Afganistán: Se consolida la nueva derrota de EEUU
Talibán sigue avance y captura dos cruces fronterizos con Irán
HispanTV / La Haine
El grupo armado Talibán ha tomado el control de un importante cruce fronterizo con Irán, el segundo de los tres grandes que existen, mientras continúa su rápido avance militar dentro de Afganistán.
Informes reportados desde la provincia de Herat, en el oeste del territorio afgano, indican que el cruce fronterizo de Islam Qala con Irán, ubicado en la misma provincia, ya se encuentra en manos de los talibanes y que los funcionarios de seguridad y de aduana afganos se habían visto obligados a refugiarse en la parte iraní.
Los combatientes de Talibán han capturado también dos ciudades en Herat, mientras las autoridades locales han sostenido que los militares se habían retirado tácticamente de esas ciudades a fin de lanzar una nueva ofensiva para recuperar el control de las instalaciones gubernamentales.
Hace unos días los insurgentes habían tomado también la oficina de aduana en el cruce Sheij Abu Nasr Farahi, entre Afganistán e Irán, después de derrotar a las fuerzas afganas.
Irán detiene comercio a través de cruces fronterizos afganos ante avance de Talibán
Al respecto, el portavoz de la Administración de Aduanas de Irán (IRICA, por sus siglas en inglés), Ruholá Latifi, ha pedido a las empresas no enviar envíos de exportación a los mencionados dos principales cruces fronterizos afganos.
En un comunicado emitido el jueves, la IRICA ha anunciado que el comercio se ha detenido en los cruces fronterizos de Doqarun y Mahirud, ubicados a lo largo de la frontera oriental de Irán con Afganistán. Latifi ha precisado que el comercio entre Irán y Afganistán fluye normalmente a través del tercer cruce fronterizo importante en Milak, en el sureste del país persa.
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Talibanes, hacia una victoria incontenible
Guadi Calvo
Los veinte años de la ocupación norteamericana de Afganistán, solo ha servido para confirmar la leyenda de que los guerreros afganos son invencibles a la hora de defender su escabroso territorio.
Quizás lo más simbólico de la huida de los norteamericanos, que ya no pueden disimular la derrota, sea el abandono del pasado dos de julio y casi en secreto, de la base militar y área más importante que han tenido en ese país: Bagram, a unos 72 kilómetros al norte de Kabul, con una pista de aterrizaje de 3500 metros, de donde partían las mayorías de las fallidas operaciones aéreas contra los insurgentes. Además de ser el cuartel general de las tropas de Operaciones Especiales de EEUU. Donde se llegaron a albergar más de 100 mil soldados, que para no extrañar las costumbres de su país contaba con piletas de natación, cines, locales de las cadenas Burger King y Pizza Hut, un hangar utilizado para interrogar y torturar prisioneros conocido como punto de recogida de Bagram y una prisión para 5 mil reclusos.
Tras el ingreso de efectivos afganos a Bagram, encontraron que todo el material abandonado por los norteamericanos, entre los que había unidades de transporte y de comunicación, habían sido vandalizadas, por un certero temor de que, más temprano que tarde, caiga en manos del Talibán.
Se espera que el ejército norteamericano complete su huida, de la que ya realizó el noventa por ciento, en pocos días más, aunque algunas fuentes mencionan finales de agosto. Esto fija el punto, en que empezaran a correr el tiempo final del régimen del presidente Ashraf Ghani y toda la corrupta estructura política de Kabul y la mayoría de las 34 provincias que pueden derrumbarse cuándo el Talibán lo considere oportuno.
La ofensiva de los muyahidines iniciada el primero de mayo no solo es incontenible, sino que se incrementa a cada momento. Dado no solo la por el abandono de sus posiciones del Ejército Nacional Afgano (ENA), sino por la constante incautación de armas y otros materiales occidentales con los que en todos los años de invasión han reabastecido a sus guerreros.
El pasado día 6 de julio los talibanes exhibieron contenedores repletos de armas y equipo militar occidental y una veintena de camionetas, tomadas al ejército afgano en la base militar Sultan Khil en la provincia de Wardak a poco más de 120 kilómetros al oeste de Kabul. Muchas de las armas incautadas estaban sin uso y todavía conservadas en sus cajas de embalaje.
En estas últimas semanas han tomado 188 y disputan otros 135 de los 421 wuleswali (distritos) del país particularmente en el norte, donde se registran los mayores progresos. Incluyendo el sitio de cuatro capitales provinciales. Badakhshan, Takhar, Khunduz y Qala-i-Naw, capital de la provincia de Badghis, donde asaltaron la prisión, liberaron 200 “hermanos” y saquearon las oficinas del gobernador, la policía y la sede de la Dirección Nacional de Seguridad. Además de forzar la rendición masiva de altos mandos policiales y de las Fuerzas de Seguridad y Defensa Nacional de Afganistán (ANDSF).
La mancha de tinta
Como una mancha de tinta sobre el papel, el Talibán continúa extendiendo su control territorial, ya libre de su mayor enemigo: los bombardeos de la aviación norteamericana. Los reportes se reiteran como una letanía.
Quizás lo que sucede en la provincia de Badakhshan, donde los insurgentes controlan 23 de los 28 wuleswali y muchos de esos distritos se han rendido sin luchar, tenga una fuerte carga simbólica, ya que Badakhshan fue uno de los principales centros de resistencia al talibán, hasta septiembre de 2001 y donde tenía su cuartel general la Alianza del Norte, barones de la droga que intentaron impedir el acceso al poder del Mullah Omar, el fundador de los talibanes, porque estos se oponen al cultivo y tráfico de la amapola.
La pérdida de las provincias de Badakhshan y Takhar terminaría con las esperanzas de los aliados ded Occidente. El pasado sábado, imágenes de televisión mostraron a políticos y funcionarios de Badakhshan abordando aviones para huir a Kabul.
Mientras, se siguen conociendo deserciones masivas como la sucedida con más de un millar de hombres de las fuerzas de seguridad que responden a Kabul y cientos de funcionarios del régimen que han huido hacia Tayikistán. El Talibán, al igual que ha echo en la frontera con Irán, ha tomado los principales cruces fronterizos con ese país, abandonados por las fuerzas afganas, administrando esas aduanas cuyas operaciones representan millones de dólares al año. Lo que ha obligado a Rusia a movilizar helicópteros de ataque desde su base en Tayikistán.
Los logros de los talibanes no han sido exclusivos del norte. En el sur, han tomado el control de varios distritos claves, como Gereshk en Helmand y Shah Wali Khot y Panjwayi en Kandahar. El distrito de Panjwayi, donde nació el movimiento Talibán, junto a Shah Wali Kot, ya han quedado bajo el control de los insurgentes lo que pone en jaque la ciudad de Kandahar, capital de la provincia del mismo nombre, donde además están a punto de tomar Spin Boldak, cabecera de un importante cruce fronterizo con Pakistán.
Todos los expertos coinciden en que el régimen de Kabul cuenta con pocas semanas para revertir la situación y evitar su caída. Mientras que la máxima autoridad militar de EEUU en el país centro asiático, el general Austin S. Miller, interntó salvar la cara diciendo que: “La retirada se produce en medio de temores de que podría poner a Afganistán en el camino a una guerra civil”. Cómo si Washington, durante estos últimos veinte años, hubiera sido un mero observador y no un ejército invasor que ha terminado derrotado, dejando una crisis que seguirá consumiendo vidas afganas y anuncia la victoria incontenible del Talibán.
CALPU