Colapso climático y genocidio en curso
El dirigente político y articulista dominicano Narciso Isa Conde ofrece una visión esclarecedora de los grandes retos que enfrenta la vida en el planeta, contexto en el que se va a realizar la COP28:
“La civilización capitalista occidental entró hace unas décadas en una fase de decadencia y descomposición que luce irreversible…Cada vez más atada a su acumulación de capitales, a las guerras y al negocio de las armas. Cada vez con mayor calentamiento global, depredación, contaminación ambiental, alteraciones climáticas y vulnerabilidad extrema de los seres humanos y del planeta…Hambre y sed insaciable de biodiversidad, energéticos, minerales... Todo se vale para apoderarse del oro, la plata, el cobalto, el titanio, el lito, el uranio… Golpes, invasiones, guerras, masacres y exterminios. (Capitalismo decadente y gansterizado, https://lahaine.org/fM6d, 28/11/23).
Hoy se ve como se van concatenando distintas dimensiones de la crisis bélico ambiental –una guerra por encargo que al final es parte del estallido de un conflicto entre los países emergentes y occidente, entre Rusia y la OTAN-EEUU como dice Adrián Zelaia en entrevista con Miguel Calvo (24/11)–, contexto que implica también el genocidio en Gaza –hasta hoy mas de 20 mil muertos, de los cuales más de 8 mil son niños– y más que la incapacidad de los líderes de EEUU la UE y los países árabes de frenar esta horrenda masacre, se siguen enviando todo tipo de armas y apoyos y hay todo un despliegue militar por cielo y mar, parte todo del conflicto geopolítico mundial y sus varias dimensiones.
Según el centro catalán Delàs, “el conjunto de los principales países exportadores de armas representa 35.48 por ciento de la población mundial, concentra 82 por ciento del gasto militar global y es responsable de las dos terceras partes, 67.1 por ciento, de las emisiones mundiales de CO₂ “(Centre Delàs D’Estudis per la pau, 2021).
Un informe del Programa de la ONU para el Medio Ambiente advierte que el mundo va camino de calentarse entre 2.5 y 2.9 grados Celsius este siglo por encima de la Era Preindustrial. El Acuerdo de París (2015), histórico por ser el primer pacto mundial jurídicamente vinculante sobre el cambio climático, sólo sirvió para mostrar el alto grado de irresponsabilidad de las élites capitalistas frente a la catastrófica debacle climática que enfrentamos.
¿Por qué esta reunión en Dubái es crucial?, porque hay sólo 14 por ciento de probabilidades de lograr la meta del 1.5 °C (Euronews, 20/11/23).
Eminentes científicos de Europa y EEUU advierten que un calentamiento de dos grados podría activar importantes fenómenos en cascada (deshielo, desaparición del permafrost, emisiones de metano, etcétera, como efecto dominó incontrolable que produciría una temperatura media del planeta superior a 4 o 5 grados Celsius. (P. Brunet, Delàs).
Según Copernicus –estudios sobre cambio climático de la UE y su sistema de datos ERA5– el 17 de noviembre de 2023 fue el primer día en que la temperatura global superó los 2 °C por encima de los niveles preindustriales, alcanzando 2.07 °C por encima del promedio de 1850-1900… El valor provisional para el 18 de noviembre fue de 2.06 °C. (@CopernicusECMWF, 20/11/23).
En palabras de Anne Olhoff, editora científica del informe de la ONU, “este año hemos visto un número espantoso de récords y extremos en términos de calor… Incendios forestales y nuevos récords de temperatura global”, ninguna de las 20 mayores economías del mundo está reduciendo sus emisiones a un ritmo coherente con sus objetivos netos cero… Una traición a los países vulnerables”.
La falta de liderazgo se explica por el sometimiento de una clase política decadente sometida a los grandes intereses corporativos y al peso de los más ricos, esa élite de multimillonarios y millonarios. Como dice Isa Conde, clasismo opulento y cruel. Una investigación de Oxfam y el semanario The Guardian (20/11/23), indica que la elite contaminadora, el uno por ciento más rico del mundo, es responsable por la mayor parte de emisión de gases de efecto invernadero (GEI). A un individuo del sector del 99 por ciento restante le tomaría mil 500 años producir tanto GEI como los de la élite en un año.
El informe señala que la extravagante huella de carbón del uno por ciento, la cual que proviene de los superyates, jets privados, mansiones, vuelos al espacio y refugios subterráneos en caso de guerra nuclear es 77 veces mayor que lo que se necesita para no superar la temperatura de 1.5 °C.
En ocasión de una convocatoria de la Academia China de Ciencias Sociales para la búsqueda de alternativas anticapitalistas como vía de escape ante el rumbo catastrófico de un capitalismo en crisis, el eminente analista Atilio Borón reflexionando sobre sus rasgos más ominosos –que como lo advirtiera Fidel Castro ya en 1992 ponen al mundo al borde de su extinción (www.cubadebate.cu/opinion)– concluye: La revolución anticapitalista es condición necesaria para nuestra sobrevivencia como especie. El necrocapitalismo nos conduce al abismo.
La Jornada