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Argentina :: 14/06/2007

Borrachos de soberbia

MPR-Quebracho
[Editorial de Prensa Nacional, Junio de 2007] "Nunca los docentes estuvieron mejor que con este gobierno", sentenció hipócritamente Kirchner a días del fusilamiento de Carlos Fuentealba y mientras se sucedían en catarata luchas docentes en todo el país.

"Se autoinflingen golpes para ponerse en víctimas", aseguró el mafioso Caníbal Fernández, mientras el Hospital de Río Gallegos atendía manifestantes heridos de bala, entre ellos un hombre que perdió los dedos del pie.

En tanto el INDEC sigue en caída libre de credibilidad ofreciendo índices de empleo, de pobreza, de precios y de estándar de vida no sólo increíbles sino lujuriosamente ofensivos.

Explican el estado de rebelión popular con zonceras biliosas y ruines que insultan la inteligencia; explican, por ejemplo, que el problema de la insuficiencia de los servicios ferroviarios se debe a que "como hay más trabajo, hay más pasajeros". Y descaradamente acusan a los trabajadores de Parmalat y a Quebracho de ser los responsables de la rebelión de Constitución, algo que no pueden decir sin ruborizarse.

Tan grande es la soberbia que tienen los que mandan que la mismísima Alicia Kirchner va a pavonearse a un restorán céntrico de Río Gallegos mientras los docentes venden empanadas para sobrevivir porque no le pagan los sueldos.

¿Qué esperaba, que la vitoreen? No!. Este pueblo tiene suficientes reservas de dignidad; resulta insuficiente como desagravio al hambre enchastrarla sólo con harina.

Y por su fuera poco, como nunca antes ni el más vil de los oportunistas hizo, utiliza un puñado de pañuelos blancos para enfrentar luchas como en la UNLP o para reivindicar la vileza de Alicia Kirchner... Ellos naufragando en su biliosa soberbia, se dicen, como antes Rivadavia, Mitre o Sarmiento, "gente decente". Ellos nos dicen a nosotros patoteros, bestias y bandidos como antes les dijeron a las montoneras, a los orilleros, a los obreros.

INOCENTES HASTA QUE NO HAYA CULPABLES

Varios, muchos, cuantiosos son los socios de negocios y negociados de la pareja presidencial. Algunos fueron premiados con embajadas como el lobbysta Bettini, rematador de YPF, y otros continuaron saqueando la Argentina como el vaciador de YCF Taselli, dueño además de FFCC.

Y si de entregar culpables se trata, Kirchner ha demostrado que se afana sin mortificaciones a expiar responsabilidades.

En las últimas semanas comenzó culpando a la iglesia de tener un relato social mentiroso porque estos obispos, que han sido indulgentes con tantos crápulas, exponen hoy crudamente que el crecimiento económico no se traduce en menos pobreza.

Luego una vez que estalló el caso Skanska que desnuda un régimen de corrupción capitaneado por De Vido, como gerente de Kirchner, acusa al grupo transnacional Techint de ser culpable de todo, poniendo en riesgo sus mutuos multimillonarios negociados. No tardó en apretar al juez y en buchonear al fiscal que siempre le había sido un fiel soldado. Finalmente amenazó con patear no sabemos dónde ni a quién, pero Taselli entregó la concesión de TBA a manos no del Estado sino de un pool privado de operadores de FFCC. De paso, para no cargar a los nuevos socios con problemas viejos, aumentó el subsidio estatal a su negocio.

TIEMPO DE DESCUENTO

Un gobierno que para gobernar debe protegerse con vallados y policías. El gobierno donde los testigos de genocidio desaparecen, los docentes son fusilados, los luchadores secuestrados y encarcelados; es el gobierno que evoca los Derechos Humanos de los 70; es el gobierno de la hipocresía más abyecta.

Puede ser que encerrados en sus ostentosas oficinas y alentados en sus mitines por comparsas contratadas ellos no tengan real idea de qué es lo que pasa en nuestra Patria. Puede, incluso, suceder que a costa de una prensa canalla que se empeña en ocultar la realidad, en disfrazarla, tarde un tiempo más en manifestarse la resistencia masivamente. Pero lo que ya no será es la perpetuación del saqueo y el sometimiento. Vastas muestras se manifiestan incontrolables de rebeldía y patriotismo.

Unos muchachones burguesotes que corriendo picadas [competencias de aceleración de coches caros] asesinan con sus autos a chicos; un robo a un almacén, una violación, un corte de luz, un tren que se atrasa, una escuela que se cae a pedazos o un hospital sin insumos, cualquier cosa empuja al pueblo a la calle. Esto evidencia un estado de ánimo en el Pueblo que da cuenta del hartazgo de un régimen de hipocresía, soberbia y desidia.

Ya lo hemos dicho, podrán capear la tormenta un tiempo, pero para ellos esto es el Diluvio del que no podrán huir por siempre.

Aún con debilidades groseras, nuestro Pueblo va amasando la Victoria.

 

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