Una ola de huelgas impacta a Europa y paraliza el transporte
Organizaciones de trabajadores a lo largo del continente vienen realizando huelgas reclamando mejoras salariales, en un contexto económico recesivo. El país más afectado es Alemania, donde debido a las medidas de fuerza, viajar "se ha vuelto imprevisible", según afirmó el portal 'Politico' en un artículo publicado el miércoles 13 de marzo.
Importantes sindicatos de varias de las economías más grandes de Europa, especialmente aquellos que nuclean al sector del transporte, han anunciado recientemente paros o podrían declararse en huelga en los próximos días, en protesta por lo que consideran insuficientes aumentos en sus nóminas para el 2024 y derroche de dinero público en Ucrania.
La Confederación General del Trabajo (CGT), el sindicato más grande de Francia, ha comunicado que podría ordenar de un momento a otro la suspensión de sus actividades en fechas claves, lo que paralizaría el transporte durante el evento más esperado del año, los Juegos Olímpicos de Verano, que se desarrollarán en París desde el 26 de julio.
En tanto, los principales sindicatos de Italia, que ya habían realizado una huelga de 24 horas a finales de enero, advirtieron el pasado lunes 11 de marzo que volverán a llevar adelante la medida de fuerza en los próximos días, que incluirá una huelga en todos los puertos del país, en protesta por la falta de protección laboral para los trabajadores de ese sector.
Mientras tanto, los trabajadores del transporte público de Bélgica, una economía pequeña, pero de gran importancia política, al ser su capital Bruselas la sede de la Unión Europea, salieron a la calle el pasado 12 de marzo demandando se dé marcha atrás con ajustes exigidos por la institución comunitaria, y que afectan a la confederación sindical.
Sin embargo, el país que está viendo el mayor número de huelgas en las últimas semanas ha sido Alemania, donde han confluido en los últimos días protestas y paros llevados adelante por distintos trabajadores del sector del transporte, desde el aeroportuario hasta el sindicato de maquinistas de trenes y ferrocarriles.
En un análisis del fenómeno, el portal Politico señala que "estaciones de trenes y aeropuertos vacíos se han convertido en una estampa habitual en Alemania en las últimas semanas. Viajar se ha vuelto imprevisible en la mayor economía de Europa, que lleva meses afrontando varias huelgas de trabajadores, sobre todo del sector de infraestructuras del transporte. Los sindicatos reclaman una mejora salarial para compensar el aumento de la inflación, un recorte de las horas de trabajo y terminar con la costosa ayuda a Ucrania".
El gobierno de Olaf Scholz, que viene consiguiendo desastrosos resultados económicos —en el 2023 se contrajo un 0,3% y se espera que este año apenas crezca un modesto 0,2%—, debe hacer frente a una creciente insatisfacción de parte de sus ciudadanos y sus trabajadores, debido al fuerte aumento del costo de vida, especialmente en cuestiones esenciales como alimentos y energía, principalmente debido a la reticencia del gobierno alemán de seguir importando gas de Rusia.
"Los salarios reales en Alemania son ahora alrededor de un 4% más bajos que en 2021", le dijo a Politico Simon Jäger, profesor de economía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. "Una caída tan masiva no tiene precedentes en la historia económica reciente del país", añadió.
En ese sentido, en un acto de infrecuente sinceridad, el ministro de Economía alemán, Robert Habeck, admitió recientemente que la proyección de crecimiento para Alemania para el 2024 era "dramáticamente mala" y que el país "no puede seguir así".
En tanto, el instituto económico de Berlín DIW afirmó este jueves en un reporte que "la economía alemana no coge velocidad tan rápido como se esperaba" y vaticinó que el modesto crecimiento para este año no se materializaría, sino que el país sencillamente "se estancaría", un nuevo pronóstico pesimista para el país que durante el siglo XXI, y hasta hace unos pocos años, era considerado "la locomotora de Europa".