Bellamy Foster: Un imperio fracturado, por dentro y por fuera
Entrevista con John Bellamy Foster (profesor de la Universidad de Oregón) realizado por el diario turco Birgün.
Birgün: La hegemonía estadounidense está en declive. Hay indicios que la brecha entre EEUU y sus aliados europeos se está ampliando. Últimamente, existe tensión con Alemania sobre el Proyecto Nord Stream 2. ¿Qué significa esto para el futuro de la hegemonía estadounidense? ;¿Podemos hablar de una grieta en la ‘tríada’ imperial ? ¿EEUU está perdiendo su papel de hermano mayor?
JBF: Las relaciones de Washington con sus aliados europeos se deterioran cada cierto tiempo. Son competidores capitalistas y tienen intereses nacionales divergentes. Las naciones europeas están molestas por las interferencias estadounidenses, pero los líderes de Europa saben que esto es el precio que pagan por la hegemonía de EE.UU. Nada de estos conflictos públicos son tan profundos como para transformarse en «una grieta» en la tríada imperial compuesta por EEUU, Europa y Japón.
La oposición de EEUU al oleoducto Nord Stream 2 – que va desde Rusia a Alemania y que ahora está casi terminado- no es sólo una reacción de la administración Trump, ya que Obama también se opuso al oleoducto. La nueva ronda de sanciones que se impondrán a las corporaciones involucradas en la construcción del oleoducto está apoyada en el Senado por los demócratas y los republicanos.
Ante el exceso de producción de gas natural como resultado de la promoción del fracking los productores de energía estadounidenses dependen cada vez más de los mercados extranjeros. Sin embargo, estos mercados han desaparecido con la pandemia de coronavirus que ha reducido la demanda mundial de energía.
Además, como resultado de la guerra comercial iniciada por Trump, China ha impuesto un arancel del 25 por ciento a las importaciones de gas natural desde los EEUU . Por tanto, la industria del gas estadounidense necesita salvar su negocio, pero en Europa, Rusia es el socio preeminente durante mucho tiempo.
Washington ha tratado de politizar el tema de manera ridícula. Hablan de » el gas de libertad» por este negocio. Mientras tanto Alemania está reemplazando el carbón y la energía nuclear por el gas natural ruso. De hecho Nord Stream 2 duplicaría las importaciones de gas desde Rusia, y a un costo muy bajo.
Al constatar esta situación el Senado de los EEUU – con el apoyo de la administración Trump – estudia un nuevo proyecto de ley que introducirá sanciones adicionales a las corporaciones involucradas en la construcción de Nord Stream 2. Sin embargo, es dudoso que las nuevas sanciones tengan algún efecto dado que el gasoducto está cerca de completarse. La verdad es otra: el objetivo real de Washington es apaciguar a las compañías energéticas estadounidenses.
Las cosas se aclaran si miramos la cuestión geopolíticamente. Ucrania, los Estados Bálticos y los países de Europa del Este, temen que las nuevas instalaciones rusas eviten los gasoductos existentes que cruzan sus territorios, afectando el suministro de energía y eliminando las tarifas de tránsito que hoy día les favorecen.
En 2018, la rusa Gazprom movió 87 mil millones de metros cúbicos de gas a través de Ucrania, y Ucrania obtuvo más de 3 mil millones de dólares en impuestos por el tránsito del gas. Ucrania quería renovar este contrato (que expiró a fines de 2019) pero Rusia, con Nord Stream 2 a la vista le ofreció a Ucrania un contrato de sólo un año. Entonces, Ucrania recurrió a Washington para detener el oleoducto Nord Stream 2. El Departamento de Estado está estrechamente alineado con Ucrania y Polonia en esta disputa y el gobierno neofascista de Ucrania tiene un poderoso lobby en EEUU.
También Washington está preocupado por la influencia de Moscú sobre Alemania y la UE como resultado de la dependencia de Europa del gas natural y petróleo ruso. Alemania ya recibe el 40 por ciento de su suministro de gas de Rusia, mientras que la UE depende de Rusia en aproximadamente una cuarta parte de su abastecimiento.
Si uno observa con cuidado la actitud de Washington, esta se reduce a una maniobra geopolítica bastante estándar que es parte de una nueva Guerra Fría desplegada por el Imperio.
Birgün: EEUU ha decidido dejar la Organización Mundial de la Salud y la UNESCO. ¿Es un auto-aislamiento? ¿Qué tipo de ideología hay detrás de estas decisiones?
JBF: No tiene ningún sentido hablar de «aislamiento». EEUU es una nación que tiene tropas en alrededor de cien países y bases militares en casi la misma cantidad y que pretende gobernar un imperio capitalista mundial.
EEUU tiene una historia de no firmar tratados internacionales y de retirarse de las organizaciones internacionales que no puede dominar. Esta política ha sido más agresiva con Trump . El país se ha retirado del Acuerdo Climático de la ONU, de la UNESCO y de la Organización Mundial de la Salud.
En el caso de la UNESCO, abandonó la organización junto con Israel en oposición a las resoluciones contra la ocupación israelí y la opresión del pueblo palestino. En relación con la Organización Mundial de la Salud se retira con el pretexto que ayudó a China a encubrir los orígenes de COVID-19. Esta acusación se ha demostrado completamente falsa. En realidad ambas acciones son subproductos de la estrategia imperial , son parte del intento de Trump de debilitar a China porque administración Trump considera a China la principal amenaza a su poder hegemónico.
Birgün: Trump se ha declarado como “el presidente de la ley y el orden» justo antes de las elecciones de noviembre, pero según las encuestas su candidatura se está «hundiendo» ¿Levantará Trump una política “patriótica para remontar en las encuestas?; ¿ Las manifestaciones callejeras pueden ayudarle a consolidar el apoyo del electorado conservador?
JBF: Trump declaró que «dominaría» a los manifestantes con la fuerza, pero su autoridad constitucional para usar las fuerzas militares es limitada. Además el uso de la Guardia Nacional para despejar a una multitud pacífica – con el fin de ir a una Iglesia para tomarse fotos con la Biblia- ha sido criticada duramente por los mandos militares.
Por el momento, Trump no puede llamar al ejército regular para reprimir a manifestantes pacíficas. Sin embargo, en Portland, Oregón, trasladó fuerzas paramilitares no identificadas que han operado como una policía secreta. Son unidades de la Seguridad Nacional y unidades tácticas de la Patrulla Fronteriza.
El papel asignado a la Seguridad Nacional es combatir el terrorismo interno y asegurar las fronteras de la nación, pero sus unidades militares ahora están siendo utilizadas por Trump como un ejército privado para ocupar una ciudad sin el acuerdo de las autoridades estatales y locales.
Las fuerzas federales han secuestrado a la gente que protesta en vehículos sin ningún tipo de identificación. Los secuestrados son interrogados por personal de la policía secreta provistos de capuchas, un método diseñado para aterrorizar.
Hace unos días, las fuerzas de Trump le dispararon en la cabeza a un profesor de historia de la Universidad Estatal de Portland mientras estaba manifestándose pacíficamente. Los periodistas también están siendo agredidos, un reportero de Mint Press recibió un disparo en la cara cuando estaba haciendo su trabajo .
Según el senador estadounidense Ron Wyden (Oregón), «las tácticas violentas desplegadas por Donald Trump y sus fuerzas paramilitares contra los manifestantes pacíficos son las de un régimen fascista».
Mientras tanto Trump declara que someterá a los manifestantes en los estados controlados por los demócratas. De hecho ha enviado fuerzas federales a Chicago, Detroit, Milwaukee y equipos paramilitares tácticos a Seattle.
Trump está usando la «patria» y la “ley y el orden” para ganar la presidencia. En apariencia esta fue una táctica electoral muy astuta. Pero el resultado ha sido contraproducente, porque la gente en Portland y en otras ciudades sigue saliendo a la calle grandes cantidades.
Las encuestas en los estados claves para las elecciones, especialmente en los dominados por los Republicanos (como Arizona y Carolina del Norte) muestran signos de un cambio favorable a los demócratas. Estas encuestas también muestran que una clara mayoría del electorado se opone a la violencia desatada por Trump con la policía secreta y los paramilitares .
En las guerras imperialistas los gobiernos logran unir a la población entorno a la bandera nacional, pero un ataque violento contra los ciudadanos estadounidenses pacíficos es una cuestión muy diferente. El efecto es el contrario y Trump está perdiendo apoyo entre los independientes.
Por estas y otras razones, Trump ahora está detrás de Biden en dos dígitos en todas las encuestas. Trump lideraba en la economía pero su manejo de la pandemia lo ha hecho impopular en la mayoría del electorado. Sin embargo todavía existe la posibilidad que una maniobra desesperada: puede ser que un Trump agobiado e histérico emprenda una intervención militar contra Irán o Venezuela, para recuperar el “apoyo patriótico”.
Dos cosas parecen ciertas en este momento: (1) La administración Trump continuará desarrollando tácticas neofascistas en los próximos tres meses, para reprimir las manifestaciones populares, y (2) la Casa Blanca y el Partido Republicano intentarán implementar un conjunto de subvenciones y recortes de impuestos con el nombre de Trump por todas partes. La corrupción y el soborno en la política estadounidense ahora tienen pocos límites. El imperio está fracturado por dentro y por fuera.
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