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Colombia :: 08/11/2011

Comandante Cano: voz y presencia

Narciso Isa Conde
Sin los nuevos paramilitares, sin este instrumento lavando la guerra sucia del ejército, les es imposible continuar la guerra contra insurgente en Colombia

La noticia del asesinato del Comandante de las Farc-ep, Alfonso Cano, fríamente calculada y dada a conocer en tempranas horas de la noche del viernes 4 de noviembre de 2011, vísperas de puente festivo en Colombia, demuestra la intensidad publicitada de la guerra y el manejo conduccionista de la mass-media, que ratifica la catalinaria expresión -del también sexagenario jefe guerrillero fallecido Manuel Marulanda Velez –que los medios periodísticos tienen una deudita con Colombia.

A este momento, no cabe un análisis político de predegitadores. En el escenario colombiano se impone el accionar militarista de las castas jurisdiccionales locales con un desplazamiento impune de las autoridades civiles locales. La manifestación del Ministro de la guerra, con vistosa corbata debajo de su vestido de caqui, de una ofensiva militar en todo el territorio nacional, de ser cierta, ratifica el inmenso derroche de recursos estatales para la guerra, que significa la continuidad del Plan Colombia y el accionar de tierra arrasada de la continuidad guerrerista del Uribe-Santismo.

Esa mentada ofensiva militar del ejército de invasión Colombia-EEUU, en el caso del asesinato del Comandante Cano- con un día de anterioridad a la publicitada noticia- contó con participación en la planificación y ejercicio directo en el campo de la confrontación, con la CIA y la DEA. Expresa, además, el portazo que el establecimiento da a una salida política al conflicto armado interno colombiano.

La constante de un incrementado accionar de ocho años de intensificación de la guerra y el alcance a niveles de guerra civil en Colombia, no se mira con el logro de una pírrica batalla; en momentos en que el escenario político colombiano convulsiona en la intensificación del movimiento de masas. Si bien logra el establecimiento invisibilizar la propuesta fundamental de la búsqueda de la paz en Colombia, en el reciente debate electoral; la anunciada ofensiva militar nacional en todo el territorio nacional, lejos de silenciar y acallar a la creciente movilización popular, creara las condiciones para retomar la ruta trazada por el Comandante Alfonso Cano- con él o sin él- de la salida política a la guerra interna en Colombia.

DE LOS FALSOS EFECTOS

Ya comienza la mass-media a tejer la novela. Vendrán ahora los “computadores de Cano”. La algarabía de imposición de una línea militar frente a la del extinto ideólogo político. De cuál va a ser el sucesor de Cano. Que se entreguen porque a todos los van matar. La absurda degradación de la organización armada insurgente, dando paso al incremento narco paramilitar de las bacrim [bandas criminales emergentes, o nuevos paramilitares]; estando cantado que sin este instrumento lavando la guerra sucia del ejército, les es imposible continuar la guerra contra insurgente en Colombia. El trofeo del uribe-santismo; la asegurada reelección de Santos, etc. etc. y de solución al conflicto interno político, económico, social y militar colombiano, nada de nada.

Ante la manifiesta soberbia del establecimiento de una ofensiva militar a nivel nacional; las zonas álgidas territoriales del conflicto armado, así como las caldeadas fronteras territoriales patrias, afrontaran el embate de una creciente desestabilización socio- económica. Muy mal momento para la vigencia del inaplicable TLC; como para los proyectos tras-andinos de salida al Pacifico. Muy mal momento para la ansiada esperanza de paz del pueblo colombiano. Por ello:

DE LOS VERDADEROS EFECTOS

Sin elementos para un análisis serio de la situación inmediata, que el instantáneo suceso de la muerte del jefe del Secretariado de las Farc-ep, denota para la vida del país; a no ser que cayéramos en el caudal mediático del triunfalismo oficial; emerge una situación compleja generalizada. La disyuntiva esta planteada. De un lado el inequívoco comportamiento militarista del establecimiento gubernamental. Del otro, la respuesta político-militar dela Insurgencia. Esaquí de donde verterán las enseñanzas para la consolidación de las formas de lucha de masas, en Colombia, incluida la lucha armada.

A ciencia cierta no hay nada que prever; pero me atrevo a anticipar en el juego consecuentemente dialéctico y dinámico de la ideología revolucionaria, orientadora de la salida política al conflicto interno colombiano, la imposición de un cambio necesario; es decir, la revisión de proyecciones en el ejercicio y desempeño Insurgentes. Algo así como un mutatis mutandi.

Asistimos a un desdobles como organización político- militar de las Farc-ep. El valioso ingenio del Comandante Cano de la creación del Partido Comunista Clandestino Colombiano (PCCC), cumplió su cometido durante su dirección y presencia. La historia y la realidad revolucionaria en Colombia determinan la no consolidación, en las masas, de un partido clandestino. Tan ingente, enorme esfuerzo, debe traducirse en volcar a esos calificados cuadros políticos clandestinos en el torrente revolucionario del movimiento de masas colombiano. Jamás se trata de legalización, como sumergirse en el torrente del movimiento revolucionario de masas. Modestamente, he ahí un primer efecto real a darse.

La esencia y naturaleza de las Farc-ep como Organización Insurgente Política y Militar esta dada a consolidarse. Bajo estructuras esencialmente clandestinas, sin embargo, se ha caído en la caracterización de la personificación del Líder. Me atrevo a pensar, que un paso importante seria el no conocimiento publico del nuevo Secretario General. La forma y expresión mas elevada de la forma de lucha de masas en Colombia, como lo es la lucha armada, la dirige el colectivo político del Secretariado. Esa debiera ser la voz cantante y sonante dela Insurgenciafariana en el movimiento revolucionario colombiano.

Por mas que quisiera aplicar comparaciones de otras latitudes para amainar en el desacelere de la intensa guerra fratricida en Colombia; experiencias difundidas como la dela ETAen España y Francia y la del intercambio de imposición soberbia sionista de un soldado israelí por miles de presos políticos palestinos; no pregonan asomo de aplicabilidad en Colombia. La ruta está trazada. El intercambio de prisioneros políticos y de retenidos porla Insurgencia, se impone. La salida política, no concebida en el estrecho marco negociacional del Estado conla Insurgencia, sino con la participación masiva del pueblo colombiano, irán de la mano con el legado de la voz y presencia del Comandante Cano.

A coro con el Libertador Simón Bolívar, del Comandante Alfonso Cano se predica: “Cuando las calamidades publicas me pusieron las armas en las manos para liberar a mi patria, yo no consulté mis fuerzas ni mi talentos”.

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