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Argentina :: 14/03/2023

Campeones y con papa propio

Fernando Gargano
Diez años de Francisco I :: Ninguna proyecto libertario, dicho en el cabal sentido revolucionario y emancipador del término, puede dejar de lado la crítica a la religión

Hace diez años el Vaticano elegía al Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio como papa de la iglesia católica. Si no era tocar el cielo con las manos –cielo del que nunca tendremos una sola prueba empírica- seguramente era el triunfo argento más encumbrado si no contamos los campeonatos mundiales del 78 y el 86. Argentina en el centro de la escena en el momento que la derechización galopante del mundo político parecía no tener freno ante nada. Era el año 2013.

Bergoglio había sido cuestionado por el arco izquierdista, obviamente, y por todo el arco del progresismo. Tiempo antes, la Revista Barcelona, cuando Bergoglio había quedado relegado al segundo lugar en la elección anterior había escrito algo así como: “es difícil competir con un nazi, yo solo denuncié a dos curas durante el proceso” (la memoria puede fallarme pero la idea es clara, Bergoglio era enemigo del pueblo comprometido, y sus discursos de inclusión fueron parte de un viraje táctico en la línea de aceptar males menores ante la fuerza de ciertas movilizaciones, por ejemplo la ley de matrimonio igualitario ).

Para quienes están en el progresismo reformista deben estar frescas en sus memorias las peleas de Bergoglio con Néstor Kirchner y Cristina Fernández, que en términos esquemáticos ya es hablar de estar a la derecha de un centro nunca volcado hacia cambios radicalizados. En suma, Bergoglio era la reacción y desde ese lugar asumió su cargo actual. No le pedimos otra cosa, pero como siempre, hay peros.

Hoy su historia ha sido blanqueada por las nuevas plataformas de la reescritura política en clave del poder. La serie “Los dos papas” es un ejemplo de perversión histórica. Varios documentales que circulan se inventaron su relato. También los acercamientos del progresismo argentino, claudicantes y oportunistas han hecho lo suyo en materia de tergiversación de los hechos.

Vivimos tiempos en donde lo simbólico parece reemplazar a la totalidad de lo real, aun sabiendo que lo simbólico también es real y que hay una relación entre esas entidades. De lo que se trata, entonces, es en ahondar en esa relación. Traducido a la política más llana, del ámbito de la gestión, el exceso de simbología se traduce en generar gestos desde el mando que son permanentes “como si”.

Acciones discursivas de carácter progresista pero donde el actuar concreto es de políticas claras de reacción. Soy consciente de lo esquemático de este último párrafo pero el mensaje es conciso: los gestos y guiños a un papa “erigido” en representante de los pobres y subalternos, confunden en el orden de la organización política, ya que guardan una lógica perversa y dualista.

Se fomenta la idea de dar como elemento de la adquisición de derechos negando las luchas subyacentes que los consiguen -¿quién menos que la iglesia católica apostólica (como el peronismo) en ese terreno?- mientras que se generan falsas expectativas en el terreno de la organización de las clases subalternas y grupos dominados.

Que haya sectores del partido gobernante que lo tienen como símbolo y guía es un problema de las izquierdas y no es de los temas menores. Es señal de una derrota antes de comenzar el juego, señal de la poca importancia e influencia del pensamiento crítico, del pensamiento de las izquierdas independientes no mesiánicas en el sentido común más llano de las clases trabajadoras.

Hoy Argentina tiene campeones del mundo en lo futbolístico, y un papa argentino. Una realidad local con una pobreza inusitada, un saqueo de sus riquezas naturales y sociales que parece no tener límite y una perspectiva en el orden gubernamental que deja pasmado y perplejo al más optimista. La derecha gobierna en lo económico bajo el manto de un partido dividido en dos bandos, uno que se autopercibe oposición y se agobia en su impotencia, y otro que pragmáticamente ejecuta sin frenos el mando del capital para los tiempos que corren.

Las perspectivas son muy limitadas para los sectores de la izquierda independiente, aquella que apuesta a generar algo distinto, autogestivo y emancipador pero esa situación temporal –así lo deseamos y esperamos revertir- no debe frenar los intentos de desenmascaramiento de los símbolos ideológicos que hoy esgrime el poder opresor. Ningun proyecto libertario, dicho en el cabal sentido revolucionario y emancipador del término, puede dejar de lado la crítica a la religión, a sus activistas y a sus políticas alienantes.

Ninguna política de bienestar va a llegar de uno de los centros de poder más fuertes del mundo. El papado ha sido y es el guardián espiritual de la ideología y el orden capitalista; con sus bancos y sus influencias, sus corrupciones y sus miserias. El Vaticano ha sido cómplice de las dictaduras más sangrientas y perseguidor de sus integrantes más rebeldes y soñadores. Sus aniversarios nunca serán los nuestros.

Contrahegemoniaweb

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Papa Francisco I: "La ideología de género es de las colonizaciones ideológicas más peligrosas"

El papa Francisco I afirmó este viernes que la ideología de género es una de las "colonizaciones ideológicas más peligrosas" que existen en la actualidad.

"La ideología de género, en este momento, es de las colonizaciones ideológicas más peligrosas. Va más allá de lo sexual. ¿Por qué es peligrosa? Porque diluye las diferencias, y lo bueno de los hombres y de las mujeres y de toda la humanidad es la tensión de las diferencias", expresó este viernes el sumo pontífice en una entrevista al periódico argentino conservador La Nación, agregando que la corriente "va diluyendo las diferencias y haciendo un mundo igual, todo romo, todo igual." "Y eso va contra la vocación humana", subrayó.

Asimismo, reiteró que habla abiertamente sobre el tema del género "porque hay gente un poco ingenua que cree que es el camino del progreso y no distingue lo que es respeto a la diversidad sexual o a diversas opciones sexuales de lo que es ya una antropología del género".

A fines de enero, Francisco I abordó el controvertido tema de la homosexualidad y la posición de la Iglesia católica al respecto. "Ser homosexual no es un delito, pero sí es un pecado."

Actualidad RT / La Haine

 

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