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Bolivia :: 14/11/2006

Bolivia y el MAS en la encrucijada

Carlos Antón
A 9 meses de la asunción del gobierno del MAS, Bolivia se encuentra bajo una ofensiva combinada del imperialismo yanqui, la oligarquía y las multinacionales petroleras. En este escenario, el MAS y el gobierno que preside Evo Morales están ante una encrucijada: mantener una política reformista que lo llevará inevitablemente a pactar con la derecha y alejarse de sus bases; o apoyándose en el reclamo mayoritario del pueblo, profundizar los cambios estructurales.

Si opta por lo último, necesariamente en Bolivia deberá constituirse un Frente Único entre el MAS, las masas antimperialistas y los sectores revolucionarios.

Con el voto de 162 asambleístas de los 247 presentes en el Teatro Gran Mariscal Sucre, se aprobó el 31 de septiembre el carácter originario, fundacional y plenipotenciario de la Asamblea Constituyente.

En su artículo 1º el reglamento expresa: "La Asamblea Constituyente es originaria, porque radica en la voluntad de cambio del pueblo, como titular de la soberanía de la nación. La Asamblea Constituyente es unitaria, indivisible, y es la máxima expresión de la democracia. En tal sentido, se encuentra por encima del poder constituido. La Asamblea Constituyente tiene plenos poderes, y tiene como mandato transformar y construir un nuevo Estado boliviano". En cuanto a los poderes del Estado boliviano el mismo artículo dice: "En relación con los poderes constituidos, el poder constituyente es la vanguardia del proceso democrático y el depositario del mandato social para construir un nuevo Estado. La Constituyente no interfiere en el normal funcionamiento de los actuales poderes constituidos, hasta la aprobación del nuevo texto constitucional. Desde el momento de su aprobación, se hará efectivo el mandato del nuevo texto".

La importancia de esta declaración todavía no ha sido asimilada en su total dimensión.

A menudo, desde la izquierda y desde la derecha se analiza el actual proceso boliviano con las mismas reglas generales de la democracia burguesa. Es cierto que en términos generales Bolivia está estructurada de acuerdo a esas reglas. Sin embargo a partir de la irrupción de los llamados "movimientos sociales" en la política boliviana, algo ha cambiado radicalmente. Es que, en la base de estos movimientos están las nacionalidades originarias de Bolivia, los hombres y mujeres que durante más de 500 años fueron oprimidos como naciones y explotados como trabajadores. El rol que jugarán estos pueblos y estas clases en el actual proceso boliviano adquiere un carácter original en la política de América Latina. Tan original como que el presidente de Bolivia es aymara y llega a la presidencia reafirmando ese origen.

A lo largo del siglo XX y en lo que va del actual, entre los adherentes al socialismo científico, son escasos los que han reconocido que en Bolivia (y en otros países del continente) además ser campesinos, los pueblos originarios pertenecen a nacionalidades, distintas de la española o la criolla. Y se les sigue negando su derecho a una nacionalidad propia.

De todos modos y contrariamente a los intentos secesionistas de las oligarquías del Oriente boliviano, los aymaras, quechuas, guaraníes y otros pueblos han expresado repetidamente que también se reconocen bolivianos y luchan por una Bolivia indivisible. Estos pueblos al mismo tiempo que han denunciado que los proyectos secesionistas están siendo apoyados por las transnacionales que buscan tener libertad para poder saquear con facilidad los recursos naturales, afirman que su lucha es por un Estado plurinacional.

Las contradicciones del MAS

Si bien la base social fundamental del MAS está compuesta por los radicalizados sectores de los pueblos originarios-campesinos que demandan profundizar los cambios estructurales; en el gobierno coexisten sectores cercanos a los grupos neoliberales, con viejos militantes y activistas de los movimientos sociales.

Estas contradicciones van estallando a medida que pasan los días. Un ejemplo de esto se pudo observar en el hecho que terminó el 28 de agosto, cuando le fue aceptada la renuncia a Jorge Alvarado a la presidencia de YPFB, acusado de corrupción. En realidad, lo más grave de Alvarado -y que no fue por lo que renunció- es que ponía en riesgo el destino del Decreto de Nacionalización, pues al mismo tiempo que era presidente de YPFB, respaldaba a la Prefectura de Tarija controlada por el MNR, y sus principales asesores, eran ex-altos funcionarios del gobierno de Sánchez de Lozada.

A fines de septiembre el que renunció fue el Ministro de Hidrocarburos Andrés Solíz Rada, pero por razones diametralmente opuestas a las de Alvarado. "Renuncié porque, luego de la presión de Brasil, quisieron hacerme firmar una resolución ministerial que anulaba la primera aprobada por mí, que establecía que el petróleo crudo que va a las refinerías, y los productos que salen de éstas, pasen a manos de los bolivianos". Quien intentó que Solíz Rada fuera más "permisivo" con Brasil, fue el vicepresidente Álvaro García Linera.

Estas contradicciones entre la política que impulsan los sectores de base del MAS y sus acuerdos electorales con la pequeña burguesía se plasmó también en la alianza con los cooperativistas mineros. Ese acuerdo posibilitó que el cooperativista Walter Villarroel fuera designado ministro de Minería, cargo que lejos de usarlo para desarrollar un programa integral de rescate de la minería, lo dedicó a favorecer al sector del que provenía. Así fue que cuando los cooperativistas intentaron copar otros túneles del cerro Posokoni, en Huanuni, chocaron los asalariados de la estatal Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL). El enfrentamiento terminó con 16 muertos y cientos de heridos, y el presidente Evo Morales debió romper la alianza con los cooperativistas y despidió a Villarroel. Posteriormente fue nombrado ministro de Minería y Metalurgia Guillermo Dalence, ex minero y de conocida militancia en la izquierda.

La reconfiguración de Bolivia

Históricamente, Bolivia desarrolló su actividad económica y política en la zona del altiplano. En 1971, tras el golpe militar de Hugo Banzer Suárez, esto comienza a cambiar, ya que Banzer era oriundo de Santa Cruz e impulsa una serie de medidas que favorecen ese Departamento. Pero será en 1985, tras las "reformas estructurales" impulsadas por el FMI durante el gobierno constitucional de Hugo Banzer-Tuto Quiroga, que la región de Santa Cruz y Tarija cobrarán mayor auge económico. Con el desguace de la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL), las minas más importantes fueron privatizadas y adquiridas por empresas multinacionales; otras fueron cerradas. A los llamados cooperativistas mineros se les entregaron sectores marginales de la minería, que tras el auge del valor de los metales les permitió transformarse en una suerte de pequeña burguesía.

En tanto, los ricos yacimientos petrolíferos de los departamentos de Oriente, Santa Cruz y Tarija, eran entregados a las multinacionales del área, como Petrobras, Repsol-YPF, British Petroleun, entre otras, que hicieron un negocio multimillonario. Al mismo tiempo en Santa Cruz, en la zona limítrofe con Brasil, se instalaron los "sojeros", muchos de ellos brasileños.

A partir de la drástica suba del valor de las materias primas en la llamada Media Luna de Oriente -Tarija, Santa Cruz, Beni y Pando- se desarrolló una burguesía rica y prebendaria de las multinacionales.

Rumores de golpe, el plan secesionista y la desestabilización

Además del publicitado proyecto secesionista, conocido como Nación Camba, que agrupa a los departamentos de la Media Luna; la derecha ha impulsado: una acción en el Congreso contra la ley de nacionalización de hidrocarburos; un paro cívico el 28 de septiembre (con el apoyo explícito de las petroleras y la embajada de EEUU); también se han hecho correr rumores de golpe de Estado.

Al mismo tiempo el 2 de octubre, los prefectos y cívicos de los departamentos de la Media Luna emitieron un documento a través del cual promueven el desacato a la nueva Constitución Política del Estado. La Suprema Corte de Justicia ha declarado inconstitucional el carácter originario de la Asamblea Constituyente. El 9 de octubre, La Paz amaneció sin transporte público. Los conductores del transporte público son muy conocidos en Bolivia por sus posiciones conservadoras. Esta «trayectoria» política avala las sospechas de que los pequeños propietarios que controlan el transporte público masivo hayan decidido aliarse a la derecha para conspirar contra el gobierno.

Frente Único en Bolivia; una necesidad

Las organizaciones campesinas e indígenas, en muchos casos influidas por el MAS pero también pertenecientes a sectores críticos al gobierno, mantienen una presión activa sobre el gobierno y la constituyente. Al mismo tiempo se encuentran alertas ante los embates de la derecha, como lo demostraron en la movilización del 12 de octubre que frenó las maniobras desestabilizadoras. Sin embargo esto no alcanza. La triple alianza de la oligarquía, las petroleras y el imperialismo yanqui, es un enemigo poderoso que va a requerir más que algo de presión para ser derrotada.

Para la clase obrera boliviana, los pueblos originarios, los campesinos, los revolucionarios, está a la orden del día la necesidad de construir el Frente Único.

"El problema del frente único surge de la necesidad de asegurar a la clase obrera la posibilidad de unirse en su lucha contra el capital a pesar de que actualmente, las organizaciones políticas que se apoyan en la clase obrera están fatalmente divididas", afirmaba Trotsky ante el ante el avance del nazismo en Alemania en 1936. Y en la misma obra refiriéndose a aquellos critican esta táctica como un acercamiento a los reformistas afirmaba: " De hecho, bajo este temor -prevenidamente revolucionario- al "acercamiento", se disimula una pasividad política que tiende a conservar un estado de cosas en el cual tanto los comunistas como los reformistas tienen su círculo de influencia, sus oyentes y su prensa que les basta para darles a unos y otros la ilusión de una lucha política seria".

Como afirmábamos al inicio, el actual proceso boliviano tiene componente originales que escapan a un análisis simplista y exige a los revolucionarios avanzar con audacia teórica y práctica, que no debe confundirse con aventurerismo. Al mismo tiempo, la teoría y la experiencia de otras revoluciones son un arsenal invalorable.

En repetidas oportunidades, los campesinos, pueblos originarios, mineros, trabajadores del Estado, docentes, juntas vecinales, trabajadores desocupados, cuentapropistas, han demostrado en Bolivia que por sobre las diferencias de sus dirigentes, en la base han constituido el Frente Único de hecho. Consolidarlo, por encima de los sectarismos, es el desafío.

Prensa de Frente

 

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