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Venezuela :: 22/10/2022

A 10 años del Golpe de Timón: ¿Seguiremos clamando en el desierto por cosas como estas? (II)

Gerardo Rojas
Para Chávez, superar el rentismo en Venezuela implicaba asumir la lucha contra el capitalismo, construyendo una alternativa, en lucha con la realidad impuesta

Un 20 de octubre de 2002, hace justo 10 años, el Comandante Chávez realizaba una de sus últimas alocuciones públicas, vía cadena nacional compartió una reunión de gabinete pocos días después del triunfo electoral que obtuvo con el 55,1% de los votos. Fue un ejercicio de transparencia sobre las urgencias, según sus palabras, de un gobierno ratificado, pero también criticado.

Chávez exponía en tono de fuerte autocrítica las dinámicas cotidianas de gobierno que debían mejorarse, pero con un importante énfasis sobre las líneas estratégicas que eran cruciales impulsar para la construcción del socialismo. Allí, la comuna, tenía gran importancia.

Las orientaciones, reflexiones y compromisos, que forman parte de lo que conocemos como Golpe de Timón[i], son claves para visualizar las ideas/propuestas fuerzas de lo que debería ser el Socialismo que identifique a la Revolución Bolivariana, así como evidencia de la coherencia estratégica de Chávez; con importantes coincidencias con el Libro Azul[ii], el proceso constituyente y el Aló Teórico Nº 1[iii].

Hablamos de un recorrido de más de 20 años unificados desde el desarrollo de la democracia, la directa, la participativa y protagónica, la comunal, en fin, “la democracia socialista”, como clave para la construcción de la hegemonía que haría irreversibles los cambios.

Por ello, consciente de la oportunidad que generaba el triunfo recién logrado, y de las debilidades del gobierno, exigía eficiencia a su gabinete, comunicación interna a todo nivel, así como coordinación para la acción.

Pedía el Comandante, que cada proyecto, ya sea grande o pequeño, estuviese enclavado en el corazón del pueblo, vinculado con las formas que contribuyeran al “control social y autogestión general”[iv], como medida de evaluación del gobierno socialista, al decir de István Mészáros, citado en la jornada.

Partiendo de la defensa inclaudicable de la soberanía nacional, de la patria misma, en un proyecto de nación que buscaba su real independencia, desde la construcción permanente de relaciones de poder que contribuyeran a fortalecer al pueblo organizado, todo ello cruzado con una máxima fundamental para entender el pensamiento y acción de Chávez: la tarea del convencer.

La tarea es convencer

Al decir del Comandante: “una de las cosas esencialmente nuevas en nuestro modelo es su carácter democrático”, porque no puede existir una democracia real sin el socialismo que impulse la democracia política, económica y social.

Ese es el horizonte de “nuestro modelo”, el que debería construir un “tránsito” viable para la superación del rentismo petrolero, pero también del “sistema operativo del capital” y sus mecanismos de reproducción metabólica, que se perpetúa de múltiples formas, entre ellas por una “división social del trabajo”, basada en la explotación y exclusión.

Para Chávez, superar el rentismo en Venezuela, implicaba asumir la lucha contra el capitalismo, construyendo una alternativa, en un continuo pulseo con la realidad impuesta, dominada por el “monstruo”.

Para ello, era necesario la construcción de la “hegemonía democrática”, la que exigía sumar voluntades al proyecto, pero no solo como votantes que garantizarían triunfos electorales, de allí veníamos, de la crítica a la democracia representativa y su robo de soberanía política, así que, reconstruir una sociedad desde la reivindicación de lo común, para ganarle territorio a la “amiba” del capitalismo, pasaba por una transformación radical de las relaciones de poder.

Por ello, transferir poder al pueblo pobre, era un objetivo estratégico, el que se debe apropiar de las herramientas para transformar su vida para bien, asumiendo el proyecto de país como suyo, construyéndole desde su localidad, pero con instancias para decidir sobre lo nacional. Para ello debía mantener una relación de tensión y corresponsabilidad con la acción de un Estado fuerte, que tenía la tarea de equilibrar la balanza a favor del excluido, cada vez que sea necesario.

Transferir poder, exige también, generar los medios para que se sostenga y reproduzca coherentemente, por ello, asumiendo postulados de Simón Rodríguez[v], Chávez planteaba que toda revolución política, exige su revolución económica, y allí, aún mucho tocaba hacer.

El territorio de lo nuevo

No eran pocos los avances en ese sentido (por iniciar ese proceso se ejecutó el golpe de abril del 2002, así como también la defensa de la democracia del pueblo en la calle), pero mucho era lo que faltaba, necesaria era multiplicar las iniciativas que permitieran injertar la “propiedad social”, tanto la directa como indirecta, la comunal como la estatal. 

Lo que es fundamental para cambiar las relaciones de poder, más si se pretende construir las bases para combatir al capital, lo que también exigía pensar procesos en que la acción del Estado y gobierno puedan contribuir a “cambiar toda la relación geográfica-humano socioterritorial y cultural”, si no estaría abonando la desigualdad, facilitando que la “amiba” se perpetúe.

Para Chávez, ese cambio debía realizarse en toda escala territorial, desde la comunidad que articula a pocas familias, hasta la nación. Allí la constante presencia del “territorio”, y sus diversas escalas en sus análisis y propuestas, vista la “comunidad” como la unidad base, no solo para la acción de gobierno, sino también, siendo más importante aún, para la construcción del autogobierno popular.

Y allí, luego de varios años de esfuerzos para impulsar la organización popular, con los consejos comunales como plataforma, plantea la comuna como el “alma de este proyecto” revolucionario, instancia de autogobierno territorial, que debe perfilar la construcción de un sistema nacional.

Para ello se planteaba la agregación de los consejos comunales en comunas, y de comunas en ciudades comunales, federaciones y confederaciones, pariendo los distritos motores de desarrollo como espacio de planificación que cruzara el Estado formal, con el poder constituyente, como una de las instancias de corresponsabilidad necesarias a construir.

Era lo planteado, pero poco se había avanzado en ese camino, por ello, ese 20 de octubre hacía una dura crítica a todo su gabinete, sobre la falta de compromiso con el impulso de lo comunal.

Consejo de Ministros del 20 de octubre del 2012

El alma de este proyecto

Ya casi tenía dos años de entrada en vigencia las Leyes del Poder Popular, entre las que se encontraba la Ley Orgánica de Las Comunas, y era evidente que no era una iniciativa impulsada por el gobierno, por lo menos de forma coherente, y en los niveles exigidos para poder cumplir con su objetivo.

Un dato que podría ilustrar esto, por lo menos desde las lógicas institucionales, es que a esa fecha solo existía una sola comuna con registro formal, certificada por el Ministerio del Poder Popular de las Comunas, asumiendo que lo importante era la cualidad de la organización comunal, más que la formalidad, no deja de ser un indicador de la situación.

Ante la ausencia clara del impulso de la comuna por parte del gobierno revolucionario, se pregunta: “¿y dónde vamos a buscarla, en la luna?”, en ese contexto, exclama:

“¿Será que yo seguiré clamando en el desierto por cosas como estas? Todos aquí tenemos que ver con esto, todos, desde mi persona, la Presidencia de la República; aquí en torno a Miraflores debería existir ya una Comuna, todos y todas, aquí tenemos que ver con eso; ¡es parte del alma de este proyecto!”.

Es cuando, exigiendo fuego concentrado de la acción de gobierno, hace una síntesis de parte de la jornada en tres exclamaciones y una interrogante: “¡La autocrítica!, ¡Independencia o Nada!, ¡Comuna o Nada!, ¿o qué es lo que hacemos aquí?”

¿O qué es lo que hacemos aquí?

La necesaria autocritica del gobierno, que sea sincera, para cambiar y corregir realmente, como planteó ese día Chávez, es una demanda mínima para cualquier gobierno que se asuma revolucionario, para ello debe ser pública la evidencia de que se escucha el reclamo, y se actúa para que se haga efectivo el golpe de timón necesario.

¡Independencia o nada!, expresa lo más importante de lo conquistado a la fecha, según palabras del Comandante, y que debía ser defendido a toda costa, nuestro proyecto soberano de liberación, de autonomía, de pensar el país desde sus necesidades y de la integración de nuestrxs iguales del sur global, desde la solidaridad y complementariedad.

Y la frase que identificará para siempre esa jornada, ¡comuna o nada¡, ratifica al “alma de este proyecto”, del chavismo que construye socialismo y asume la transferencia del poder al pueblo, desde la constitución de autogobiernos, como tarea fundamental de la Revolución Bolivariana.

Es lo que con Chávez se impulsaba, con sus limitaciones, errores y tensiones, pero siempre en cada trance que le tocó enfrentar, ratificaba un horizonte estratégico que estaba claramente comprometido con la liberación de nuestro pueblo, y eso solo es posible revirtiendo las lógicas del capital, por más difícil que eso sea.

En el Golpe de Timón tenemos elementos para “coger más fuerzas ante la complejidad del desafío”, que implica la construcción del socialismo bolivariano, expresado con la fuerza, compromiso y angustias del Comandante Chávez.

Con esa guía como referencia, presentada al país hace justo 10 años, nos preguntamos: ¿qué es lo que hacemos aquí hoy?

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Notas

[i] Salvo que se exprese lo contrario, todas las citas del presente texto son del Golpe de Timón. Hugo Chávez Frías. Intervención durante reunión de Consejo de Ministros. Todo Chávez en la Web. Instituto de Altos Estudios del Pensamiento del Comandante Chávez. Caracas, Venezuela. 20/10/2012 (https://lahaine.org/fJ2m)

[ii] Hugo Chávez Frías. El Libro Azul. 1990. Ediciones Correo del Orinoco. 12/2013. Ver: https://n9.cl/kj84r

[iii] Hugo Chávez Frías. Aló Presidente Teórico Nº 1. Todo Chávez en la Web. Instituto de Altos Estudios del Pensamiento del Comandante Chávez. Caracas, Venezuela. 09/06/2009. Ver: https://n9.cl/fpjww

[iv] István Mészáros. Más allá del capital, Caracas, Hermanos Vadell, 2001 (https://lahaine.org/fI95)

[v] Simón Rodríguez. Sociedades Americanas. 1828. Edición Biblioteca Ayacucho. 1990. Ver: https://n9.cl/83wp0

www.tramas.ar

 

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