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Brasil :: 27/08/2014

Brasil: “Marina Silva es la tercera vía dentro del sistema”

Valéria Nader y Gabriel Brito
Entrevista con Jose Correia Leite :: Ella siempre enfatizó: “mi política económica es la conjunción de las políticas económicas de Fernando Henrique y de Lula”

Pasados los días de luto por la trágica muerte [en su jet privado] del ex gobernador de Pernambuco y presidenciable Eduardo Campos [del Partido Socialista Brasileño, PSB], Brasil vuelve a la campaña electoral. Con la novedad de la entrada de Marina da Silva en escena, la ex ministra de Lula para el Medio Ambiente, que recibió 20 millones de votos en 2010, lo que, definitivamente, equilibra la disputa por el Palacio de Planalto. “Para un electorado difuso, los analistas la están presentando como la candidata que mejor expresa las Jornadas de Junio (de 2013), el clamor de las calles. Es una verdad parcial, porque si bien Marina consigue atraer a un electorado difuso, ella también es una líder política integrada al sistema, con contradicciones, principalmente en torno al modelo económico y de desarrollo”, dice el cientifico político Jose Correia Leite, en entrevista a Correio da Cidadania realizada por Valéria Nader y Gabriel Brito.

-Correio da Cidadania: Marina es la gran “novedad” de la elección. ¿Qué piensas del hecho en sí de ser electa para sustituir a Campos como candidata presidencial del PSB, luego de no poder ser la candidata de su partido, la Rede?

José Correia Leite: Necesitamos analizar el impacto que Marina provoca en la coyuntura y analizar tres elementos. El primer elemento importante, que marca la coyuntura política ya hace cierto tiempo, es la pérdida de legitimidad de Dilma (por lo menos es lo que muestran los grandes medios de prensa, aunque no sea así para las masas populares), y la dificultad de la economía brasilera.
Brasil creció en el boom de las materias primas durante el gobierno Lula, pero, con la coyuntura internacional desfavorable después de 2008, el impacto sobre la economía ya es muy fuerte. La economía brasileña depende mucho de China y el precio de las materias primas no ha crecido como antes.

El segundo elemento de la coyuntura, que considero fuerte desde el punto de vista político, es la propia entrada en escena de Marina. Para tener un parámetro: en esta semana salió una nota diciendo que el banco de inversión BBH (Brown Brothers Harriman) evalúa que la posibilidad de victoria de Marina en la elección es de más de 50%. Obviamente, después de 20 años entre tucanos (en alusión al PSDB de Fernando Henrique Cardoso) petistas [del PT, el partido de la presidenta] en el gobierno, ella tiene un impacto considerable.

El tercer elemento en la coyuntura y el telón de fondo del proceso electoral: el descontento con el sistema político, que vimos claramente expresado en la manifestaciones de junio del año pasado. La población percibe una polarización PT-PSDB y una pérdida de legitimidad de los poderes legislativos, con aquella idea de que todo parlamentario es un ladrón. Por tanto, tales elementos de desgaste del sistema político están asociados a la función parlamentaria y a la polarización PT-PSDB. Así se explica porqué Marina entra con tanta fuerza en la disputa electoral. La encuesta de Datafolha la coloca por arriba de Dilma en una segunda vuelta, con 47% a 43% en la intenciones de voto. Marina atrae un electorado difuso, que estaba alienado del proceso electoral. Eran los votos en blanco, nulos e indecisos. En relación a lo que tenía Campos, un 8%, ella pasó al 21%. A ese electorado difuso, los analistas lo están presentando como el que mejor expresa las Jornadas de Junio (de 2013), como el clamor de las calles. Parece ser verdad solo parcialmente, porque si bien Marina atrae a ese electorado difuso, ella también es una dirigente política integrada al sistema, con contradicciones, principalmente en cuanto al modelo económico y de desarrollo.

-CC: ¿Ese potencial de Marina, será impulsado de manera relevante por el elemento emocional causado por la muerte de Campos?

JCL: Marina tuvo el 20% de los votos en la última elección. La conmoción por la muerte de Eduardo Campos tiene dos elementos. De un lado, permitió que Marina fuese candidata; de otro lado, le dio a ella un partido político en condiciones de potenciar la candidatura. Pero eso no explica el índice electoral de Marina.

Lo que explica su chance electoral es que ella tiene en la población una imagen de liderazgo fuerte, carismático. Con conflictos y contradicciones con el sistema político. Diría más: si ella hubiese sido candidata desde el inicio -suponiendo que hubiera contado con el apoyo del PSB- podría tener los índices de votación que tiene ahora. Si ella no hubiera contado con ese apoyo, los índices electorales irían del 12% al 15%, y tal vez al 20%. Pero no se trata simplemente de un efecto emocional.

-CC: ¿Existe alguna forma de proyecto político y de gobierno de Marina, que no solamente se remita a su área de mayor actuación, la ambiental, sino también a las vertientes económica, social y política? ¿Cuál es su proyecto?

JCL: Marina es una candidata del sistema, tal como está establecido hoy. Ella fue senadora por dos períodos, o sea, 16 años. De los cuales cinco años fue ministra de Medio Ambiente del gobierno Lula. Ella siempre enfatizó, incluso en el proceso de formación de Rede: “mi política económica es la conjunción de las políticas económicas de Fernando Henrique y de Lula”.

El proyecto de ella no cuestiona al neoliberalismo. Es un proyecto que pone énfasis en el tema ambiental y allí marca una diferencia. Ella prioriza las cuestiones de sustentabilidad, pero de otro lado, lo hace con el respaldo de una fracción del empresariado -hasta progresista en relación a la fracción empresarial hegemónica-, pero que no deja de representar al gran capital. Son sectores del gran capital que buscan modernizar el capitalismo brasileño, como se ve en el CEBDS (Consejo Empresarial Brasileño para el Desarrollo Sustentable), donde están la Vale, la Fibria, que es la papelera...Todo el mundo que tiene que exportar está preocupado con la posibilidad del boicot, por cuenta de las cláusulas ambientales ligadas al bloqueo de las exportaciones brasileñas.

Esa no es la base de sustentación electoral, es la base de sustentación política de la campaña de Marina, ya desde 2010. Ahora la situación se volvió mucho más complicada, porque la base de apoyo de Eduardo Campos envolvía a sectores del agronegocio. Sus posiciones, por más que quiera, estarán junto a Alckmin en San Pablo, con Beto Richa en Paraná... Una candidata del sistema. Pienso que su candidatura es más viable que la de Eduardo Campos, con más chance electoral, como las encuestas ya lo demuestran. Puede ser que varíe en función de los ataques en la campaña. Pero ella es más viable como alternativa a Dilma, desde el punto vista electoral, que Aécio Neves (PSDB). La cuestión ambiental entra como un factor no despreciable, pero no me parece el elemento central.

-CC: ¿En cierto aspecto, hay alguna posibilidad de colocar el conjunto de ideas representadas por Marina como una tercera vía, o una alternativa a las fuerzas políticas dominantes en el cuadro actual?

JCL: Es una tercera vía dentro del sistema. Pero ella también es hegemónica, si consideramos que Eduardo Campos era gobernador de Pernambuco, que ella va a tener el apoyo de una fracción importante del agronegocio, del capital financiero, de la gran industria…

- CC: Cómo ya se ha dicho aquí, Marina carga ambigüedades: dialoga con sectores progresistas y propone algunos temas ambientales, al mismo tiempo que transa con la vieja política y resbala en el mesianismo y fundamentalismo religioso. ¿Eso no puede perjudicar su campaña?

JCL: La base de apoyo de ella es el gran capital, con los esquemas más clásicos de la política brasilera, pero ahora con una fusión bastante peligrosa: la fusión de una fracción de la bancada ruralista con la bancada evangélica, el pastor Everaldo es un candidato de los sectores más radicales.

Hay una distinción entre su base de sustentación política y su base electoral. No sé cuantificar, nadie lo sabe, pero hay una conjunción de gran parte del electorado evangélico, que es conservador, y una gran parte del electorado ambientalista urbano, más progresista. Por tanto, es una candidatura con un potencial muy amplio de atracción de votos. Y la base electoral progresista no es muy consciente del carácter conservador evangélico. Hay disonancia y escisión en la percepción de las dos cosas, muy bien operadas por Marina en la campaña de 2010, que ya tenía un electorado conservador y un electorado progresista. En cuanto al empresario, vota con dinero. No es numéricamente relevante. Es relevante políticamente, porque financia la candidatura.

-CC: Quiere decir que esa red electoral contradictoria no apartaría un apoyo efusivo del gran capital…

JCL: De ninguna forma, especialmente del sector del capital que tiene reales preocupaciones ambientales. Ahora hay un conflicto, en la medida que ella se coloca como candidata del PSB, y tiene apoyo de sectores importantes del agronegocio, lo que dificulta la construcción de una imagen sustentable frente a otros sectores. Claro, ni Aécio ni Dilma van a atacarla por causa de eso, pero es una contradicción.

En verdad, la candidatura de ella tiene varias contradicciones para sintonizar con el movimiento difuso de junio de 2013. De un lado, ella es originaria del movimiento rural de Acre, no fue formada en las grandes ciudades y en el diálogo con las masas urbanas. En este punto ella es muy diferente a Lula, que se siente como en casa en esos ambientes. Marina no. De otro lado, tiene la contradicción de ser evangélica, de postura religiosa conservadora en relación a una serie de libertades, modos de vida, derechos. Ella tiene carisma, pero, de otro lado, mucha dificultad para trasladar esa base de apoyo hacia un proyecto partidario. La dificultad para legalizar la Rede no se dio apenas por un problema de plazos. Estaba la dificultad de Marina, con un perfil de líder de carácter mesiánico, para lidiar con una estructura partidaria más tradicional.

Diría que esas contradicciones en la trayectoria personal de Marina ahora van a ganar relevancia y a ayudar a definir el carácter de la campaña tanto como el de un eventual gobierno suyo. Pero destaco que Marina percibe el problema de la sustentabilidad (ambiental) separado del modelo de desarrollo. Marina no tiene otro modelo de desarrollo. Se tragó sapos en la separación del IBAMA y de otras instituciones, como la Fundación Chico Mendes, pero no estuvo en contra de Belo Monte. Ella estuvo en contra de algunos aspectos de las compensaciones ambientales y sociales. Esa era la crítica a Belo Monte [proyecto hidroeléctrico muy polémico por los daños ambientales y sociales que provocará, además de su altísimo costo. ndeLH].

En su cabeza no hay proyecto alternativo de nación, ni otro modelo de desarrollo. Y vemos que algunos países incorporan temas ecológicos y sustentables, desarrollando proyectos nacionales con otros rumbos. Incluso dentro de los marcos neoliberales. Alemania está abandonando la generación de energía de combustibles fósiles, nucleares, para apostar a la energía renovable, eólica y solar. China, a pesar de su enorme inversión en termolétricas a carbón, es el lugar donde más crece la energía solar y eólica. Tenemos la posibilidad, incluso dentro del sistema, de acelerar la ruptura con un modelo de desarrollo que podríamos llamar “fosilista”. Nada de esto está en la reflexiones de Marina.

Brasil tiene su economía, principalmente, en conexión con el mercado mundial, atada a la producción y venta de soja, caña, ganado, eucalipto, mineral de hierro, petróleo. El único sector económico-industrial que todavía tiene pujanza en el país, por ejemplo la industria automotriz, también es insustentable. Se precisaría otro modelo de desarrollo para confrontar el agronegocio, la industria extractiva (Vale, Petrobrás) y la industria automotriz, que son los pilares de la economía. Eso para pensar en otro modelo de ciudad, en una agricultura sustentable, en otro tipo de generación de energía…

Marina va a tensionar un poquito, pero no va a establecer cambios sustanciales en relación al agronegocio, a los exportadores, a la industria petrolífera, ni a las montadoras de automóviles. Y sin mover la matriz de transportes, al menos no para mejorar las condiciones de vida en las grandes ciudades. La cabeza de Marina no vislumbra un modelo de desarrollo más allá del actual. Principalmente porque implicaría confrontaciones que ella ve como imposibles de ganar. Por tanto, ella representa una reforma dentro del modelo.

La izquierda todavía está prisionera de un viejo desarrollismo. Incluso el PSOL, donde hay muchos elementos positivos, tiene bastante dificultad para transitar hacia un imaginario que rompa con el actual desarrollismo, rumbo a una sociedad sustentable, autogestionada y estructurada en otro modo de vida.

Jose Correia Leite es Miembro del PSOL (Partido Socialismo e Liberdade), y activista del Foro Social Mundial.

www.correiocidadania.com.br - Traducción para Correspondencia de Prensa: Ernesto Herrera. Revisada por La Haine

 

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