Argentina: Contundente paro general, a pesar de los aprietes de Gobierno y patronales


A pesar de la convocatoria a desgano de la CGT, del boicot del sindicato del transporte (UTA) y de los aprietes del gobierno y los empresarios, el paro fue contundente en trenes, subtes, escuelas, hospitales, sectores de la industria y hubo más de 300 vuelos de avión cancelados.
La estación Lacroze (FF.CC. Urquiza, Buenos Aires) y sus alrededores, sin gente durante la mañana del 10 de abril.
El paro nacional de este jueves tuvo un fuerte acatamiento. Y esto ocurrió a pesar de los aprietes del Gobierno y las patronales, de la campaña de los medios oficialistas, a pesar de la carnereada de la conducción burocrática de la UTA y a pesar de que la conducción de la CGT preparó de la peor manera posible la medida en muchísimos lugares.
Así, expresó la bronca contra el gobierno y las patronales.
Vale recordar que la burocracia sindical de la CGT venía de una larguísima tregua desde el año pasado, cuando tras la Ley Bases pactaron con Javier Milei la reforma laboral y dejaron pasar desde entonces todos los ataques del gobierno de ultraderecha sin luchar.
Sin embargo, la fuerza desde abajo, primero el 1-F tras el discurso de Davos, después el 8 y el 24 de marzo, y sobre todo, el ejemplo de lucha de los jubilados, que se transformaron en un símbolo de lucha con inmenso apoyo popular y que aglutinó enormes simpatías, obligó a la burocracia a convocar a una marcha el 9 y al paro del 10.
Claro, fiel a su política, lo hicieron "a desgano". Bien lejos de la combativa jornada del 12 de marzo contra la represión de Bullrich, sin asambleas en lugares de trabajo, sin ninguna preparación seria y, el colmo, sin la participación de la UTA, limitando la fuerza de la medida.
Pero la fuerza y la bronca de millones de trabajadores pudo más y el paro fue mucho más fuerte de lo que todos pensaban. Este jueves se vive una jornada con importante paralización de trenes, subtes, escuelas, hospitales, puertos y muchísimos otros lugares de trabajo en la industria y los servicios, a pesar de la convocatoria a desgano y sin preparación seria por parte de la burocracia sindical de la CGT encabezada por Héctor Daer.
Son más de 300 los vuelos cancelados por la medida de fuerza. Ya en la noche de este miércoles las y los trabajadores aeronáuticos se habían sumado al paro nacional. Casi en simultáneo, se vaciaron las líneas de producción de varias fábricas: adhesión del 90% en VW y Ford de Pacheco, las autopartistas, metalúrgicas como Acindar, SIAT y CAT, Fate y Pirelli del neumático, en plantas de Coca-Cola de Córdoba y Barracas, así como las alimenticias desde Mondelez (Pacheco) a Bagley (Córdoba).
En las grandes aceiteras del cordón de Rosario-San Lorenzo fue total el apoyo a la huelga, con asambleas y dos movilizaciones el 9 y 10. En la medianoche de este miércoles también se interrumpió el servicio portuario con la adhesión de todos los gremios que forman parte de la FEMINPRA. En las escuelas la adhesión fue altísima.
Los trenes dejaron de funcionar en la medianoche, al igual que los subtes, y se iba construyendo un contundente paro nacional que por la mañana ya tenía paralizados amplios sectores del transporte, los servicios, la industria y calles semivacías. El único sector del transporte que funcionó fueron los colectivos.
Sin embargo, circularon con muy poca gente y hasta casi vacíos. Si no hubo paro en la UTA fue por decisión de la conducción burocrática del carnero de Roberto Fernández, que además le dificulta parar a los millones de trabajadores informales.
El mayor organizador del paro no fue la CGT, ni mucho menos. Fue la bronca que se siente por estos 11 meses de tregua, por los salarios congelados, por los despidos y la prepotencia de los empresarios alentados por un gobierno de derecha y una oposición cómplice. El peronismo no suspendió su interna ni en medio de la medida de fuerza. Los mayores "responsables" del paro fueron los jubilados y jubiladas que fueron construyendo los miércoles de la resistencia.
Se demuestra que la clase trabajadora tiene la fuerza para proponerse derrotar los planes de Milei y las grandes patronales. Pero, para eso, es necesario que estas jornadas no sean aisladas, sino exigir la continuidad de un plan de lucha, en la perspectiva de la huelga general, hasta derrotar los ataques e imponer nuestras medidas. También para unificar a los trabajadores sindicalizados con los informales, con los jubilados y los estudiantes y docentes que luchan por la educación pública, el movimiento de mujeres y los movimientos de lucha.
Ese es el planteo con el que participaron la izquierda, el peronismo de abajo y el sindicalismo combativo en estas jornadas. Hay que imponérselo con la fuerza organizada desde abajo a los burócratas de la CGT, que por la tarde del jueves hicieron una conferencia de prensa de balance, sin anunciar ninguna continuidad de las medidas.
Es la única forma no solo de conquistar salarios y recuperar derechos, sino también de enfrentar la crisis capitalista que quieren descargar sobre nuestras espaldas. Hay que darle una salida obrera y popular. Son ellos o nosotros.