lahaine.org
Chile :: 27/07/2006

Poder, violencia, miseria.

Colaboradores Anónimos Hommodolars

x Hugo
Difunde Kolectivo Hommodolars

Hanna Arendt realiza la distinción entre poder y violencia cuando especifica que el poder está sustentado en un apoyo de legitimidad del grupo y la violencia, por el contrario, únicamente radica en los instrumentos de coerción o manipulación sin apoyo comunitario.

Basándose en esta definición, el tema de la "miseria" como categoría descriptiva denota a entes humanos que carecen de cohesión con el resto en lo que se refiere a condiciones de vida satisfactoria y más aun, aquellos a quienes quedan fuera del poder (visto como la orientación conjunta de los demás) y son instrumentalizados por éste, es decir, resultan sujetos de violencia.
Entonces observamos la diferencia sustancial que determina, bajo los parámetros recién planteados, la naturaleza de la condición nombrada como "miseria". Esta diferencia es la articulación entre poder, violencia y los opuestos que cada término conlleva. Queda entonces poder / carencia de poder, violencia / sujetos receptores de violencia (desde la definición de Arendt la violencia existe solo en tanto "humanos") en la dicotomización que va haciendo aparecer el concepto miseria bajo las categorías duales y su interacción. Miseria de grupos humanos y condiciones sociales que surgen de la diferencia entre quienes no la sufren. Para enriquecer (valga la ironía) la idea entenderemos la miseria bajo los distintos contextos en que nace por la imposición de un poder que, aplicando la violencia, perpetúa las condiciones de su propia reproducción.

Pierre Bourdieu complejiza el análisis cuando menciona el rol de las disciplinas científicas o especializadas, de sostenedoras de ese poder como lo estamos entendiendo. La sociología, dentro de las ciencias sociales, se jacta de utilizar un método riguroso, científico en las evaluaciones sociales, aunque su papel real dista mucho de aquello puesto que cada etapa en la creación de investigación descansa en acciones humanas automáticas o condicionadas en parámetros sociales determinantes de las mismas. La acción de los encuestadores, los analistas, el entorno sensible del fenómeno y cada parte que forma su descripción resulta estar teñida de subjetividad. Por ello es tan importante el socioanálisis del grupo a estudiar, incluyendo al propio investigador / es. Cuando las pretensiones de la investigación no se hacen rigurosamente, quedan integradas por dinámicas mecánicas y faltas del cuestionamiento necesario para comprender lo que se desea estudiar desde un dominio conveniente. En las ciencias sociales se perpetúa la acción del poder y la violencia existentes y se justifica su presencia en la mayoría de los casos. En todas las disciplinas humanas pasa lo mismo. El periodismo con sus interpretaciones superficiales y homogéneas, en los medios de comunicación como garantes de la opinión pública cuando esa opinión se resuelve previamente bajo una visión de mercado, etc. Sumado a ello los escenarios históricos que han tenido lugar en el siglo XX y el presente, la miseria se dibuja como una categoría identificable que se opone, en su diferencia, a las orientaciones de los capitales del poder generalizado en sus diferentes formas de manifestación.
Miseria que se apoya en un sistema económico, de reproducción material y acumulación. Desde esta perspectiva la explotación sigue inalterable. Así vemos que la miseria no es el producto planificado de una lucha explícita, sino la consecuencia que la organización en la distribución y extracción de los recursos posibilita cuando esa misma organización se traduce en acumulación. El mecanismo social general; el poder, se comienza a orientar hacia los beneficios que esa acumulación significa para quienes lo forman, para quienes tienen el monopolio de la violencia tras un encuadre jurídico y político que resulta invariablemente en la opresión de otros sectores. Las disciplinas y categorías funcionales de la organización se dirigen por el manejo del sistema legal, en consecuencia operan bajo unos intereses subyacentes que su misma visibilidad oculta. Porque convengamos que no existe neutralidad valorativa de la acción humana y que esta misma acción tiene una orientación, un movimiento, para no ocupar la denominación "sentido", con la que entramos en otro terreno conceptual.

De esa manera adquiere sustento la articulación poder / violencia, carencia de poder o mejor, exclusión del mismo y sujeto de violencia para constituir el concepto de miseria que tratamos aquí.

Pero hay otra miseria que añade un plus al concepto, es decir otra acepción de la misma. Miseria como algo miserable de una acción, no ya como miserable de una carencia. Tenemos entonces miseria por falencia y miseria por acción. En esta última se hayan las categorías que implican detentores del poder, o sea quienes son miserables por ejercer violencia contra otros o por entregar apoyo, directo o no, al sistema general de explotación. Llevamos hasta acá la delimitación de la miseria como resultado de la articulación entre poder / no poder, violencia / sujeto de violencia en donde miseria emana tanto desde la posesión de poder como de su carencia y del ejercicio de la violencia como de su experiencia de víctima. En esta dicotomía de lo miserable la síntesis resulta ser siempre el poder supeditado a lo material / social.

De esta manera tomaremos el primer tipo de miseria explicada, la miseria del no poder.

En ella encontramos el sometimiento, pero a la vez la justificación de la exigencia. Esta exigencia nos mueve a orientar el rol de las ciencias sociales y las disciplinas en general hacia una dirección que indica esta exigencia si lo que se quiere es mermar las desigualdades sociales y económicas y promover la construcción del cambio en los equilibrios que permiten la realidad de esta primera miseria.

Pero además es necesario establecer parámetros de articulación de la exigencia que promovemos. De esta exigencia proyectiva y orientada al cambio social. Esta articulación debe estar anclada en la base antes mencionada, o sea en la consecuencia que la organización en la distribución y extracción de los recursos posibilita cuando esa misma organización se traduce en acumulación y esto es el poder supeditado a lo material / social de particulares.
Entonces la exigencia es material como primera proyección de su concepto pero además es colectiva, lo que necesita que las acciones individuales estén dirigidas en la misma dirección y agrupadas en sentidos comunes. En la vida real esto se articula entonces teniendo la "materialidad’ de la exigencia y su "colectividad’. A esto añadiremos un tercer factor que llamaremos "contingencia". Este indica la historicidad y por ello la indefinición de su carácter. También muestra las infinitas potencialidades de la acción colectiva.

Una exigencia material, colectiva y contingente, es decir histórica, es lo que puede equiparar el ordenamiento de las fuerzas en el campo social. Cuando la exigencia se expande entre los entes humanos se comienza a constituir en otra legalidad. Es el primer paso en la formación del poder social. En esto es muy importante la manera de trabajo colectivo que se realice, lo que es otro contenido específico. Cada eslabón en el establecimiento del nuevo poder, debe su carácter al tipo de movimiento que realice, tomando en cuenta que es este proceso lo que importa en sí mismo, más que la finalidad a que se quiera llegar. Pero el proceso se construye con una política activa, de conflicto y movimiento como explica Ranciére, donde nuevos factores comenzarán a jugar nuevos roles. El nuevo poder se mueve colectivamente y en algún momento choca con el monopolio de la violencia institucionalizada, lo que este autor llama policía. Por ello el nuevo poder debería también resultar permeable. Es decir que actúe socialmente basándose en la exigencia colectiva y se mueva en todas direcciones, esto es también en el campo biopolítico.

Todas las acciones que resulten de los entes individuales se resolverán por choque de fuerzas en los campos de batalla sociales. Pero cada fuerza atómica resulta un mundo para descubrir en relación con las posibilidades de acciones individuales en la consecución de objetivos colectivos. Esto pertenece al ámbito del trabajo social y sus métodos particulares, además de la sicología. Comprensivamente, al momento de la orientación biopolítica liberadora.
En esta acción del nuevo poder colectivo e individual material el cientista social es libre de rechazar las direcciones de su trabajo que no se orienten al objetivo del nuevo poder contingente tal como lo entienda y ejecute el mismo científico particular. Pero dada las condiciones presentes que posibilitan la exigencia, que no tomamos aquí como reivindicación (cabe aclararlo), hay un panorama que se puede calificar de objetivo donde tiene lugar un fenómeno conceptual anclado en ciertas características reales como es la miseria por carencia. Entonces es potencialmente configurable una categoría general de la miseria en el ámbito de las ciencias sociales y el sentido común general. Pero en lo que respecta a las disciplinas académicas, la categoría debe nacer de las acciones individuales de los operadores puesto que la lógica general indica otra cosa. En esto es importantísimo el idioma que las ciencias empleen con relación a la vida cotidiana, de ahí la importancia que se da al trabajo específico de comunicación de una disciplina con la realidad que estudia. Por eso resulta esclarecedor el análisis y la metodología ocupada por Bourdieu en su trabajo "La miseria del mundo" y la especificidad que ahí aparece.
Este movimiento declarado en las ciencias sociales indica un nuevo rumbo de acción donde las orientaciones del trabajo sean distintas. Un rumbo que vaya en dirección de la exigencia colectiva que requiere la miseria y por ello se justifique en la interacción con los mismos fenómenos de miseria que de ahora en adelante la constituirán.

De esa manera las ciencias en su conjunto deben estar socializadas, no es imposible que una idea como esta se legitime en la dinámica del nuevo poder que potencialmente se puede constituir. El poder de un discurso que tenga sentido en la cotidianeidad y se oriente sobre la base de su transparencia, es decir su condición socializada. Es muy importante para ello realizar investigación académica que vaya a la comprensión de la miseria como fenómeno o bien a la categoría que quiera establecerse como aspirante al crecimiento de su poder aun marginal de entendimiento y cambio. En este caso la miseria debe explicarse desde el poder y la violencia, la materialidad y las necesidades, superando cada categoría de este conjunto. La socialización de la ciencia debería ser un objetivo de los propios científicos pero hay que establecer previo a eso, una fuerza colectiva de articulación de un discurso científico común. En este caso en torno a la miseria y la socialización de la disciplina. Y ello se hace en la realidad cuando la idea de ese discurso es legitimada en las ciencias sociales o la ciencia en general. Y se repite el proceso, materialidad de la acción que se realice al interior de la comunidad científica y colectividad de alguna fuerza constituyente. Esto es el existir social de la ciencia. Lo que implica asumir el carácter ideológico de toda investigación. Este proceso amplía la lucha social y la dinámica de su conflicto desde las clases sociales hasta las formaciones colectivas tras un discurso común. Y sobre todo determina el nuevo campo de la política como el que concierne a las disciplinas científicas y a toda actividad humana.

Todo movimiento es político en una comprensión de lo político como dinamismo y presente. Entonces hay responsabilidad social conjunta en las formaciones colectivas. Pero tal responsabilidad queda fuera del campo del sistema discursivo que domina y ejerce el poder, resulta invisibilizado, nuevamente en su visibilidad. Porque la miseria de la pobreza sigue ahí para quienes acepten verla.
Aunque como nuestro campo de comprensión excede el análisis de clase o el entendimiento racionalizante en tanto se acepta la indefinición en la historia, se constituye como contingente, lo que puede anular a su vez, por acción de otras organizaciones humanas, el panorama de las relaciones sociales tal como se presentan en un momento dado.

Las acciones reales individuales y colectivas determinarán la orientación de las fuerzas sociales. Y esa dirección comienza a vislumbrar fenómenos como la miseria que produce el actual sistema político en tanto carencia de condiciones materiales conjuntas básicas para la vida.
Esta miseria comienza a tornarse visible, igual que los fenómenos derivados de la inorganicidad social como la delincuencia o la drogadicción que vienen de fuentes muy parecidas, en tanto se generan en acciones y contextos sociales que el poder configura en su despliegue político y económico.

Tenemos el poder como lo central de esta reflexión, orientado en todos los ámbitos a ejercer su reproducción. Resulta así que se trata de una fuerza organizada, lo que significa que carece de explicación o justificación última conceptual, únicamente somete ejerciendo.

Con ello los nuevos cambios son capaces de realizar lo impensable. A lo que deberían adscribir es al poder, más no necesariamente al progreso y en consecuencia con la opinión de la Arendt. El progreso estará dado por el tamaño que el naciente poder tenga en un nuevo orden de lo social.

Las ideas presentes aquí de miseria, poder, violencia, fuerza y condición material, el carácter multidimensional de tales factores, niveles micro y macrosociales; son siempre fácticos y por lo tanto toda comprensión de lo social es así misma política. Tenemos entonces que las categorías de poder y violencia son políticas igual que las operaciones que organizan la actividad económica y la educacional o académica.

De esa forma la miseria se compone de gérmenes de potencialidad reversible en cada fragmento de la división del trabajo de cada esfera social. Las categorías para orientar las acciones son lecturas de lo real y fuerza pragmática a corto o largo plazo, en tanto se de colectivamente para justificarse en la objetividad de una realidad también colectiva. La fuerza social nace del trabajo conjunto y la expansión de dicha fuerza. Mientras se mantenga integrada y cohesionada podrá constituir la potencialidad de una nueva configuración social.

Difundiendo las luchas, uniendo fuerzas.

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal