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Argentina, Argentina :: 15/06/2024

Represión al pueblo, pedido de prisiones preventivas y el cuento del golpe de Estado

Guillermo Cieza
El régimen acusa a los manifestantes que se oponían a la aprobación de la Ley Bases de intentar un golpe de Estado

El fiscal Stornelli pidió prisiones preventivas para 10 de los detenidos. El relato de justificar represiones y detenciones con el cuento de un complot para derribar al gobierno no es original.

En un tuit difundido ayer, se comunicó a la población que “La Oficina del Presidente felicita a las Fuerzas de Seguridad por su excelente accionar reprimiendo a los grupos terroristas que con palos, piedras e incluso granadas, intentaron perpetrar un golpe de Estado, atentando contra el normal funcionamiento del Congreso de la Nación Argentina”.

Apoyándose en este tuit, que no solo no presenta ningún argumento creíble de lo que afirma, sino que es emitido en una cuenta que no es parte de ningún organigrama estatal, el fiscal Stornelli pidió la prisión preventiva de 10 detenidos que supuestamente deberían ser investigados por el delito de sedición.

El cuento de justificar una represión brutal como la que ejercieron ayer las fuerzas represivas, comandadas por la ministra Patricia Bullrich, con el intento de voltear a un gobierno, ya tiene sus antecedentes históricos. No es original.

En enero de 1919, un reclamo de los trabajadores metalúrgicos de los talleres Vasena derivó en un gran represión que produjo cuatro muertos. La Central Obrera Anarquista, la FORA, se sumó a la protesta convocando a una huelga general y cuando se hizo el velorio de los primeros asesinados, más de doscientos mil trabajadores los acompañaron al cementerio. Allí se montó una masacre en la que intervinieron grupos parapoliciales como la Liga Patriótica y efectivos del ejército y la policía.

Lo acontecido, se trató de justificar con la existencia de un complot para derribar el gobierno de Yrigoyen e instalar un Soviet Obrero. La fábula llegó hasta el extremo de detener a un joven periodista judío, Pedro Wald, que se ganaba la vida como carpintero, que fue acusado de ser el futuro Presidente del Soviet Supremo.

Wald no solo no era parte de ningún complot sino que, como miembro del Partido Socialista,no compartía las respuestas más radicales de las agrupaciones obreras. No se sabe la cantidad de obreros muertos que hubo durante la semana trágica. Las cifras difieren entre las que proporciona el historiador Abad de Santillán que eleva el número a mil quinientos y las cifras policiales que solo reconocen ochenta.

Por lo que se sabe, no hubo ningún muerto por el lado de las fuerzas represivas, aunque algunos historiadores de la derecha insisten en que murió un soldado conscripto de apellido Demarchi. Para quien quiera profundizar en la historia de la Semana Trágica recomendamos el texto escrito en idish por el propio Wald con el título de Krosmar (Pesadilla), que fue traducido y publicado en castellano años después de su muerte.

El 26 de junio de 2002 cuando se produjo la masacre de Avellaneda, las fuerzas represivas tuvieron la desventaja que hubo imágenes televisadas y fotos de la represión y del momento que asesinan a Darío Santillán en la estación. Sin embargo, también trataron de justificar lo imposible apelando a la versión de un complot piquetero para voltear al gobierno de Duhalde.

El autor de ese cuento fue el Ministro de Justicia, Jorge Vanossi, que denunció un complot sedicioso que se habría gestado en una reunión previa realizada por las organizaciones piqueteras en Avellaneda. El gobierno de Duhalde dio instrucciones al procurador Nicolás Becerra para investigar el supuesto delito de “sedición”.

Para quien quiera enterarse más de esa historia recomiendo el texto “Darío y Maxi. La dignidad piquetera” (https://lahaine.org/eS1e). Como ocurrió con los crímenes de la Semana Trágica, los inventos del gobierno de Duhalde no tuvieron ninguna credibilidad, ni consistencia y hoy han pasado a la historia como relatos escandalosos que deberían avergonzar a quienes los difundieron.

El relato del gobierno de Milei, se asienta en una realidad diferente, donde hay ejércitos de trolls y un arsenal de bots para instalar la posverdad. Confiamos que no serán suficientes para que la mayoría de la población se crea estos disparates.

Mientras tanto: Exigimos la inmediata libertad para todas las y los detenidas de la movilización contra la Ley Bases.

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