Afganistán: el crimen subyacente
Ni siquiera el militarista más cruel puede defender las acciones inhumanas de un sargento de USA que irrumpió en las casas de civiles afganos y asesinó a dieciséis personas, bebés incluidos. Pero los promotores de guerras tratarán de encontrar la manera de utilizarlas para justificar el mantenimiento de las tropas estadounidenses en Afganistán, que es el crimen subyacente.
Sólo hay una manera de interrumpir los crímenes de esta fuerza de ocupación: ¡Que se vayan las tropas de ocupación! Y añadiremos: ¡Washington debe pagar reparaciones por esta guerra!
Los jefazos del Pentágono han atribuido demasiados actos horribles de sus tropas al estado mental de los soldados individuales que los cometieron. Pero todos ellos encajan en un patrón característico de las ocupaciones coloniales. Los soldados que orinaron sobre los cadáveres de afganos capturados son una prueba del inmenso desprecio que sienten por un pueblo que el Pentágono afirma estar ayudando. La quema del Corán mostró el desprecio por sus creencias. Y, ahora, el hecho de irrumpir en sus casas y de asesinar a los niños ha sobrepasado todos los límites del horror.
Este acto es la culminación de diez años de crímenes de guerra estadounidenses contra el pueblo afgano. No es que el asesinato a quemarropa de bebés sea un acto más criminal que los bombardeos desde un helicóptero o un avión sin piloto, pero ha desenmascarado ante los ojos del mundo –incluso ante los del pueblo invasor– la verdadera naturaleza del crimen de la ocupación.
Los editoriales de la prensa de la clase dominante expresan el temor de que el pueblo estadounidense esté harto de esta guerra y exija detenerla. Los generales de más alta graduación y los políticos están haciendo un esfuerzo desesperado por ganar tiempo en Afganistán al mencionar la probable ejecución del soldado que perpetró esta masacre atroz.
Los generales pueden intentar salvarse con este chivo expiatorio que es el sargento, pero cuanto más alta es la graduación más responsabilidad existe respecto al delito.
Éste ha sido el resultado inevitable de diez años de ocupación. Los soldados de USA y de la OTAN sienten a diario el odio del pueblo afgano. Los generales y los políticos les han dicho que su única opción moral es ser “profesionales”… asesinos profesionales.
Muy al contrario, sus únicas opciones morales y políticas son la de no acatar las órdenes criminales que reciben de oprimir al pueblo afgano… y la de amotinarse.
Hay que movilizarse para acabar con la ocupación
En el país nuestra opción es más sencilla. Vamos a poner a prueba los temores que expresan los editoriales de la clase dominante de que la gente está harta. Vamos a movilizarla para que exija que las nuestras tropas y las de la OTAN abandonen ahora mismo Afganistán.
Los días 23 a 25 ??de marzo los organizadores asistirán a la conferencia de la Coalición Nacional Unida Contra la Guerra en Stamford, (Connecticut), para planificar los próximos pasos contra esta guerra.
El 20 de mayo, todas las fuerzas de este continente que son contrarias a la guerra se reunirán en Chicago para oponerse a la reunión de los que dan las órdenes: los generales y dirigentes estadounidenses y de otros países de la OTAN.
Allí estaremos para decirles: ¡Que se vayan las tropas de USA y de la OTAN! ¡Washington debe pagar reparaciones por esta guerra!
Esto sólo se acabará cuando se acabe. Vamos a movilizarnos para que se acabe.
www.workers.org - Traducido por Manuel Talens