Clima antidemocrático e incertidumbre: reconfiguraciones políticas en las elecciones de Ecuador


Luego del periodo de transición donde Daniel Noboa asumió la presidencia del Ecuador después de que se terminara malamente la presidencia de Guillermo Lasso, quien convocó a muerte cruzada y elecciones anticipadas; Ecuador vuelve a las urnas esta vez para una segunda vuelta electoral.
Es así que a pocos días de la segunda vuelta electoral en el Ecuador en donde se elegirá entre el candidato presidente Daniel Noboa del movimiento Acción Democrática Nacional, ADN, y la candidata del progresismo, Luisa González de la Revolución Ciudadana; el escenario está marcado por una fuerte crisis de institucionalidad que ha devenido en un clima de sospecha sobre el proceso electoral, en donde la tendencia de la mayor parte de las encuestas sugiere que habrá un apretado resultado de los comicios.
Ya en la primera vuelta el comportamiento del electorado arrojó una alta concentración de los votos en ambos candidatos - 44,16 % de los votos para Noboa y 43,97 % para González, que sumados representan el 88,13 % de los votos válidos-, y un tercer lugar ocupado por Leonidas Iza con 5,25 %, presidente de la CONAIE y candidato por el movimiento político Pachakutik1. El resto de la votación de los otros 13 candidatos para esta contienda, no alcanzan en total el 1% de los votos. Finalmente los votos nulos se encuentran en el rango histórico del país, representando el 6,8 %.
La ausencia de confianza y credibilidad en las instituciones públicas se ha visto agravada por las varias medidas que tanto el Consejo Nacional Electoral como la Corte Constitucional han adoptado en el marco del escenario electoral, por ejemplo: la prohibición del uso de celulares durante la votación y la ausencia de una normativa para adoptar medidas que sancionen a quien si lo utilice, y una marcada posición de la Corte que sintoniza con la narrativa del gobierno sobre "presiones externas" en la primera vuelta electoral. En esta misma línea, el incumplimiento del candidato presidente Noboa para pedir licencia de sus funciones y hacer campaña; a esto se suma el sostenimiento de medidas ilegales como la destitución de la vicepresidenta Verónica Abad por vías administrativas y los varios procesos de designación de autoridades estancados debido a la crisis del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (la convocatoria para cambiar a la fiscal Diana Salazar por ejemplo).
Pero quizás uno de los factores que más preocupan en este escenario es el rol de las Fuerzas Armadas2, al mismo tiempo que la presencia de mercenarios involucrados en crímenes de guerra en Irak y Afganistán, contratados por el gobierno para "asesorar" en materia de seguridad interna3. Por ahora, la tesis de algunos espacios políticos y de reflexión sobre el carácter del gobierno actual pareciera confirmarse: un regímen cívico militar autoritario con una fuerte agenda neoliberal. Y es que a pesar de papel protagonista que tienen las Fuerzas Armadas y las varias denuncias de violación de sus procedimiento y en materia de derechos humanos, el actual gobierno iniste en el planteamiento de conflicto armado interno, estados de excepción y militarización del país. Sin embargo, como analizaremos más adelante, con una ganancia de Noboa en estas elecciones, esta tesis podría complejizarse más o incluso transformarse en una más autoritaria.
No hay que perder de vista que entre enero y febrero de 2025, Ecuador reportó 1529 muertes violentas, es decir un asesinato cada hora4, evidenciando el fracaso de la estrategia implementada por el regímen para combatir al crimen organizado, pero sobretodo, evidencia el complicado rol que tienen las Fuerzas Armadas en este gobierno y que al parecer será determinante luego de la segunda vuelta electoral.
Por otro lado, el país asiste a un tiempo inédito del campo popular organizado y la confluencia con el progresismo. Este momento viene gestándose desde hace algún tiempo y expresandose en las diversas iniciativas levantadas por colectivos otrora antagonistas, que tuvieron como fin hacerle frente a los gobiernos de Moreno, Lasso y Noboa, así como a sus respectivas consultas y políticas antipopulares. Entre las distintas acciones nos encontramos con aquellas que se tejieron alrededor de la consulta por el Yasuní en 2023; la mesa de unidad convocada por la Conaie para elaborar unos puntos programáticos con casi todas las fuerzas de izquierda electoral -lo que se plasma en el plan de trabajo del ex candidato Leonidas Iza-; las resoluciones de la Asamblea Plurinacional de las Organizaciones Sociales convocada por la Conaie y que tuvo lugar el 12 de marzo de este año; y finalmente el acuerdo firmado por Pachakutik y la Revolución Ciudadana el 30 de marzo de 2025.
Si bien todavía esta confluencia con acuerdos mínimos es temporal, porque como bien señaló Leonidas Iza en su intervención telemática para la firma del acuerdo, si la RC no cumple, entonces habrán movilizaciones. Este proceso de acercamientos entre las fuerzas progresistas y la mayoría del campo popular organizado, no busca olvidar los agravios del tiempo en donde el correísmo era gobierno, lo que propone es avazar hacia la superación del clivaje correismo/anticorreismo que no ha fortalecido al campo popular de las izquierdas, y más bien se ha convertido en el caldo de cultivo de las narrativas de las derechas más anti democráticas.
Evaluar desde una perspectiva autocrítica el llamado a votar por el nulo ideológico en contiendas electorales anteriores, ha sido un punto de partida para construir una estrategia que permita disputarle el escenario político con éxito a las derechas y el sentido fascistoide que se va instalando en la sociedad ecuatoriana5. Y es que hay que recordar que a pesar de que Leonidas Iza lanzara su candidatura con el apoyo de la Conaie y de Pk, así como de algunas organizaciones y colectivos, las izquierdas políticas y muchas de las izquierdas más anti correístas tampoco se sumaron decididamente a esta construcción.
Finalmente el contexto más amplio está determinado por factores que restrigen la capacidad de maniobra y que no se van a resolver en el corto y mediano plazo: la guerra comercial entre Estados Unidos y China así como los aranceles que efectan a grupos agroexportadores; la dinámica del narcotráfico y la violencia generalizada.
En síntesis este tiempo está marcado por un conjunto de elementos del contexto nacional e internacional; una serie de nuevas acciones y factores que agravan la crisis institucional por la vía autoritaria; la persistencia del gobierno en la narrativa de conflicto armado interno y la defensa de las FFAA y su cada vez más evidente poder; la consolidación de una derecha neoliberal fascitoide y antidemocrática; y por la confluencia temporal de actores que son parte del campo popular organizado y del progresismo en acuerdos mínimos que buscan superar el clivaje correísmo/anti correísmo de estos últimos años. Los escenarios que se abren este 13 de abril, pueden fortalecer las tendencias más anti democráticas y el programa neoliberal o pueden dar un tiempo de respiro para los sectores populares y las organizaciones, con la concreción de un programa de inversión social y cumplimiento de los 25 acuerdos firmados.
Sin embargo, queremos advertir que la crisis agravada de institucionalidad y la deriva autoritaria del gobierno y las FFAA, pueden significar que se abra un contexto de desconocimiento de los resultados electorales (si es que la brecha entre uno y otra candidata no es significatva); o un escenario en donde a pesar de que gane la candidata progresista, su posibilidad de gobernar estará limitada por una serie de acciones legales, control de instituciones y designación de autoridades, una asamblea en donde no hay mayoría de ninguna de las fuerzas políticas.
Bajo esa perspectiva, quizás algunos de los retos para el campo popular organizado, son:
- Movilización vigilante sobretodo de los sectores urbanos para garantizar que las normas democráticas se cumplan a cabalidad. Pasar de la política del dilema que implica habitar la contradicción en relación al voto, a una política que redefina su estrategia en un contexto de avance de las derechas antidemocráticas. Se requiere como sostiene el investigador Franklin Ramírez, tener una perspectiva pragmática en un contexto amenazado.
- Avanzar en una caracterización colectiva del momento actual y del escenario que se geste a partir de los resultados electorales de este 13 de abril 2025. Tanto las definiciones si ganara Noboa como el análisis sobre el fenómeno RC, son claves para el establecimiento de una estrategia. Esa estrategia debe defender y resistir desde un Frente Amplio Democrático y Antifascista de ganar ADN, o permitir una reconfiguracion del campo popular si triunfa la RC.
Por último como plantea Pamela Viteri, investigadora de izquierda, "este es un gobierno de transición", eso significa que de esta gestión y de la situación de las organizaciones y del movimiento indígena, dependerá en gran medida si es que en cuatro años Ecuador tiene un gobierno de ultraderecha o si se puede construir una opción popular plurinacional más hacia la izquierda del progresismo, una opción que incluya al campesinado, los barrios populares, los tejidos de cuidado y transfeministas, lxs jóvenes afroecuatorianxs, una fuerza social que le dispute el sentido tanto a los sectores populares como a la débil clase media.
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Notas
5 Granda, Maria Paula 2025. Disponible en: https://laperiodica.net/segunda-vuelta-noboa-nunca-mas/
OCARU / huellasdelsur.ar