Pese a las protestas, la retrógrada ley de Macron sigue su curso
Los sindicatos franceses admitieron este martes que no podrán frenar la entrada en vigor de la reforma de las pensiones, pero denunciaron de nuevo como "falta de democracia" que la Asamblea Nacional no vaya a votar sobre la medida.
Miles de personas se manifestaron de nuevo en unas 250 concentraciones por todo el país, en la decimocuarta y puede que última jornada de protesta nacional convocada por la unión de los seis principales sindicatos franceses contra la reforma de las pensiones.
"No se puede mentir a los trabajadores, los 64 años van a llegar", reconoció el líder del mayor sindicato de Francia, CFDT, Laurent Berger. "El partido está a punto de terminar", añadió.
"La ley fue promulgada, el decreto de aplicación fue publicado", admitió en declaraciones televisivas, en las que señaló que él no es "fatalista", sino "lúcido".
Esta jornada de protesta, que tuvo menos incidentes que la del 1 de mayo con solo 33 detenidos, tenía el objetivo de presionar al pleno de la Asamblea Nacional del próximo jueves que tiene previsto debatir una proposición de ley que busca anular la discutida reforma.
Pero el bloque que apoya al presidente Emmanuel Macron consiguió vaciar de contenido el texto durante su discusión en comisión.
Un intento de la oposición para reactivar la proposición afronta la amenaza de la presidenta de la Asamblea, la macronista Yaël Braun-Pivet, que ha advertido de que recurrirá a un artículo constitucional -que prohíbe aprobar medidas que aumenten el gasto sin establecer cómo compensarlo- para impedir que se vote.
Eso irrita a los partidos de la oposición y a los dirigentes sindicales. La Asamblea Nacional "no se ha pronunciado ni una sola vez en pleno sobre una cosa que afecta a millones de personas" y que comenzará a aplicarse en septiembre, criticó Berger.
"Hacemos un llamamiento a la presidenta de la Asamblea Nacional para que respete el papel del Parlamento y deje que los diputados voten", afirmó por su parte la secretaria general del segundo francés (CGT), Sophie Binet.
Advirtió de que si Braun-Pivet no permite la votación "será algo extremadamente grave, porque confirmará que estamos en una enorme anomalía democrática".
A pesar de las quejas sindicales, varios de los asistentes a la manifestación de París reconocían su frustración al ver que todo el esfuerzo de los últimos meses no ha logrado doblegar al Ejecutivo incluso si insistían en que hacía falta dar visibilidad al descontento, ya que la reforma sigue siendo rechazada por una mayoría de los franceses.
En cuanto a Macron, que estaba en Normandía para asistir a las tradicionales ceremonias de recuerdo del famoso desembarco aliado durante la II Guerra Mundial, en 1944, eludió pronunciarse porque este martes "es una jornada de conmemoración", por lo que rehusó hacer "comentarios políticos".
Las protestas reunieron a 900.000 personas según la CGT, de ellas 300.000 en París. Se trata de una cifra muy inferior a los 2,3 millones del 1 de mayo.
Antes de conocer las cifras, Berger ya había reconocido que la movilización de este martes era "más débil", aunque también porque el 1 de mayo fue "histórico", porque nunca había habido tanta gente". "Cada vez cuesta más a los trabajadores hacer huelga y venir a manifestarse", constató en referencia a los salarios perdidos en las sucesivas protestas que se han mantenido desde enero.
Tras los incidentes violentos causados por la represión policial a las protestas del 1 de mayo, el Ministerio del Interior movilizó a 11.000 policías y gendarmes, de ellos 4.000 en París. Aunque se produjeron momentos de tensión y algunos conatos de incidentes por parte de los represores, se estuvo muy lejos de los enfrentamientos e incendios que marcaron la protestas del 1 de mayo en París.
Al final de la tarde la policía anunció que había detenido a 28 personas en París y cinco más en Rennes (oeste).