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Cuba, Cuba :: 14/09/2023

Paciencia

Ana Hurtado
Valentía y paciencia es lo que tiene Cuba y su pueblo día a día ante el bloqueo

Dice mi amigo el trovador cubano Ray Fernández en una de sus canciones: "Ay quién tuviera paciencia." Desde luego que hay que tenerla.

Cada día es una cosa nueva la que el pueblo cubano tiene que aguantar, no solo de la administración estadounidense que le hace la vida imposible con sus conocidas políticas hostiles, sino de sus canes que defienden al amo aunque duermen en el patio, llueva o haga un sol de justicia.

Judas vendió por 30 monedas de plata a su maestro y ya sabemos todos el atroz final que tuvo. Aunque en este caso, el pago es muy ínfimo a las 30 monedas de plata de la época.

El nivel de odio es tan grande que cuando el imperialismo en su despecho quiere hundir a Cuba, cuando no puede implementar más dolor en sus políticas criminales, tira de sus "barrigas agradecidas" para que le den rienda suelta a este sentimiento inhumano y lo bajen al pueblo. Antes quizás les servía. Not anymore.

Ya esta técnica falla. Error tras error. Ya la gente de Cuba y los de fuera conocen bien como funciona esta profesión de mercenarismo mal pagado.

Intentan crear matrices de opinión falsas en las redes sociales, generan violencia en canales de Youtube para transmitirla contra el pueblo cubano y sus simpatizantes, promueven acoso y persecución contra revolucionarios fuera de Cuba, inventan mentiras y las difunden con robots por internet, incitan a la gente a delinquir dentro de la isla... ¿Hace falta que continúe?

Es un trabajo que le sale barato a EEUU y que durante un tiempo le resultó. Pero como decía anteriormente: ya no más. Es tal la mediocridad de sus empleados y la baja ralea de sus métodos, que la gente ya sabe de qué va el juego.

Es como el viejo cuento de Pedro y el lobo que nos contaban en Andalucía de niños. El pastorcillo Pedro se aburría pastando con sus ovejas y decidió divertirse riéndose de su pueblo. En dos ocasiones gritó: "¡Socorro, que viene el lobo!" y la gente salió en su auxilio en ambas mientras Pedro se desternillaba de la risa por los suelos.

Hasta que vino el lobo de verdad y nadie le creyó. Y el lobo se comió a todas sus ovejas. Si te ríes de tu pueblo en su cara, el lobo te acabará comiendo, a tus ovejas, y quizás seguramente también a ti.

Que a muchos nos hayan perseguido por la calle, tocado el timbre de nuestras casas, insultado, injuriado, atacado a familiares y demás proezas baratas, no es motivo para tener paciencia o creerse valiente. Valiente era mi bisabuelo que con dos condenas a muerte y preso en las cárceles de Franco en la posguerra, cuando en el patio de la prisión les obligaban a todos a cantar el "Cara al Sol", él no lo cantaba ni levantaba la mano para hacer el saludo fascista. Eso es valentía.

Valentía y paciencia es lo que tiene Cuba y su pueblo día a día ante la falta de medicamentos y bienes de primera necesidad que escasean porque un bloqueo caprichoso y delincuente no permite que el país pueda hacer negocios y darle de comer a su gente. Paciencia es tener que aguantar que EEUU, que ha ido sembrando la barbarie en el mundo, introduzca a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo.

Eso es tener paciencia, valentía y frente alta ante a los ataques.

El resto de cuestiones que nos puedan hacer a las personas, son cosas más, cosas menos. No se lucha con quién no existe. Se lucha y se ha luchado por nuestra parte cuando ha hecho falta y se ha atacado directamente a Cuba. Pero no podemos ir sacudiéndonos las moscas que nos quieren merodear porque sin nosotros no existen. Nosotros tenemos claro lo que queremos, y como dije en algún escrito anterior, vamos hacia el frente, sin desviar la mirada.

Cuando visité Nueva York en el año 2020 pude sacar mis propias conclusiones.

El metro de la ciudad era un sálvese quien pueda. Vi todas las personas con salud mental que podía haber visto en los últimos meses, reunidas en ese momento, en un vagón. Tiradas por el suelo, haciéndose sus necesidades encima, golpeando la cabeza frente al cristal. No puedo decir que sentí miedo pero estaba en un estado de asombro.

Paseando por la calle en Harlem me sorprendió ver algo que en España hace muchísimos años no se veía, concretamente más de treinta y algo: jeringuillas por el suelo. Las calles tenían vida hogareña. Esto último no me sorprendió tanto dado que en España hay muchas personas indigentes que viven en la calle, pero el número era elevadísimo.

Pero un día me detuve frente a la puerta de un colegio en Manhattan y me sorprendió mucho ver cómo los niños iban acompañados al colegio por muchas personas, cómo había medidas de seguridad en la puerta y un furgón de policía. Pensé que quizás era cosa de esa escuela en concreto, pero luego supe adentrándome en el tema que los colegios en EEUU, como todos bien sabemos, que son un foco de peligro. Allá donde se producen tantísimos tiroteos y tantos padres dejan a sus hijos con un nudo en la garganta.

¿Y luego hay gente que se atreve a preguntar por qué somos tantos los que defendemos el sistema cubano?

Basta con ver el pasado lunes la vuelta a la clase de los escolares. Mira el sistema educativo de un pueblo y verás su progreso. Mira las caras de los padres, de los alumnos y verás la esperanza.

Puede haber más o menos desarrollo material (no por responsabilidad del gobierno), pero el programa educativo y la seguridad es algo intocable en el pueblo cubano. Es el futuro, y eso nada ni nadie lo puede arrebatar nunca.

Eso es lo que queremos para el mundo. ¿Por qué no quieren que la gente vea la infancia en Cuba? ¿Por qué se empeñan en tapar a pesar de su maldito bloqueo los logros de la Revolución Cubana en todos los campos?

¿Será que saben que los que la llegan a conocer realmente, sin falacias y mentiras, saben que es un verdadero modelo a imitar?

No creo que realmente se trate de paciencia. Se trata de valentía, que va en el ADN ya no solo del cubano, sino de la persona que acoge la Revolución como forma de vida. Hay una palabra que me resulta muy graciosa que usan los cubanos y es la "guapería".

Yo pensaba que era un significado que se le había dado expresamente en Cuba al vocablo, pero leyendo hace unos días una de las novelas que para mí representa mejor a la sociedad andaluza de primera mitad del siglo XX: "Juan Belmonte, Matador de Toros" del eminente Manuel Chávez Nogales, me di cuenta que en Sevilla se usaba con la misma acepción en aquella época.

La valentía está en Cuba, y está en todos aquellos que luchan por la soberanía que tanto trabajo, sangre y lágrimas costó conquistarla.

Como dice un dicho bien cubano que refleja bien la esencia del pueblo:

"No es que seamos guapos, es que no tenemos miedo".

Cubadebate

 

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