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Chile, Estado español, Argentina :: 12/09/2024

A 51 años del 11S. Ni con el crimen, ni con la fuerza: La lección de Salvador Allende sigue viva

Carmen Parejo
Como señaló Boric: la Unidad Popular y su presidente, Salvador Allende, fueron corresponsables del golpe de Estado... Un sector de la izquierda europea y latinoamericana iguala a la ultraderecha

"Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen... ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos", expresaba Salvador Allende hace 51 años en Radio Magallanes. Este discurso sería el último del presidente chileno. La traición se imponía y tras el reguero de sangre de la dictadura, Chile pasó a convertirse en un campo de pruebas del latrocinio neoliberal.

La nueva extrema derecha, que solo se diferencia de la de siempre por algunos elementos coyunturales, celebró --y digo bien, celebrar-- el aniversario del golpe de Estado contra Salvador Allende con un encuentro en Buenos Aires.

Durante los pasados 5 y 6 de septiembre, se reunieron en la capital argentina las fuerzas ultraconservadoras que participaron en el III Encuentro regional del Foro Madrid- Río de la Plata 2024. Fue, en rigor, el florecimiento de una semilla que nació en España.

En el año 2020, a expensas del partido político español Vox, nació el Foro Madrid con la Carta de Madrid, un documento fundacional que llamaba a activar una estructura de alianza permanente entre estos proyectos de extrema derecha populista y un plan de acción conjunto. La victoria electoral en Argentina de Javier Milei, quién fue firmante de este manifiesto inaugural es, en ese sentido, un éxito colectivo de esta estrategia.

El primer encuentro regional del Foro de Madrid, tuvo lugar en febrero de 2022, en Bogotá, y pretendía servir como un freno ante la previsible victoria del izquierdista Gustavo Petro en las elecciones colombianas, cuya primera vuelta tuvo lugar en mayo de ese mismo año. Lima fue el lugar elegido para el segundo encuentro regional del Foro, en marzo de 2023, tras el golpe de estado contra Pedro Castillo.

Es cierto que España pintaba poco durante la implementación del Plan Cóndor, sobre todo debido a sus propias debilidades internas: una dictadura en decadencia y un proceso de transición democrática con muchas controversias.

Sin embargo, a raíz de la implementación del Plan Cóndor y el inicio de los gobiernos neoliberales en América Latina, también se produjo la irrupción de las multinacionales españolas como Telefónica, Repsol, Grupo Santander o BBVA, entre otras, en el territorio latinoamericano. Muchas de estas compañías fueron aupadas por los procesos de privatización en España durante los primeros gobiernos tras la dictadura, pero, sobre todo, por el capital acumulado de la extrema corrupción durante el franquismo.

La relación entre España y los países latinoamericanos, nacidos de la liberación colonial del imperio español, podría ser muy diferente sin el interés de dominación del gran capital sobre estos territorios en la actualidad y sin el planteamiento nacionalista de corte fascista, que se impuso en España durante la dictadura y que sigue vigente, siendo recurrente en los discursos de la extrema derecha, para los que la nostalgia del imperio es una de sus piezas mitológicas clave. Así, surge una de las ideas-fuerza de este colectivo, que es la noción de 'Iberosfera'.

Por mucho que, cínicamente, traten de disfrazarlo como un encuentro entre pueblos que comparten una lengua, la realidad es que la división internacional del trabajo y la producción, y el propio desarrollo histórico reciente, evidencian que hay una relación insana y de expolio entre España y los países latinoamericanos, que afecta en lo material, y también en lo ideológico. En la práctica, este tipo de ideas-fuerza solo significan mantener el expolio de América Latina, favoreciendo en lo concreto a estas multinacionales españolas.

Recordemos el famoso "¿Por qué no te callas?" del rey Juan Carlos de Borbón a Hugo Chávez, cuando este trataba de denunciar el rol que jugó España en el golpe de Estado en Venezuela en el año 2002. O cómo, en ese mismo encuentro, el ahora emérito se marchó de la conferencia cuando el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, denunciaba precisamente el papel de las multinacionales españolas en Latinoamérica.

Jamás veremos un planteamiento superador de esta insana relación en ninguno de estos discursos. Por otra parte, es el reflejo de una impostura más de estas corrientes que, aunque en la actualidad traten de presentarse como "antisistema", defienden, al igual que la derecha clásica, los mismos intereses de la oligarquía y el capitalismo internacional.

En medio del contexto del auge de los gobiernos populares en América Latina, la derecha española trató de inocular sus tentáculos para conseguir rédito en el continente americano con apuestas políticas que facilitarán gobiernos afines, pero también como parte de las estrategias internas de polarización en su política interna. Sobre todo, con fines electorales.

Vox nació en 2014, ante un desgaste natural de la derecha clásica representada por el Partido Popular, que se encontraba en estos años enterrado en múltiples casos de corrupción. A partir de ese momento, la guerra entre ambas formaciones traspasó las fronteras, llegando a América Latina con el fin de consolidar liderazgos en alianza con las derechas latinoamericanas.

No obstante, el caso de Argentina sirve para ejemplificar otra impostura detrás de este aparente conflicto: la derecha clásica representada por Patricia Bullrich se integró, con sus más y sus menos, en el gobierno de Javier Milei, y juntos están aplicando una política de choque contra los derechos sociales, económicos, civiles y políticos de la población, lo que favorece un escenario de persecución política y pauperización económica generalizada.

Durante el encuentro en Buenos Aires, se presentaron distintos temas, destacando la exigencia de aumentar la presión contra la República Bolivariana de Venezuela, el apoyo al genocidio israelí en Gaza y la denuncia del auge internacional de potencias como China y Rusia, que consideran pone en riesgo sus intereses. Realmente, ¿existe alguna contradicción entre estos planteamientos y los que está esgrimiendo la derecha clásica en estos momentos?

Más aún, trágicamente, un sector de la izquierda europea y latinoamericana anda defendiendo los mismos planteamientos que se enarbolaron en esta cumbre ultra en Buenos Aires, sin que tampoco parezca que sean conscientes de lo que eso significa.

Sin embargo, en estos días, a 51 años del golpe contra Allende, también hemos podido ver como Venezuela resiste a una nueva embestida contra su soberanía y su pueblo; cómo el continente africano se levantaba contra sus opresores; cómo la solidaridad con la causa palestina invadía todos los continentes; cómo el mundo multipolar se fortalecía y el mismo imperialismo que asesinó a Allende va progresivamente perdiendo fuerza.

La historia, como decía Allende, la siguen escribiendo los pueblos.

Actualidad RT

 

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