Permuto ómnibus modelo 90 por algunos puntos de coparticipación. Terceros abstenerse

Y chantajeó a los gobernadores para que le aprobaran el DNU y la ley ómnibus, a cambio de enviar una parte de los fondos adeudados.

La puesta en escena, del ingreso de Milei trasmitido por cadena nacional, con granaderos a caballos incluídos, las apelaciones a las fuerzas del cielo y las citas bíblicas, intentaron dar un marco trascendente al discurso del presidente. Pero como dice el refrán “Aunque la mona se vista de seda…” .

El discurso fue apenas para la tribuna, reiterando consignas y frases hechas que le permitieron ganar las elecciones, pero que ya no pueden explicar una gestión de gobierno muy cuestionada. Y culminó con un chantaje barato a los gobernadores para que le aprueben la ley ómnibus a cambio de pagarle lo que les debe. Todo muy berreta, aplaudidores incluídos, y con una aparición fugaz de Daniel Scioli en uno de los palcos, certificando que la casta sigue vivita y coleando, de ambos lados de la grieta.

Seguramente, por falta de información y poca experiencia de vida, no faltarán los que anoche se fueron a dormir contentos. Esa conformidad les puede durar hasta que tengan que hacer las compras, les llegue la boleta de la luz o tengan que ir a trabajar en transportes cada vez más caros. Milei apela a la emoción de los despistados, pero la emoción no da de comer, ni paga el alquiler.

Más allá de las palabras grandilocuentes el presidente no formuló una sola idea de un proyecto de país, con algún modelo productivo. La única referencia de gobierno de los últimos 100 años que reivindica, es la de Carlos Menem. Como muestra, sobra un botón.

Lo suyo es motosierra, licuadora, represión, exportaciones primarias y negocio financiero. Un proyecto para pocos, que no solo excluye a trabajadores, jubiladxs, desocupadxs y a la clase media. No contempla ni siquiera a la CGT, ni a los que producen para el mercado interno.

La nueva zanahoria es el Acuerdo de Mayo, que espera firmar en la Docta con gobernadores previamente sometidos a sodomía forzada. En un país como la Argentina, parece demasiado tiempo.

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