'Operación Oro': el frustrado plan para replicar el caos de Siria en Venezuela

El ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz de Venezuela, Diosdado Cabello, reveló recientemente la desarticulación de la autodenominada 'Operación Oro', un plan terrorista cuyo objetivo era atacar instalaciones militares y generar caos en Venezuela. Según el alto funcionario, la estrategia buscaba "quebrar la moral" de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas (FANB) y reactivar la violencia en zonas fronterizas.

El presidente Nicolás Maduro informó este 17 de febrero, durante la transmisión de su programa Maduro+, que todos los que estaban vinculados a los planes de atentados fueron capturados: "Todos fueron capturados, gracias a las labores conjuntas entre las fuerzas policiales de inteligencia y contrainteligencia y del poder popular en Venezuela".

Un intento por fracturar la unión cívico-militar

La Operación Oro, según las autoridades, consistía en una serie de ataques terroristas planeados contra fuertes militares estratégicos. El objetivo central: socavar la cohesión de las FANB, institución que el politólogo venezolano Charles Giuseppi califica como "inexpugnable" para los intereses de la oposición y sus aliados internacionales.

"La estrategia era crear ataques terroristas con explosivos en distintos fuertes del país para romper la moral de las Fuerzas Armadas. Un hecho espectacular que cause pánico al interior de los componentes militares".

La persistencia de estos planes responde a la lógica histórica de Washington de utilizar grupos mercenarios para derrocar Gobiernos que desafían al "gran capital internacional". En ese sentido, comparó la táctica con la creación de ISIS* o Al Qaeda* (grupos proscritos en Rusia por terroristas.

"EEUU siembra misiones terroristas cuando no logra erosionar la institucionalidad de un país. Es la misma factura de siempre: financiar paramilitares, entregar armas y promover el caos", señaló.

Pese a esto, las FANB mantienen una "unidad ideológica inquebrantable", reforzada por las milicias populares y la doctrina bolivariana de un "pueblo en armas". 

Puertos y ciudades: los blancos vulnerables de la desestabilización

Al ser consultado sobre las zonas más susceptibles a ataques terroristas, Giuseppi identificó las grandes urbes —Caracas, Maracaibo, Valencia y Barquisimeto— como objetivos prioritarios por su densidad poblacional y valor simbólico. No obstante, advirtió que el verdadero talón de Aquiles del país está en su infraestructura portuaria.

"Un ataque a puertos como Guamache, Guanta, Puerto Cabello o La Guaira podría yugular el ingreso de alimentos y recrear el escenario de escasez de 2015-2016". Subrayó la necesidad de crear "cinturones de seguridad" alrededor de estas instalaciones, especialmente en el contexto de la reactivación de la violencia en el Catatumbo y la frontera colombo-venezolana.

"El puerto de La Ceiba, recientemente reactivado, requiere custodia estratificada. Allí no solo está en juego el comercio, sino proyectos estratégicos como la cementera y el complejo criogénico José Antonio Anzoátegui".

La oposición y su "ritornello" fracasado

Giuseppi no dudó en calificar las acciones de la oposición como un "ritornello" (estribillo) repetido por décadas. Recordó que, desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999, los sectores anti chavistas han apostado por la "aniquilación simbólica y material" del proyecto bolivariano.

"Ellos niegan al sujeto chavista. Al no poder coexistir democráticamente, recurren a incendiar el país, tumbar estatuas de Chávez y destruir servicios públicos. Es la misma lógica aplicada en Libia o Siria".

Estas acciones se vinculan a figuras como Leopoldo López y María Corina Machado, quienes intentan "reeditar la guerra de calle" al perder influencia en barrios y sectores populares. Sin embargo, tales esfuerzos terminan fortaleciendo la alianza entre el pueblo y las FANB: "Venezuela es un pueblo en armas, como lo soñó Chávez. Ese es nuestro muro de contención".