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Europa :: 19/02/2024

Avdíivka en contexto

Nahia Sanzo
A pesar de que sus tropas no han logrado romper el frente de Zaporozhie y se encuentran en retroceso en todo el frente del este, para Zelensky todo es sencillo de explicar

Varias horas después de que se anunciara la orden de Oleksander Syrsky, The New York Times publicaba como última hora que “Ucrania se ha retirado de Avdíivka, una ciudad destruida y fortín del frente en el este, dando a Rusia su primera gran 'adquisición' desde mayo”. En la misma línea, pero con aún más catastrofismo, El País anunciaba que “Ucrania se retira de Avdiivka en la mayor victoria rusa en un año”.

Aunque los avances de esta semana son los más relevantes desde la captura de Artyomovsk, la mayor victoria rusa de 2023 fue derrotar la ofensiva ucraniana de Zaporozhie y hacerlo con solvencia. El medio estadounidense matizaba para calificar “la caída de Avdíivka, una ciudad que una vez fue el hogar de 30.000 personas pero que ahora está en ruinas” como “el primer gran avance que han conseguido las tropas rusas desde mayo del año pasado”. Al contrario que El País, The New York Times no mencionaba explícitamente la victoria de mayo, la captura de Artyomovsk, que el régimen de Ucrania no se molestó en admitir.

La comparativa entre ambas batallas es engañosa, ya que ni el desarrollo de la lucha ni las circunstancias han sido similares, aunque sí lo ha sido la cobertura mediática y el discurso político que ha generado. En los dos artículos mencionados, que son representativos de la línea que han seguido los medios a lo largo de las semanas que se ha prolongado la aproximación rusa a Avdíivka, los argumentos se sustentan en el discurso oficial de preservar las vidas de las tropas, pero se evita ver la realidad de la batalla, que desde hacía al menos 48 horas mostraba claros signos de colapso.

Desde el inicio de la lucha por la ciudad (en realidad desde el inicio de la guerra), el excesivo apego de los medios occidentales a las declaraciones oficiales de Kiev y los testimonios de los soldados han cegado la visión de los periodistas, que nunca han tenido intenciones de mostrar la realidad, sino de presentar la batalla de la forma que más beneficiaba a Ucrania.

En este tiempo, medios como CNN han informado del desarrollo de la batalla de Avdíivka “sobre el terreno” desde las posiciones ucranianas a “90 minutos al norte de Avdiivka, en los alrededores de Bajmut” o han basado sus reportajes en las descripciones y declaraciones de soldados que se encontraban en la ciudad mientras los periodistas informaban desde otros puntos calientes, aunque por el momento menos peligrosos, sobre la batalla por el fortín al norte de Donetsk.

El hecho de que Avdíivka fuera ya excesivamente peligrosa para estar abierta para la prensa occidental daba a entender la situación crítica en la que se encontraba la guarnición ucraniana. Pero aun así, la prensa ha mantenido hasta el final el mantra de las inmensas bajas rusas y la capacidad de Ucrania de mantener una línea que desde hace varios días era ya incapaz de defender.

En ocasiones, el intento de mantener la ficción a base de un relato adulterado exagerando las bajas ajenas e ignorando las propias lleva a extremos. El 16 de febrero, cuando era evidente que la 3ª Brigada de Asalto se encontraba en una situación crítica admitida incluso por los soldados allí destacados, su comandante adjunto, el mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania Maksym Zhoryn, que en su canal de Telegram mantiene el símbolo original de Azov, el wolfsangel, dejando claro qué es la brigada y quién la conforma, escribía un texto en el que se jactaba de haber eliminado a al menos seis brigadas de la Federación Rusa y una de la RPD.

“Los maricones no cuentan sus bajas. Nosotros tampoco las tenemos en cuenta”, escribía sin molestarse en evitar términos insultantes. “De hecho, es difícil calcular exactamente cuántos rusos están muriendo aquí. Solo en un ataque en una posición, ayer nos cargamos a 80 katsaps [carniceros]”, se jactaba apenas unas horas antes de que las tropas rusas alcanzaran el centro de la ciudad, con la tranquilidad suficiente como para izar sus banderas sobre el monumento soviético a la liberación en la II Guerra Mundial.

Cada batalla es única y está marcada por los condicionantes propios de la geografía del lugar, las dificultades logísticas y la fortaleza de las partes en conflicto, pero también está marcada por el contexto externo en el que se produce. En el momento en el que las últimas tropas ucranianas se replegaron de los escasos puntos de Artyomovsk a los que se aferraban, fundamentalmente para garantizar mantener abierta la carretera de la vida y evitar quedar sitiados, Ucrania contaba con un enorme suministro de armamento y financiación y se encontraba en la fase final de la preparación de su contraofensiva de 2023. La excesiva confianza en sus fuerzas y la subestimación de las capacidades rusas hicieron innecesario para Kiev admitir la pérdida de unas posiciones que esperaban recuperar con rapidez en el momento en el que el inicio de las operaciones terrestres en Zaporozhie obligara a Rusia a trasladar gran parte de sus fuerzas a intentar impedir la irrupción ucraniana.

Inmediatamente después de la pérdida de la ciudad, Syrsky envió a Artyomovsk a la que Ucrania considera ahora una de las brigadas mejor entrenadas, la comandada por Biletsky, que en un momento dado se jactó de grandes avances, de la captura de Andreevka y, como ha hecho esta misma semana Zhoryn, de las grandes bajas causadas a Rusia. A pesar del discurso, Biletsky no consiguió su objetivo de recuperar el territorio ni Syrsky desgastar a las tropas rusas.

En realidad, al margen de la cifra de bajas – relativamente elevada en el caso de las tropas rusas tal y como denunció entonces Evgeny Prigozhin y confirmaron las fuentes que realizan el seguimiento de obituarios y anuncios de muertes de soldados en las redes sociales-, fue a Ucrania y no a Rusia a quien desgastó la continuación de la batalla por Artyomovsk hasta el final en lugar de retirarse a tiempo de una localidad completamente destruida. Pese a disponer de toda la asistencia militar necesaria de sus aliados extranjeros, las tropas de Syrsky no lograron recuperar el territorio perdido.

Aunque habitualmente comparada con la de Artyomovsk, la batalla por Avdíivka ha sido diferente tanto por los participantes como por la táctica y los medios utilizados. La lucha comenzó cuando Ucrania no había dado aún por derrotada la contraofensiva y disponía todavía de fondos estadounidenses de asistencia militar, que no se agotarían hasta más de dos meses después. La aproximación ha sido lenta, pero constante y se ha producido al margen de las carencias de munición que Ucrania alega ahora. Al contrario que en Artyomovsk, Rusia ha contado con unidades regulares y, sobre todo, ha sido decisivo el intenso uso de la aviación.

Si la batalla de los primeros seis meses de 2023 se produjo en forma de asalto terrestre y lucha cuerpo a cuerpo, Rusia ha avanzado sobre Avdíivka por los flancos y utilizando el elemento más decisivo, capaz de hacer que la falta de munición sea un elemento secundario: la aviación y el golpeo selectivo y continuado de los puntos más importantes con el objetivo de debilitar al oponente.

En su artículo para El País, Cristian Segura afirma que la ciudad se encontraba “prácticamente rodeada por las tropas rusas desde finales de 2023”. La geografía y la disposición prácticamente diagonal noroeste-sudeste de Avdíivka ha facilitado a Rusia el avance desde el norte y desde sur, pero la ciudad no ha estado rodeada hasta finales de esta semana, cuando se ha producido el colapso de las líneas, la llegada de la 3ª Brigada para cubrir la retirada de la 110ª Brigada y un avance final que ha hecho imposible para Syrsky dar otra orden que no fuera la de evacuación “ordenada y planificada”, tal y como ocurriera en Debaltsevo.

El final de la batalla por Avdíivka se produce en un contexto de ausencia de nuevos fondos estadounidenses, aún bloqueados por el uso electoral de la financiación en el Congreso y durante el fin de semana en el que se celebra la cumbre de seguridad de Múnich, que ha dado a Zelensky un foro con audiencia internacional para instalar su discurso como explicación oficial de lo ocurrido la última semana en la localidad de Donbass. “Ucrania definitivamente puede ganar esta guerra”, sigue afirmando el líder ucraniano, que entiende por victoria la expulsión de Rusia de todo el territorio de Ucrania según sus fronteras de 1991.

A pesar de que sus tropas no han logrado romper el frente de Zaporozhie y se encuentran en retroceso en todo el frente del este, todo es sencillo de explicar. “Nuestras acciones están limitadas por el alcance y las armas insuficientes. La situación en Avdiivka confirma, por desgracia, que Ucrania tiene escasez de armas, especialmente en artillería y capacidades de largo alcance que permiten a Putin adaptarse e intensificar las hostilidades”, sentenció con un argumento que carece de sentido.

La “situación en Avdíivka” no se explica por la carencia de misiles de largo alcance ni por la escasez de munición de artillería, que Ucrania sigue disparando contra Donetsk, ya que ninguno de esos elementos podía compensar la intensa campaña de bombardeos aéreos que ha realizado Rusia contra las tropas ucranianas en la ciudad y que ha determinado el sentido de la batalla.

Sin embargo, el argumento de Zelensky, una excusa que no explica la derrota, no busca armamento para recuperar Avdíivka o explicar por qué Ucrania no ha logrado defenderse, sino conseguir la financiación para mantener la guerra. Para ello es preciso explotar la derrota, cuya culpa es ajena. No es necesario replantearse por qué la retirada no se produjo hace semanas, cuando Zaluzhny la defendía, ni por qué la táctica rusa de ataque ha vencido a la ucraniana de defensa, mientras que la contraofensiva fracasó. “Recuperaremos nuestras tierras. Putin será derrotado”, ha insistido Zelensky. “Lo hemos demostrado más de una vez en el campo de batalla: nuestras capacidades están limitadas solo por los recursos escasos y el alcance de nuestras armas. Todo lo demás depende de nosotros”.

Zelensky, que sigue explotando la idea de la obligación moral de sus aliados de suministrar constantemente enormes cantidades de armamento cada vez más pesado, persiste en su discurso de superioridad ucraniana limitada de forma artificial por la falta de recursos. Una falta de recursos que no explica por qué Ucrania no fue capaz de recuperar el territorio perdido en Artyomovsk, que evita analizar lo que verdaderamente ha ocurrido en Avdíivka y que omite aclarar por qué esa localidad era importante para Kiev.

El discurso oficial del Gobierno contrasta también con los testimonios de los soldados de unidades como la 110ª Brigada, que han participado en la batalla por Avdíivka y que, según ha publicado Rob Lee, se han quejado de la logística, falta de rotaciones, agotamiento, escasez de soldados, dificultades para moverse por la noche, problemas de salud y de la elevada edad media de los soldados. La guerra depende de algo más que del calibre de las armas.

“Si las Fuerzas Armadas de Ucrania pierden la ciudad, el ejército ruso podrá construir corredores logísticos para abastecer una gran parte del frente”, alegó Mijailo Podolyak cuando aún era importante insistir en la necesidad de luchar hasta el final por una ciudad destruida. En realidad, el avance en Avdíivka no es estratégico como parece sugerir Podolyak, pero sí derriba una parte importante de la primera línea de defensa y de ataque de Ucrania.

Los bombardeos sobre Donetsk no desaparecerán completamente, pero sí disminuirán sustancialmente, mejorando así la seguridad de la población civil de la ciudad y de localidades cercanas que, como Yasinovataya, han vivido, y sufrido, durante nueve años en la primera línea del frente, que retrocede ahora eliminando el peligro a una posible irrupción ucraniana.

La gran pregunta ahora que tanto Syrsky como Biletsky han confirmado la orden de retirada, es cómo va a producirse esa huida hacia la parte occidental de la zona de Donetsk. Insistiendo otra vez en las grandes cantidades de soldados rusos que la brigada ha asesinado, Maksym Zhoryn, dando a entender que se encontraba en Avdíivka, confirmaba la orden de retirada, lo correcto de esa opción y la dificultad de llevarla a cabo.

Rusia es consciente de que Ucrania se encuentra ahora en un momento de mayor debilidad y da signos de continuar la ofensiva hacia Lastoschino, siguiente punto en el que las tropas ucranianas podrían atrincherarse para aferrarse a las afueras de Avdíivka y no perder la posibilidad de atacar la ciudad y mantenerse en los alrededores de Donetsk. Con la bandera rusa sobre la planta de coque y eliminada así la posibilidad de repetir un escenario similar al de Azovstal, se habla ya de una siguiente línea fortificada en la línea Semyonovka-Berdichy.

En la ciudad, las tropas rusas avanzaron ayer ya sin oposición para capturar la administración local, las principales industrias y la estación de tren, desde donde los soldados prometieron seguir adelante. “Todo va hacia adelante y esperamos el momento en el que dar a la población de Donetsk una vida en paz”. Ahí radica la importancia de alejar a las tropas ucranianas de sus posiciones fortificadas del frente de Donbass.

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