Bolivia: Sobre los dichos de Rita Segato - y otres más
Varias cosas me llaman la atención de las recientes palabras de Segato. En primer lugar, la operación de reducción de quienes defendemos a Evo Morales y nos oponemos al golpe de Estado: tenemos una posición binaria, lo endiosamos, somos Boca-River, lógica de guerra fría, sin ninguna capacidad crítica para el análisis y hasta cerrados para escuchar.
Es un llamado a la complejidad -que podría estar bien- pero parte de caricaturizar y reducir a todos quienes, según ella, no lo estaríamos haciendo. Según su análisis no tenemos capacidad de mirada crítica, de reflexionar sobre los errores cometidos, sobre el referéndum del 2016, los límites del proceso, las divisiones en movimientos del proceso de cambio, las dirigencias, los flancos que le dejamos abierto al enemigo que avanzó violentamente.
En segundo lugar: el error de análisis sobre qué sucedió en Bolivia, los sujetos, actores de conducción, poderes fácticos operando para lograr el derrocamiento. La cuestión sería así, reconstruyo de sus palabras: los errores y el descrédito fueron tan grandes que Evo «cayó por su propio peso» y luego de eso vino el golpe de Estado «oportunista». Eso lo planteó también Raúl zibechi. ¿Que Evo perdió legitimidad con el referéndum del 2016 y el error del conteo del TREP el domingo 20 de octubre y eso generó una base que se movilizó contra él? Sin dudas.
Pero eso es tan evidente como la composición social predominante de esa base movilizada, las conducciones civiles, empresariales, internacionales, la conformación de grupos de choque armados, la confirmación de que parte de la dirección de la policía y los militares estaban en el esquema golpista que venía preparado desde antes.
Lo que me resulta poderosamente llamativo es que pensara -ella y otres más [Raúl Zibechi, Raquel Gutiérrez...]- que de eso que se expresaba en las calles iba a nacer otra cosa que lo que estamos viendo día tras día, noche tras noche. ¿Tanta capacidad cierta de complejidad para analizar los proyectos progresistas/de izquierda, sus errores, límites, puntos ciegos, etc., y tan poca capacidad de reconocer al enemigo cuando viene a hacer una revancha clasista, imperial y restauradora? Es como un asombro ante la barbarie, una suerte de pedirle a los golpistas -como hace Stefanoni- que no incurran en actos del mal y sean moderados.
En tercer lugar: el momento. Anoche existió una nueva masacre, hay listas de compañeros compañeras que son objetivos políticos a ser asesinados, algunos están en embajadas, viendo cómo sobrevivir, existe licencia por decreto para las Fuerzas Armadas para matar, presupuesto adicional para hacerlo, una autoproclamada y su ministro de gobierno que niega o justifica cada muerte. Hay también un poder norteamericano que celebra el avance su plan para el continente que toma posiciones. La pregunta es: ¿qué se debe/puede hacer en estos momentos? No tengo una respuesta cerrada -no creo que la haya, ni que exista una sola respuesta-, pero me resulta claro que no es lo que plantea Segato.
Por último, la situación es muy compleja en Bolivia, tanto por la violencia de la restauración golpista, como por la dificultad de construir direcciones coordinadas -o una sola coordinación general- para articular una resistencia al golpe. Esa dificultad está tanto en el MAS frente al espacio legislativo, como en los movimientos, la organización popular como, por ejemplo, en El Alto. Ya en la dificultad para enfrentar la ofensiva golpista se vio las debilidades del proceso de cambio, que ahora se expresan en este momento de licencia para matar y perseguir.
El panorama es muy crudo, los levantamientos y movilizaciones de la gente se enfrentan a balas, una protección y articulación norteamericana -que Segato y otres minimizan- una maquinaria mediática que trabaja para legitimar el golpe presentándolo como todo salvo como un golpe y que, se quiera o no, termina haciendo propio todo discurso que cuestione la existencia de un golpe.
¿Evo debería intentar regresar? ¿Regresar para presentarse? ¿Para acompañar otra candidatura? No tengo la respuesta, pero la primera pregunta es: ¿lo dejarán volver a Bolivia? No parece, y lo más seguro es que le armen causas para que no pueda regresar. Dependerá, como muchas cuestiones en pleno desarrollo, de la correlación de fuerzas que se logre construir.
En estos días recordaba una frase de Rodolfo Walsh:
«Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante; y el que comprendiendo no actúa, tendrá un lugar en la antología del llanto, no en la historia viva de su tierra».
Entiéndase por «su país» el continente americano.
Dejo esta foto, una de las tantas de estos días, de las miles y miles de mujeres que hacen frente al golpe de Estado, la restauración conservadora con el regreso de los evangelios.
Por último: no olvidemos nunca que Evo Morales ganó las elecciones del pasado 20 de octubre.