lahaine.org
EE.UU., Europa, Mundo :: 04/07/2024

Assange, Manning y la gente valiente

Arantxa Tirado
El complejo militar industrial que dirige los intereses de EEUU nunca le iba a perdonar, ni a Manning, ni a Assange, ni a Snowden -actualmente refugiado en Rusia-, semejante agravio

Julian Assange ya es un hombre libre, aunque ha tenido que pagar un gran precio por ello. No sólo ha debido pasar un calvario de más de doce años en los que ha sufrido difamaciones personales, persecución judicial, asilo político, prisión y un encarnizamiento carcelario que ha estado a punto de costarle la vida. También ha debido aceptar cargos de espionaje que lo condenaban a 62 meses de prisión, que ya ha cumplido previamente. Sólo así la mayor potencia del mundo ha dejado de lado su pretensión de extraditarlo a EEUU para juzgarlo en su territorio o, quizás, algo peor.

Tener que ceder en una negociación establecida como un chantaje no debe de haber sido fácil para alguien que ha demostrado no dejar que el poder doblegara sus principios de defensa de la verdad. Parece evidente que el fundador de WikiLeaks se ha beneficiado del momento preelectoral estadounidense. El actual presidente, el demócrata Biden, necesitaba un golpe de efecto ante una campaña que se prevé difícil. Su imagen senil, y su respaldo al genocidio de Israel en Gaza, le pueden pasar factura entre el electorado más joven y progresista, si es que se mantiene como candidato hasta el final. Abandonar la persecución a Assange le ayuda a volver a conectar con una línea ya explorada por Barack Obama cuando decidió en 2017 conmutar la pena a la ex analista de inteligencia del Ejército de EEUU, Chelsea Manning, antes de abandonar la presidencia.

Precisamente, Chelsea Manning fue la persona que, como Julian Assange, arriesgó su integridad para filtrar la mayor parte de la documentación clasificada de EEUU que WikiLeaks hizo pública en 2010. Los centenares de miles de registros proporcionados por la analista demostraban los crímenes de guerra de EEUU en Irak y Afganistán, así como los auténticos intereses económicos y geopolíticos del Gobierno estadounidense en diversas partes del mundo.

En su libro de memorias LÉEME.txt, Manning relata cómo hizo para recopilar y enviar tal magnitud de información sensible a los miembros de WikiLeaks. Pero, sobre todo, su texto permite entender los motivos que la llevaron a romper la confidencialidad de su trabajo exponiéndose a un duro castigo ejemplarizante y una condena de 35 años de prisión. La indignación ante las acciones que su país estaba realizando en el extranjero en su autodenominada "guerra contra el terror", unido a sus simpatías por el anarquismo y una conciencia política que fue creciendo con su propia experiencia desplazada en Irak, estuvieron detrás de su decisión.

Chelsea Manning no tuvo una vida fácil. Mujer trans, fue poco a poco encontrando su identidad, personal y política, en un trayecto plagado de experiencias traumáticas. Hija de la clase trabajadora estadounidense, con grandes problemas económicos y afectivos en su núcleo familiar, pasó de utilizar los conocimientos adquiridos en su afición por la informática y el hackeo para buscar un trabajo en el sector tecnológico que le permitiera "ser una persona rica, tener cierta seguridad en la vida" a lanzarlo todo por los aires cuando gozaba de un puesto de prestigio y bien pagado en el Ejército. Fue catalogada como "combatiente ilegal enemigo" y desprovista de sus derechos. Su encarcelamiento, primero en régimen de aislamiento en una jaula, después en una prisión militar, la llevó a intentar suicidarse en varias ocasiones.

Como reflexiona Manning en su libro, "las filtraciones se convirtieron en el punto de partida de un intenso y amplio debate sobre cómo debía participar EEUU en los conflictos internacionales y sobre cuánta información merecía conocer la población acerca de la forma en que el gobierno actuaba en su nombre. Yo había cambiado los términos del debate, había abierto el telón". Evidentemente, el complejo militar industrial que dirige los intereses de EEUU nunca le iba a perdonar, ni a ella, ni a Assange, ni al analista de la CIA que también filtró documentos, Edward Snowden -actualmente refugiado en Rusia-, semejante agravio.

En el documental Risk, de Laura Poitras, Julian Assange enuncia una frase contundente: «La mayoría de la gente que tiene principios muy fuertes no sobrevive por mucho tiempo». Él, por fortuna, no podrá ponerla en su epitafio porque, finalmente, ha vencido, pero la historia de la humanidad ha dejado demasiados ejemplos de su afirmación. Enfrentarse a los poderes establecidos ha supuesto arriesgar la vida, la integridad física y mental o la libertad de muchas personas que hoy consideramos héroes, aunque en su época, tal vez, fueran tildadas de inadaptadas, problemáticas o, incluso, criminales, por sus posiciones revolucionarias. Sólo cuando los héroes y heroínas han pasado de ser casos aislados, como mártires o profetas en un momento político adverso para sus ideas, a sumar a un buen número de personas a su causa, se puede hablar de transformaciones sociales y políticas de calado. Ningún poder, por muy grande o imbatible que parezca, puede resistir la valentía organizada de quienes deciden luchar contra la injusticia pagando un alto coste individual.

Podríamos pensar que hay pocos héroes y heroínas en nuestro mundo actual. Sin embargo, sería injusto afirmar algo así. El mundo está plagado de personas que luchan en condiciones muy difíciles, arriesgando cotidianamente sus vidas, su integridad o un mayor bienestar material, por defender unas ideas que van a contracorriente en el capitalismo. Quizás no salgan en los libros de Historia, pero forman parte de una historia que se construye cada día, y que va conformando un hilo rojo de memoria y sedimentación de pequeñas-grandes luchas. Es la gente que no permanece impasible ante cualquier injusticia que pase delante de sus ojos y alza la voz, la que sigue sus principios éticos para hacer lo que le dicta su conciencia, la que no antepone su bienestar particular en situaciones donde se trata de pensar en colectivo. Es, en definitiva, la gente valiente y comprometida.

Son los Julian Assange, las Chelsea Manning, los Edward Snowden, pero también los luchadores antifascistas en los barrios, las sindicalistas en los puestos de trabajo o las personas que, aunque no estén organizadas, se niegan a adoptar los valores de competitividad, explotación e individualismo que deben regir las relaciones humanas para este sistema. No obstante, todavía nos hace falta más gente valiente, visible e invisible. Y ello es imprescindible no sólo para enfrentar a los poderes económicos o los Estados imperialistas a fin de frenar los graves problemas que estos están provocando y que ponen en jaque la propia supervivencia humana en el planeta. También necesitamos más gente valiente para que decisiones como las de Assange, Manning, Snowden o cualquier trabajadora en lucha no sean casos aislados que acaben convirtiendo en mártires a quienes tienen el valor de dar un paso al frente.

Si más personas no transigieran ante las injusticias, seguramente el precio a pagar por ello sería menor para quienes se destacan porque los que sostienen este orden capitalista y sus atropellos tendrían menos capacidad de hacer y deshacer a su antojo. La lucha por la verdad, la justicia o la emancipación colectiva se volvería tan hegemónica que sería prescindible porque habríamos construido otro tipo de relación social en la que nadie sería indiferente ante un abuso contra su persona o ante cualquier atropello a otros que se produjera delante de sus narices. Necesitamos, por tanto, personas valientes que construyan sociedades valientes que se atrevan, en conjunto, a romper con las normas establecidas por este sistema de poder que sostiene su dominación última en la guerra y en la explotación. La realidad tenebrosa en la que vivimos, y las perspectivas nada halagüeñas que se atisban en el horizonte ante un capitalismo decadente, nos lo piden a gritos. Luchar será la única forma de supervivencia.

lamarea.com

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal