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Venezuela :: 13/03/2013

Con la mano dura

Andoni Baserrigorri
Las enseñanzas de la revolución venezolana son muchas. No nos quedemos tan sólo en que han ganado las elecciones. Es un análisis muy pobre

Con el cadáver de Hugo Chávez aún caliente, delante de un pueblo en pie de lucha y con la dignidad por bandera resuenan las palabras de Maduro jurando su cargo de presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela.

Revolucionario nacido en la clase obrera, ex chofer de autobús, trabajador y sindicalista, el perfil de este hombre, no deja lugar a dudas sobre su fidelidad a la causa de la revolución bolivariana y socialista. Tampoco dejan lugar a dudas sus palabras. Juró defender la obra y la revolución de Hugo Chávez “con la mano dura”.

Son efectivamente muchas las enseñanzas que nos vienen de Venezuela y del proceso, su caudal teórico es extensísimo, pero ocurre que se debe examinar ese caudal en su totalidad y no quedarnos tan solo en las cuestiones que nos interesan. El proceso revolucionario de Venezuela, para empezar es un proceso para Venezuela y extensible al resto de Latinoamérica en su vertiente ideológica bolivariana. Bolívar es la persona que de una forma decidida luchó por la independencia de los pueblos de América y que habló de la posibilidad de la integración de todos ellos en una Patria Grande. De la misma manera que Nasser abogó por la liberación de los pueblos árabes y postuló por el panarabismo. Ambos Bolívar y Nasser sabían de sobra que solo la unidad podía salvar a sus naciones de las garras del imperialismo tanto yankee como europeo.

Pero difícilmente esas experiencias son extrapolables a Europa. El proceso revolucionario en los países de Europa, serán diferentes en los ritmos y en las formas. No estamos hablando de realidades que tienen que desembarazarse del imperialismo, estamos hablando de sociedades que viven en el mismo corazón del imperio.

Es cierto que la revolución bolivariana en Venezuela, nace de un proceso electoral, pero quedarse en este dato únicamente es hacer un análisis muy pobre y muy interesado. La revolución bolivariana además de recoger largos años de lucha, también lucha guerrillera, se nutre también de infinidad de movimientos sociales, colectivos populares, luchas sectoriales y de barrio, que tan solo necesitaban una chispa (la chispa de la que hablaba Lenin) que les diese el escopetazo de punto de salida. Tras el caracazo, las condiciones objetivas estaban dadas y una figura como la de Hugo Chávez, supo personificar esa chispa y darle vida.

Después vinieron sus triunfos electorales, pero triunfos electorales, que no hubiesen sido tales sin la fabulosa movilización social de un pueblo que estaba en marcha y al que se motivó y al que no se le cortaron las alas. Antes al contrario desde el movimiento capitaneado por Hugo Chávez, se incentiva esa movilización social. La calle no se perdió, la calle se ganó y solo tenía un dueño, el pueblo.

Esta es otra enseñanza fundamental de la experiencia venezolana. Si el pueblo no está en la calle, defendiendo lo suyo, si el pueblo solo tiene que votar, si todas las cartas las ponemos en el juego de la democracia burguesa, muy probablemente perdamos. La democracia burguesa tiene unas reglas preparadas para que los pueblos pierdan.

Es cierto que el gobierno bolivariano ha evitado la confrontación directa con la burguesía y el imperialismo en su vertiente armada, pero tan cierto como eso es que Venezuela se ha armado hasta los dientes con armamento proporcionado por China, Rusia y otro países, armamento que ha hecho que Colombia y los Estados Unidos se lo hayan pensado dos veces antes de ir a una guerra directa como parecía que iba a ocurrir hace tres años. En ese sentido Hugo Chávez, que era militar y su gobierno han llevado a la practica ese viejo refrán que habla de “Pueblo armado, pueblo respetado”. Seamos claros, Ni Cuba, ni Corea del Norte, ni Venezuela estarían como están sin un ejercito que defiende sus revoluciones con un armamento disuasorio. Vaya esto sin entrar a valorar las diferencias evidentes entre las revoluciones y experiencias de estos tres países, diferencias obvias.

En ese sentido decir que la revolución bolivariana es una revolución pacifica, es tan cierto como tener que decir que junto a la movilización y las urnas uno de sus sostenes es un ejercito fuertemente armado. Solo votando el pueblo venezolano no estaría donde está.

Venezuela durante estos últimos años ha tenido unas posiciones internacionalistas inequívocas. Hugo Chávez no dudó ni un instante en apoyar a Libia, a Siria, a la resistencia palestina, no tuvo contemplaciones con el sionismo, tuvo una relación mas que cordial con Irán y con el islamismo anti imperialista, fue solidario con Corea del Norte ante las provocaciones del imperio. El internacionalismo o es anti imperialista o no lo es y si se tontea con la gusanera del mundo árabe, si se tiene posiciones tibias ante las agresiones imperialistas a los pueblos de Libia o Siria, amigos y amigas, vamos por muy mal camino.

Si se tiene amigos en el campo se la socialdemocracia, ya se debe saber a estas alturas de la película que la puñalada está al caer. La comunidad internacional te va a apoyar si haces lo que ellos quieren y desde luego la revolución bolivariana está muy a gusto en el llamado por el fascismo mundial “eje del mal”. El eje del mal, no te va a apuñalar por la espalda como hace muy a menudo la socialdemocracia.

Y Maduro lo ha dicho clarito. “Con la mano dura” van a defender las conquistas sociales y van a profundizar en la revolución, porque el enemigo, que no es otro que la burguesía venezolana y el imperialismo va a usar todo tipo de artimañas y malas artes para tratar de sabotear el proceso y hacer retroceder al pueblo de Venezuela a la época de la explotación y el robo de sus riquezas naturales. Para evitar eso está la “mano dura” de la que ha hablado Maduro y las palabras extraordinarias dichas en el congreso del Partido Comunista de Venezuela.

Las enseñanzas de la revolución venezolana son muchas. No nos quedemos tan sólo en que han ganado las elecciones. Es un análisis muy pobre.

 

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