Sturzenegger: un cruzado en la mezquita

Milei no se fue y vino Surzenegger. La política argentina siempre nos depara sorpresas y el fenómeno Milei no solo muestra resilencia sino que sigue corriendo la agenda hacia la derecha. La llegada de Sturzenegger al gabinete inaugurando el flamante Ministerio de Transformación y Desregulación del Estado, es poner un cruzado a remodelar una mezquita.

Según se ha informado empezará a meter piqueta con la denominada “ley de hojarascas”, para borrar 100 leyes, que considera obsoletas, una rémora del viejo Estado regulador. También la emprenderá con las normativas vinculadas al sector aerocomercial.

Se anuncia que su misión será: “aumentar la competitividad, eliminar cargas burocráticas, facilitar el funcionamiento de los mercados, impulsar el crédito, disminuir regulaciones y controles, aumentar la libertad económica y disminuir los costos del sector privado y productivo”.

Esta declaración de intenciones tiene algunos objetivos que lo desvelan. El primero de ello es quitar todas las regulaciones a las grandes empresas. El segundo es reducir los impuestos a los grandes capitales, incluídas las exportaciones agropecuarias.

Para empezar se propone eliminar definitivamente la ex ONCCA, creada para controlar la evasión de las exportaciones agropecuarias. En la actualidad este organismo no es muy exitoso. Se estima que por contrabando y maniobras de sub y sobrefacturación, el país pierde alrededor de 10 mil millones anuales, casi el equivalente de lo que recauda por las retenciones agropecuarias. Sin embargo, el nuevo ministro quiere ir por menos controles y reducción de retenciones. El agujero fiscal que dejará esa pérdida de ingresos solo puede ser compensado con más ajuste en otros rubros del presupuesto nacional: salud, vivienda, educación, jubilaciones, planes sociales, etc.

Sturzenegger es el autor del primer DNU de Milei, y sus antecedentes en la gestión económica son pésimos. Fue ministros del presidente De La Rúa, y fue autor del Megacanje, que le costó ser procesado. Después se desempeñó en el Banco Central durante el gobierno de Macri.

El nuevo ministro es un fanático del libre mercado que está convencido de que si se quitan todos los impuestos y regulaciones aparecerán mágicamente capitales que reactivarán la economía. Y en esta percepción dogmática, está mucho más cercano a Milei que el actual Ministro de Economía.

Un especulador de casinos financieros como es Caputo, tiene algunos reparos en tomar algunas de las medidas que propone el flamante ministro. Y esta no es una resistencia patriótica, sino la percepción de que para seguir haciendo negacios es necesario que la ruleta siga girando.

La llegada de Sturzenegger no solo traerá problemas con Caputo sino también con sectores de “la oposición colaborativa”, desde Pichetto hasta los gordos de la CGT. Milei no parece preocuparse por el tema. Ha conseguido el amparo de la ley Bases, que le da la delegación de funciones. Lo que no pueda conseguir en el Parlamento lo hará mediante decretos.

Algunos optimistas sostienen que la llegada de Sturzenegger al gobierno es el resultado del fracaso del plan de Caputo, de acumular dólares para seguir pagando los compromisos externos. Afirman además que sumar un funcionario que aportará a su dogmatismo y falta de voluntad de crear consensos con el amplio abanico de la derecha, es una demostración de debilidad.

Los más pesimistas sostienen que la llegada de Sturzenegger, es una demostración de fortaleza y que capitaliza el triunfo político obtenido con la aprobación de la ley Bases. Desde esa mirada se especula que de aquí en más solo puede esperarse una profundización del ajuste y más represión.

Desde que Milei apareció en la escena política se han generado distintos pronósticos sobre sus posibilidades. Los optimistas, entre los que me incluyo, sostuvimos que no llegaría a ser presidente, que no duraba seis meses, etc. Por ahora, la realidad le está dando la razón a los pesimistas.

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