Norman Briski escribió una obra sobre la toma de Guernica
Es de títeres y está dirigida a los chicos. Rep hizo las ilustraciones. El dramaturgo y director busca algún grupo que quiera hacerla en el predio. El texto cruza la "historicidad" de la localidad con el conflicto actual.
En continuidad con sus experiencias teatrales en villas y fábricas, Norman Briski escribió una obra de títeres sobre la toma de Guernica, la más grande y emblemática de la provincia de Buenos Aires. Luego le sugirió a Rep que ilustrara a los personajes. Es una obra sobre y para la toma, porque el propósito es que alguna compañía recoja el guante y la haga en el predio de 100 hectáreas del partido de Presidente Perón, donde, según las organizaciones sociales que acompañan la lucha, hay instaladas 2500 familias.
El texto está pensado para uno de los grupos más vulnerables de la toma: les niñes. Llevarlo al lugar es un objetivo de Briski y del frente cultural Che Adelita, del cual es miembro. La última resolución de la Justicia ratificó el desalojo. Simplemente lo postergó para el 1º de octubre tras los pedidos de los abogados de las familias, organismos de derechos humanos y el gobierno bonaerense.
El texto, titulado La propiedad es la maldición de la hermandad, puede leerse aquí . Conecta la "historicidad" de la localidad del tercer cordón del conurbano bonaerense -otrora territorio de querandíes- con el conflicto actual. La tesis de la obra es que quienes ahora están viviendo allí en precarias casillas encarnan el espíritu de aquellos que fueron echados y masacrados. Son "hijos de los querandíes".
"No es una toma. Ellos no son ocupas. Son los rajados de todos lados, por falta de trabajo, porque no pueden pagar el alquiler, porque su familia se ha desarticulado en base a la pobreza. Van a parar ahí, a un lugar que ya fue expropiado, por Sarmiento, Roca, todos. Están, sin querer, volviendo a estar en el lugar en el que estaban", resume el autor, que fue uno de los oradores de la conferencia de prensa que brindaron el martes en el Obelisco las organizaciones y partidos de izquierda que acompañan el reclamo.
El espectáculo contaría con la voz en off de un querandí. Al comenzar, la vizcacha es la encargada de repasar la historia del lugar. "Esto que se llama Guernica, se lo puso una Matilde tal y hasta el apellido no lo voy a olvidar. Díaz Vélez, y su abuelo Eustaquio era general. Rajó a los indios que estaban acá. Le puso Guernica por la madre española que la parió". Como la zona está vinculada a los antiguos curatos de la de San Vicente, otro personaje es un cura. Hay un policía que tortura pero pide aumento salarial y un comisario que defiende los intereses de un barrio privado -en la vida real, una firma inmobiliaria es la principal demandante del terreno: proyecta construir allí un club & country-. "Juana con bebé" representa a las familias de la toma y sólo busca un lugar para vivir. El resto de los personajes son: ojos y estrellas, cuatro grillos cantores que entonan una "chacarera de los sin techo" y un dron.
-¿Qué es lo que te convoca de la toma de Guernica?
-Tengo vivencias claras de sentir lo que les está pasando, una identificación muy seria, me siento muy muy próximo. Es muy probable que sea por ser hijo de la segunda guerra mundial o exiliado. Por toda la experiencia de estar cerca de mi gente, que está muy desposeída. Me pregunto cómo puede ser que en este país lleno de tierras y comida haya gente que está desolada buscando un lugar al que le permiten solamente entrar con un plástico. No pueden entrar con materiales de construcción. Les dicen a los almacenes de los alrededores que no les vendan agua. Es muy cruel. Los antecedentes del peronismo siempre estuvieron cerca de los reclamos de los trabajadores. Hay un concepto de derecha, directamente, de que son ladrones, delincuentes, de mala vida. Nada que ver. Yo los conozco. Tienen una capacidad de entender su situación y la social con mucho alcance. No son para nada dormidos. La ocupación misma significa energía revolucionaria.
-Porque "la propiedad privada es el virus", dice la obra.
-Sí. Y los que están en contra son los barrios privados que están alrededor.
-Ese es uno de los factores por los cuales esta toma es emblemática. Condensa muchos sentidos que la obra expresa.
-Escuché bastante. Y pense en de quién era esa tierra, en su historicidad. Después vienen los Díaz Vélez, o Sarmiento que es un enorme enemigo de los pueblos originarios. ¿Por qué un pueblo de Córdoba se llama James Craik? Tenían nombres indios esos lugares. Los cambiaron y civilizaron. Hubo un genocidio. Ahí estaban los querandíes. Cuando tuvimos la reunión con la gente de Guernica, había dos chicas jovencitas, las dos de pueblos originarios. A los querandíes los echaron en 1830 y ahora están volviendo. Les ves la facha y son los que estuvieron.
-El final de la obra sugiere que se podrían quedar ahí.
-Es muy difícil saber qué va a pasar. Las reuniones (con las autoridades) terminan en que: les dan cuatro de las tantas hectáreas o en que a algunos los van a colocar en Misiones y con los otros "vamos a ver". Se termina negociando para desparramar la insurrección. La llama ardiente de la justicia.
Dividen para reinar, lo saben hacer muy bien. Pero los que están dentro de la toma también lo saben muy bien. Hay una alianza, digo esto como novedad, una unidad muy seria de las agrupaciones que quieren defender esa causa.
Una unidad que aparece en la Argentina cuando los montoneros y los erpios se hacen amigos. Una experiencia como esa hizo que nos pudiésemos sentar, recordar, discutir qué hacer. No hay duda de que gobernar es muy difícil, pero no hay duda de que vivir en esas condiciones es un espanto. Es una obra de Valle Inclán.
-¿Por qué escribiste una obra para niños?
-Los chicos están contentos ahí con los otros chicos, jugando. Hay que darles lo que uno puede tener como artesanía. Yo hice títeres con el Grupo Octubre (fundado por él en 1969). Me pareció que el mejor regalo, aporte, devolución, trueque, lo que sea, era hacer esto que todavía hay que hacer. Necesito un grupo que se anime a ensayar y querer ir. No he buscado tanto. Lo presento a ver quién se entusiasma. Che Adelita tiene ganas de buscar las estéticas que correspondan a este tiempo. No es fácil.
-¿Por qué cuesta tanto encontrar al arte en las luchas? ¿Por qué se suele encriptar en sí mismo?
-Casi nunca está. ¿Por qué se tiene tan buena opinión del arte? Pareciera que no es la política. El arte y la política están súper aliados. Según quién está dominando, así será la cultura que produce. Puede haber reductos por ahí. La historia del arte está ligada al poder, no a los pueblos. Da Vinci no escribió para la gente sino para el Papa; pintó y le pagaban. Por hacer el Guernica Picasso cobró. Es un pueblo destruido, bombardeado. No quedó nadie. La cultura no rescata eso. Picasso lo rescata en su cuadro. Entonces, Guernica no es Guernica: es un hecho estético.
-¿Qué significado das a las tomas en este contexto?
-Estamos en una situación inédita en la que hay fuerzas (como en Chile o Colombia) que buscan emanciparse, recobrar libertades. Sus luchas son significativas pero no suficientes. Lo que estaría faltando es la alianza con lo que se aburguesó, con los partidos políticos. No se puede creer la distorsión que se produce por tener el conocimiento de estar en el poder, la idea de que para sostener una sociedad la única solución es el capitalismo. No hay ninguna alusión a la insuficiencia de la democracia. Con Trump en el poder ni siquiera hay un alto rechazo al imperialismo, porque resuelve el problema económico.
Novedosamente, aparece una alianza de maneras de pensar sociedades nuevas, que están con ganas de ser solidarias como bandera y no con la bandera para ser solidarias.
*Los grupos interesados en hacer la obra pueden escribir a prensacaliban@gmail.com. Texto de la obra aquí.
La inercia
Briski odia el teatro virtual. Odia las clases virtuales, aunque dio cuatro en todos estos meses. La solución que halló en este inédito momento de parálisis teatral fue volcarse al cine. Transformó la última obra que escribió -antes de la pandemia- en una película que está filmando en su sala Calibán y en la calle. 981 trata sobre la inercia: "Estamos muy inmersos en la inercia. Es un temazo. No se puede vivir sin inercia y a la vez pospone todo. Tenemos inercia histórica, inercias amorosas. La del cristianismo, el automóvil, la materia". La experiencia de filmar una obra le resulta un "juego nuevo, divertido, con capacidad mágica". Para él, "el teatro tiene la grandeza del vínculo; el cine la de lo que podés haber soñado, imaginado o deseado".
Página 12