Achille Mbembe: obra en movimiento
1. La caleidoscópica obra de Mbembe, el filósofo camerunés formado en Francia y afincado desde hace años en Sudáfrica −que recién estuvo en México con una conferencia sobre la militarización y las fronteras (https://lahaine.org/cN06)−, abarca temas desde posmodernidad, Estado, violencia, capitalismo, sicoanálisis, sexualidad, ciudad, migraciones, nuevas tecnologías y su escalada, hasta racismo y colonialismo. Conocido más por su término de necropolítica −una fusión de la biopolítica foucaultiana y el estado de excepción schmittiano, un modo de gobernar mediante la decisión del soberano de quién vive y quién muere y un amplio abanico de políticas de subyugación a la muerte para el control poblacional (Necropolitics, en: Public Culture, núm. 15/1/03, p. 11-40)− Mbembe se mueve analíticamente en diferentes direcciones.
Si bien rehúye ser catalogado sólo bajo la categoría de necropolítica, su pensamiento, mutando, una y otra vez vuelve a ella –como en su concepto de sociedad de enemistad − contactándose con otros temas de su interés −en sus propias palabras−, el rubro de la vida, cosas que la afectan y amenazan (fronteras, tecnología), su futuro y la durabilidad de nuestro planeta. Todo esto en una era marcada por el resurgimiento de fuerzas racistas, fascistas y nacionalistas, las políticas de exclusión, el neo-apartheid, la erosión de la democracia y proliferación de zonas de muerte (véase: Necropolitics, Duke University Press, 2019).
2. Trabajando ampliamente cuestiones de raza, racismo y su construcción –y retomando de Foucault el punto de cómo el racismo de Estado se vuelve una herramienta del biopoder y la biopolítica− Mbembe apunta a la Ilustración como su origen. Entrelazando las narrativas de la esclavitud, el colonialismo y el apartheid bajo lo que denomina la razón negra (véase: Critique of black reason, 2013), disecciona los modos históricos que moldearon la experiencia negra y un muy concreto nudo entre negritud-blanquitud, la violencia y la muerte, cuyas raíces se localizan en los orígenes del capitalismo. Siendo el negro un producto de Europa y su razón (Kant, etcétera) –una suerte de Sombra de la Ilustración−, la negritud se sitúa para él en el corazón de la modernidad y el capitalismo. Así, el necesario desmantelamiento de la blanquitud pasa tanto por el cuestionamiento de las violentas instituciones poscoloniales, como por el despertar del autoconocimiento y la descolonización de las ciencias.
3. En uno de sus más importantes libros – On the postcolony (2001)− Mbembe, invocando a Freud y Fanon –figura central para su pensamiento−, analiza cómo la imagen de África, un continente que raramente aparece por sí solo y como parte de lo humano, está compuesta por una serie estereotipos, productos de fantasías, culpas y miedos del Occidente y su inconsciente. En contraposición a esto destaca su creciente significado para el futuro del planeta en vías de colapso ecológico, y la manera en que ésta expone la naturaleza predadora del capitalismo, constituyendo a la vez su última frontera. Apuntando a Sudáfrica, convulsionada por la transformación capitalista y la xenofobia, la ve como un prototípico país fanoniano que no puede dejar de cuestionar su propia consistencia y decidir si sus partes deben existir por separado o juntas, subrayando también cómo el apartheid, considerado ya difunto, puede ser nuestro futuro global.
4. ¿Qué son los rasgos constituyentes de nuestros tiempos? ¿Qué son las claves de nuestro momento que aún no tiene un nombre?, suele preguntar, subrayando que una cosa es clara: vivimos en tiempos de un enredo planetario (planetary entaglement) donde la aceleración y multiplicación de conexiones se interpone a un drive [avenida] hacia contracción, contención, encierro y selectiva permeabilidad. Donde la proliferación de fronteras/muros/puertas/enclaves y partición del espacio genera toda suerte de gente sobrante que debe ser separada (vide: apartheid). Y donde “una guerra global a la ‘movilidad’”, a los refugiados y los migrantes –el tema político central de hoy− convierte cuerpos en fronteras generando nuevos paisajes de encarcelamiento frente a lo que postula la necesaria utopía de un mundo sin fronteras.
5. A pesar de ser considerado su representante, ir destacando puntualmente su importancia y ser autor de uno de los más interesantes libros sobre la poscolonialidad (On the Postcolony) –apuntando bien, de paso, a la continuidad entre el pillaje colonial, la economía de plantaciones y el imperante modelo del capitalismo neoliberal y de la extracción de recursos−, Mbembe rechaza esta etiqueta: “ya lo dije muchas veces, pero nadie me escucha: yo no practico la teoría poscolonial (trascendiendo la ‘diferencia’, en vez de rescatar al ‘pasado no-metropolitano’)”. Así el meollo de su proyecto no es provincializar a Europa (vide: D. Chakrabarty), un continente que ya de por sí no está en el centro, poseído por una obsesiva búsqueda de un enemigo (Necropolitics, 2019), sino más bien descentralizar a todo el mundo.
@MaciekWizz