructiva comunalista del movimiento libertario.

Acuerdos y continuacion del texto en: Continuacion del texto en Kolectivo Contra Informacion Hommodolars, ensayos, libros para bajar, etc

 

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