Britto García: Venezuela tiene lo que le hace falta a los BRICS
Programa Desde donde sea, La Iguana Tv.
Hemos pasado de un acoso político, económico, militar, mediático y diplomático a la posibilidad cierta, discutida, conversada en Brasil con el presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, de que Venezuela puedan entrar a los BRICS. Es decir, del ostracismo al protagonismo en la escena internacional. No es cosa de chauvinismo o nacionalismo bobo, sino de cuestiones concretas, pues Venezuela es la primera reserva de petróleo del mundo y la cuarta o quinta de gas…
…Y la segunda o la primera de oro, que es la base del próximo sistema monetario.
Entonces, que un país así entre a los BRICS trastoca todo el plano geopolítico. ¿Ingresaremos?
Es que nosotros tenemos lo que le hace falta a los BRICS. Rusia tiene reservas de hidrocarburos, pero China e India no. Por ahí hay muchos predicando que es mentira que Venezuela tenga la primera reserva de petróleo y que por eso es mejor regalarle el país a otros.
Pero, duélale a quien le duela, somos la primera reserva mundial. Es cierto que una parte es de petróleos extrapesados, pero se van a hacer indispensables en la medida en que la energía fósil se vaya agotando. En cuatro o cinco décadas ya será dramática esa escasez. También tenemos oro que es la base del próximo sistema monetario porque el dólar se está desplomando y ya es grande la cantidad de países que han dejado de aceptar el petrodólar como moneda de pago de la energía.
Otro producto de la torpeza de las sanciones…
Entre las grandes tonterías que ha cometido EEUU ha logrado que Arabia Saudita no acepte más dólares porque eso es papel mojado. Los países petroleros tienen en sus manos 80 % del consumo energético del mundo, es decir, petróleo, gas y algo de carbón.
Sin ese aporte, todo se apaga en este planeta. Venezuela tiene la llave de eso y de la base del nuevo sistema monetario. Por eso, frenéticamente, las derechas de todos los tintes y ultraderechas disfrazadas de vanguardismo, aseguran que nada de eso es verdad y que por eso lo que nos conviene es regalar todo ya, rapidito.
Unas derechas que gritan mucho y a todo el que van pensando le dicen “no le hagan caso que este no es más que un intelectual”…
Pero el problema no es quién es intelectual y quién no, sino preguntarnos qué vamos a hacer teniendo bajo nuestras plantas el futuro del mundo. Además de todos los recursos minerales que poseemos, hemos invertido mucho en educación en las últimas dos décadas y por eso tenemos un grupo de profesionales que puede gerenciar el desarrollo de Venezuela.
Así que estamos obligados a no rendirnos, a no regalar todo lo que tenemos, sino a reservarlo para las generaciones futuras, para un tiempo que será sumamente duro, en el que podría producirse un colapso civilizatorio sin parangón. Es una tarea imprescindible.
¿A nosotros nos van a dejar tranquilos teniendo esas reservas de petróleo en un mundo que marcha hacia un colapso? Estamos frente a un chantaje colosal para que hagamos las elecciones de acuerdo con lo que digan la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (la misma que dio un golpe de Estado en Bolivia, alegando fraude). Yo me adelanto a tu respuesta y digo que no importa lo que hagamos, no importa en cuántos aspectos los obedezcamos, no importa si nos arrodillamos, ellos no van a soltar la presa de un país con las mayores reservas petroleras del mundo. ¿Qué va a pasar con los procesos de diálogo de México y Bogotá y con las primarias opositoras?
La oposición lleva veinte y tantos años intentando tomar el poder y hasta ahora ha fallado. Para ello han sembrado la desconfianza en el sistema electoral. Pero hay que preguntarse algo: ¿si el sistema electoral venezolano fuese fraudulento, le habría entregado a la oposición la Asamblea Nacional (en 2015); le habría entregado el estado económicamente más importante, como es Zulia (en 2021); habría permitido que Chávez perdiera el referendo que se hizo para reformar la Constitución (2007)? No, eso no puede creerse.
¿Por qué no participan si incluso han tenido éxitos importantes, sino que siguen recurriendo a salidas, a magnicidios, a invasiones ridículas (que parecen compradas en delivery por Amazon)? Yo creo que es tiempo que la oposición se enserie y entienda que puede tener una cuota de poder ganando elecciones, que podría ser un poder muy significativo si se observa que en algunos momentos han tenido más votos que el bolivarianismo, solo que han ido divididos. Cuando ha entrado en el juego constitucional, ha llegado a tener poderes sumamente relevantes.
Mi preocupación es que la embajada de EEUU los llame a todos, les jale las orejas y les diga: “señores, o ustedes se unen o no hay más dólares”. ¿Qué van a hacer con sus primarias? Bueno, ya nos podemos hacer una idea con lo que ha pasado en las elecciones de la Universidad Central de Venezuela, en las que parte del material desapareció o estaba dañado, y el proceso se suspendió luego de una espera de varias horas.
En las primarias opositoras es evidente que se van a hacer trampa unos a otros; no habrá control; ninguno de ellos va a creer en los resultados. Pero la oposición tiene abierto el camino para formar parte del futuro del país, si renuncian al inmediatismo de recibir subsidios de una potencia extranjera. Ellos pueden participar en las decisiones trascendentales sobre esas grandes riquezas que tenemos que administrar.
Lo que pasa es que para sus dirigentes, esto ha sido un negocio redondo, han amasado fortunas de miles de millones de dólares jugando este papel. Uno pudiera pensar que no quieren ser gobierno porque les va muy bien como opositores.
Posiblemente, pero trabajando a través de la vía normal, constitucional, les podría ir mucho mejor porque lo que han hecho, según creo, es vivir de subsidios que les llegan a través de ONG de EEUU, pero dependen de las decisiones que tomen los funcionarios en otro país. Ellos disponen de suficiente caudal de votos para tener derecho a una parte del poder y lo que tienen que hacer es usarlo… Aunque yo debería dejar de darles consejos porque de pronto los toman y les va demasiado bien.