Murió Gal Costa, voz emblemática de la Música Popular Brasileña y contra la Dictadura
La cantante bahiana Gal Costa, una de las voces más emblemáticas de la música brasileña, que conquistó el mundo con canciones como “Baby”, “Vapor Barato” y “Meu Nome é Gal”, murió este miércoles por la mañana. Conocida como la Musa del Tropicalismo, pasó por una cirugía reciente para la extirpación de un nódulo en la nariz que le hizo suspender la gira que le iba a llevar a Europa en la recta final de este año. Por el momento no se informaron las causas de su fallecimiento.
Durante cinco décadas brilló con su música basada en la samba y la bossa nova, entre otros géneros. Fue «una de las más grandes cantantes del mundo. Su talento, técnica y osadía enriqueciron y renovaron nuestra cultura, marcó la vida de millones de brasileños«, dijo el presidente electo Lula da Silva, al expresar sus condolencias.
Discretísima en su vida privada, ha sido radicalmente revolucionaria en los escenarios, desafiando la censura de los militares cuando Caetano, Gilberto Gil y Chico Buarque amargaban el exilio. Y no desafiaba solamente con sus canciones, sino también con su actitud, su osadía, bajo las luces de los teatros.
Parte de un Olimpo generacional y creativo de la canción que también integran Caetano Veloso, Gilberto Gil y María Bethania, entre las más relevantes presencias, ese elenco logró consolidar una obra novedosa y genial que de las partituras a los instrumentos estalló en sus voces y fue defendida con los cuerpos. Se trató de un colectivo estético que puso en acto un cancionero propio y diverso que continuó regenerándose en contra -y muy a pesar- de las dictaduras militares que asolaban a Brasil y a gran parte del continente.
La voz del tropicalismo
Nacida en Salvador de Bahía como Maria da Graça Costa Penna Burgos, Costa es la autora de un nutrido repertorio basado en el samba, la bossa nova y las canciones románticas. Compartió escenarios y grabaciones con los más destacados artistas brasileños.
Cuando Mariah Costa Pena quedó embarazada de Gal, a principios de 1945, en su casa de Salvador de Bahía, ponía música clásica no sólo para deleitarse ella en el momento del embarazo sino también para sembrar una influencia en el bebé que crecía en su panza. Lo dijo alguna vez: tenía la intención expresa de crear una fuerte motivación musical en su hija.
Tenía diez años cuando conoció a Sandra y Dedé (Andreia) Gadelha, las futuras esposas de los compositores Gilberto Gil y Caetano Veloso. A los catorce escucha por primera vez a João Gilberto cantando “Chega de saudade” de Tom Jobim y Vinícius de Moraes. Uno puede imaginarla con las orejas bien abiertas dejándose poseer por esa música nueva, eso que necesitaba para comenzar a ser todo lo que quería ser.
Fue una de las máximas exponentes del movimiento tropicalista brasileño, al que también pertenecen históricos como Caetano Veloso, Gilberto Gil y Maria Bethania. Tenía poco más de 20 años cuando participó en el álbum «Tropicália: ou Panis et Circensis», piedra fundamental del movimiento. Desde entonces, su voz se volvió cada vez más popular con canciones como «Modinha para Gabriela», «Folhetim» de Chico Buarque y «Paula e Bebeto» de Milton Nascimento y Caetano.
Folhetim
Paula e Bebeto
Corría el año 1966 cuando participó en el Primer Festival Internacional de la Canción en Benidorm (España). Allí interpretó la canción “Minha senhora” de Gilberto Gil y Torquato Neto. Al año siguiente lanzó el primer LP, Domingo, realizado junto a su compañero, también debutante, Caetano Veloso. Lo publicó el sello Philips, que más tarde se convirtió en Polygram (hoy Universal Music). En este álbum el hit fue la canción “Coração vagabundo” de Caetano.
Desde entonces todo fue hacia arriba. Poco a poco se convirtió en un ícono musical, en la mujer de la voz suave, inmaculada, afinada, perfecta, preciosa. Y también la voz feminista, que criticaba a la industria discográfica y desafiaba a la dictadura militar.
En los últimos meses debió cancelar presentaciones por su estado de salud luego de ser sometida a cirugía para retirar un nódulo en la fosa nasal derecha. También estaba preparando una serie de conciertos por Europa que debió cancelar.
«Hoy veo todo lo que hice en el pasado, exponiendo el cuerpo, las piernas, metiéndome con todo lo que estaba prohibido en las cabezas de la gente, por la dictadura. Lo hice con espontaneidad. Fui espontáneamente libre», reflexionó un año y medio atrás durante un reportaje con el diario El País, de España.
Gal Costa y la dictadura brasileña
En ese abanico artístico capaz de abrevar en el samba y el bossa nova sin renunciar a otras expresiones, Gal fue una voz estupenda pero también un emblema de mujer capaz de exhibir las que en su tiempo se presentaron como «las piernas más bellas del mundo«, no ya como atributo físico sino como un reto al poder instituido.
Desde ese cuerpo en acción, la artista bahiana nacida el 26 de septiembre de 1945 fue una intérprete que usó el escenario como hábitat, como bandera y como manifiesto para combatir con un solo gesto la censura y la pacatería, actitud que continuó durante los gobierno neoliberales.Con una presencia inigualable y una voz única, Costa es banda sonora de la historia de Brasil y forma parte de una generación única que fundió los pilares de la Música Popular Brasileña (MPB) con las ideas de izquierda.
Desarrolló su carrera musical durante más de 50 años y enfrentó el conservadurismo de la dictadura militar (1964-1985). En un país amordazado por el régimen, Costa usó su voz para romper moldes, mientras que Gil y Veloso se veían obligados al exilio.