Cuba en el sistema-mundo capitalista/moderno (I)
Al sitio anticapitalista La Tizza Cuba y a todos los anticapitalistas cubanos.
A Humberto Camilo Hernández Suárez, Jefe del Departamento de Política de Cuadros del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
A mi amigo Ernesto.
"A mis/ Viejos/ Maestros/ De marxismo/ No los puedo/ Entender: / Unos están/ En la cárcel/ Otros están/ En el/ Poder"
Efraín Huerta
Introducción
La idea de estos escritos (le seguirán dos más) parte de un amigo cubano que, a sabiendas de nuestros estudios sobre "la perspectiva de análisis de los sistemas-mundo", nos pidió una reflexión histórica del papel desempeñado por Cuba (en los inicios fue casi exclusivamente La Habana, como se podrá apreciar) desde que ésta se integró al sistema capitalista hasta nuestros días. En otras palabras, me estaba pidiendo saber cuál había sido el decurso de Cuba dentro de la división internacional capitalista del trabajo que, al decir del profesor Immanuel Wallerstein, su creador exclusivo, es "la característica definitoria de un sistema social"1, el elemento más importante del mismo y del cual dependen todos los demás.
Para abordar el tema hemos propuesto dividirlo en cuatro periodos, teniendo en cuenta el papel que juega Cuba en cada época dentro de la división internacional capitalista del trabajo que, no resulta ocioso decirlo es la única que existe desde fines del siglo XIX hasta nuestros días.
Las etapas propuestas son:
1. 1510-1790/1800.
2. 1790/1800-1900.
3. 1900-1958.
4. 1959-actualidad.
El ensayo se dividirá (como ya se ha dicho) en tres partes: el primer y segundo periodo en la clasificación que hemos esbozado (solo con fines didácticos) corresponderá, respectivamente, con la primera y segunda parte, mientras el tercer y cuarto periodo de dicha clasificación con la tercera y última parte.
Integralmente constituye una valoración de la evolución de la Isla de Cuba (en su constitución geográfica, tal como se ha conocido siempre) dentro de la división social del trabajo del capitalismo histórico desde 1510 (año en que es incorporada violentamente a la misma) hasta nuestros días; es decir, durante los más de 500 años de existencia de la misma.
Someramente (como por "arriba") se abordan las ideas revolucionarias/contrarrevolucionarias, sistémicas y antisistémicas en cada etapa analizada, como acción-reacción a la incidencia que sobre los distintos grupos, sectores y clases sociales ejercen los elementos actuantes de la división internacional del trabajo, que se van transformando y cambiando dialécticamente con el tiempo y el decursar histórico.
Además de responder a los requerimientos de un amigo, los planteamientos realizados deben ser tomados como una primera aproximación y no como una verdad absoluta e inapelable. En otras palabras, no se pretende "sentar cátedra" en ninguno de los aspectos tratados y, estamos seguro, que nuevas incursiones y estudios sobre el tema superarán determinados aspectos tratados aquí, enriquecerán otros y sacarán a la luz nuevas evidencias.
No es un ensayo de Historia, aunque se apoya en hechos históricos constatables y medibles. Muchos de los cuales son fruto de la prolífica obra histórica de investigación que se ha llevado a cabo en Cuba desde el triunfo revolucionario de los guerrilleros de Sierra Maestra encabezados por Fidel Castro y el Che Guevara, a los que hemos dado una interpretación desde el prisma de una teoría anticapitalista, la "perspectiva de análisis de los sistemas-mundo". Finalmente, que sepamos, un análisis de interpretación de este tipo, como tal, nunca se ha hecho; de ahí que, ésta sea una invitación a ser mejorada y desarrollada por auténticos anticapitalistas cubanos, mucho mejor preparados y con más conocimientos históricos que este servidor.
Prácticamente es un consenso, de amigos y enemigos del actual gobierno cubano, que Cuba atraviesa la peor crisis económica desde que el Comandante Fidel Castro anunciara la victoria de la Revolución, el 1 de enero de 1959, desde el balcón del Ayuntamiento de la ciudad de Santiago de Cuba. El presente ensayo, pretende ponerla en contexto histórico, desde la visión anticapitalista que puede brindarnos la "perspectiva de análisis de los sistemas-mundo", de Immanuel Wallerstein, en la que venimos trabajando desde hace lustros.
Somos del criterio que la causa fundamental de la crisis económica actual hunde sus raíces en la influencia que la división internacional capitalista del trabajo ejerce sobre Cuba. Todo ello al margen de los graves y profundos errores que ha cometido el gobierno cubano en la aplicación de la reforma económica, en el momento menos oportuno, (crisis económica mundial de la Covid), en la que venía trabajando una década el miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (y encargado de la misma) Marino Murillo Jorge2 y su equipo académico y de burócratas, autorizada finalmente por Díaz-Canel Bermúdez con la anuencia de Raúl Castro.
Lo que se conoce como "perspectiva de análisis de los sistemas-mundo" nació en la década de 1970 en la obra del profesor norteamericano Immanuel Wallerstein, la misma parte del hecho que, lo se conoce como sistema capitalista partió de la economía-mundo europea en el siglo XVI, la cual se fue expandiendo en un proceso de incorporación del resto del mundo en distintas etapas hasta que llegó a abarcarlo completamente, con la incorporación del imperio-mundo chino y África en el siglo XIX, con lo cual el sistema se hace geográficamente mundial al integrar todos sus procesos productivos, cadenas de valor, distribución y consumo en una única y exclusiva división del trabajo.
Aunque será abordado más adelante cuando se trate específicamente el caso cubano, tema de éste artículo-ensayo, resulta necesario adelantar que desde fines del siglo XIX no ha existido en el planeta ninguna otra división del trabajo y, si partimos de la premisa de la "perspectiva de análisis de los sistemas-mundo" que un sistema social siempre está vinculado a una división del trabajo concreta y específica3, entonces llegamos a la conclusión deductiva que no solo ha existido un solo sistema, el capitalista4, sino que lo que se dio en llamar socialismo ha sido parte del mismo, su hoja de parra5.
En el caso de Cuba, ésta comenzó a formar parte del sistema-mundo capitalista (para emplear el lenguaje que propone como título este ensayo) desde el mismo momento de su nacimiento en el siglo XVI, formando parte de su amplia zona periférica que, en aquella época la conformaba las Américas y la zona este de Europa, sin incluir a Rusia dentro de la misma.
Cuba en el sistema-mundo/moderno en el periodo 1510-1790/1800. Primera parte
La selección del año 1510 como el año en que Cuba es incorporada al sistema capitalista es, precisamente, porque el mismo coincide con el inicio de la conquista y colonización de la Isla por las hordas del adelantado español Diego Velázquez. Como esta fecha concuerda prácticamente con el inicio y despegue del sistema-mundo capitalista, a partir de la economía-mundo europea existente en el siglo XVI, la fecha de inicio de la primera etapa no ofrece ninguna duda; sin embargo, puede que el año elegido como cierre de la misma (1790/1800) si merezca una explicación.
1790/1800, si tomamos la fecha con la reserva que todas las evoluciones económicas no se inician ni terminan en un día determinado del calendario, es un parte aguas en la historia de Cuba; tras la destrucción de la industria azucarera en la colonia de Haití, tras la guerra contra Francia en pos de la independencia, dirigida por Toussaint Louverture, la contigua Isla de Cuba la sustituye como la primera productora mundial de azúcar, algo que cambió el panorama económico-social en la mayor de las Antillas, modificando su paisaje y modificando el papel que ésta venía ocupando desde hacía tres siglos en la división social del trabajo a nivel de la economía-mundo capitalista.
Al momento de su ingreso en el sistema-mundo capitalista, Cuba se encontraba habitada por aborígenes que, habían llegado a la Isla, en sucesivas oleadas desde la cuenca del Orinoco, saltando una a una el arco de islas del Caribe oriental, continuando a lo que hoy es Puerto Rico, República Dominicana/Haití y posteriormente a Cuba; origen del poblamiento que, además de los estudios arqueológicos, lingüísticos realizados que corroboran el mismo, fue confirmado en 1987-1988 por la expedición que, a lo largo de 17 400 km, realizó junto a un grupo de científicos y exploradores latinoamericanos, el antiguo Capitán del Ejército Rebelde, Antonio Núñez Jiménez, quien combatiera a las órdenes del Che Guevara en la última guerra de liberación de Cuba, navegando desde las cuencas del Amazonas y el Orinoco hasta Cuba, siguiendo el mismo itinerario que, en épocas pasadas, habían recorrido los aborígenes que vivían en la Isla de Cuba a la llegada de los españoles, utilizando cinco de las típicas canoas construidas por los habitantes de la Amazonía desde tiempos ancestrales; proeza científica que llevó al reconocimiento del destacado geólogo, espeleólogo y arqueólogo cubano como el cuarto descubridor de Cuba6.
Estos aborígenes estaban organizados en lo que se considera minisistemas, siguiendo la metodología de clasificación de los sistemas sociales históricos propuesta por Immanuel Wallerstein7, "llamados así porque su espacio es pequeño y su duración normalmente breve (unas seis generaciones), son muy homogéneos en términos de estructuras culturales y de gobierno. Su lógica elemental es la 'reciprocidad' de los intercambios"8.
Aunque se sale de los marcos de este trabajo, dado los argumentos ahistóricos que se han dado para justificar la absorción de estos habitantes y territorios, por parte del naciente capitalismo, diremos que realizaban una pluralidad de trabajos: agricultura, caza, pesca, alfarería, cestería, hilados y tejidos, construcción de canoas, etc., procesos que denotan un nivel de especialización típico de sociedades avanzadas y que hubiesen llegado a estadios culturalmente superiores si no hubiesen sido descuartizadas por la conquista/colonización europea. Baste mencionar dos ejemplos para refutar los criterios racistas y eurocéntricos que se han vertido para justificar la conquista y colonización de las tierras americanas y el sojuzgamiento de sus habitantes: la estatura promedio de estos aborígenes (158 cm para los hombres y 144 cm para las mujeres) es casi la misma talla de los negros africanos traídos como sustitutos cuando éstos fueron exterminados y; en la siembra de la yuca, un tubérculo del que obtenían el casabe, su principal alimento, si los cálculos de los padres jerónimos, Fernández de Oviedo y Bartolomé de Las Casas son correctos, y no hay razón para que no lo fueran, obtenían un rendimiento por hectárea que, en Europa (la economía-mundo que los conquistó), no se conocía un cultivo de rendimiento semejante hasta que comenzó a plantarse la papa traída, precisamente, desde Suramérica.
En sólo diez años, en la segunda década del siglo XVI (1510-1520) se produce la conquista/colonización de Cuba, durante la cual los españoles fundaron siete villas: Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, San Salvador del Bayamo, Nuestra Señora de la Santísima Trinidad, Santi Spíritus, Santa María del Puerto del Príncipe, San Cristóbal de La Habana y Santiago de Cuba; todas en la costa sur, a excepción de Baracoa, que por ser la inicial se conoce como la primada de Cuba.
Hay que destacar, y en esto la isla de Cuba no es la excepción, que la "incorporación a la economía-mundo capitalista nunca se produjo a iniciativa de los que eran incorporados"9, de ahí que la fuerza y la violencia fueran consuetudinarias a la misma y, en efecto, para la absoluta mayoría significó un trauma. Sin embargo, lo singular de la incorporación de Cuba (y de la mayor parte de la América) fue que la espada fuera acompañada de la cruz. La tarea de explicar racionalmente y justificar aquel genocidio, como fruto de una verdadera "guerra santa", la llevó a cabo la Iglesia Católica (la cruz); la tarea parecería imposible, ya que se trataba de usar la razón para mostrar la racionalidad de una empresa a todas vistas irracional, pero así se ha hecho desde el siglo XV hasta el XXI: ¿cómo mostrar la justicia de una guerra ofensiva y destructiva de pueblos y culturas que poseían sus propias tierras y las ocupaban desde siempre y que nunca habían atacado a los europeos, de manera que era imposible definirlos como "enemigos", es decir, que eran inocentes y que moraban pacíficamente en sus propios territorios? Será necesario producir una inversión total en la teoría del derecho y de la guerra, ya que se trataba de un hecho sin precedentes, pero lo hicieron.
La tarea inicial la llevó a cabo el cura español Juan Ginés de Sepúlveda que en el nivel de la hermenéutica teórica o de principios consideraba que "será siempre justo y conforme al derecho natural que tales gentes [bárbaras] se sometan al imperio de príncipes y naciones más cultas y humanas, para que por sus virtudes y la prudencia de sus leyes, depongan la barbarie y se reduzcan a vida más humana y al culto de la virtud"10, pero pasando de la antropología a la práctica, a la teoría de la guerra planteaba:
"Y si rechazan tal imperio se les puede imponer por medio de las armas, y tal guerra será justa según el derecho natural lo declara [...] En suma: es justo, conveniente y conforme a la ley natural que los varones probos, inteligentes, virtuosos y humanos dominen sobre todos los que no tienen estas cualidades"11.
La leyenda "popular" y de los historiadores en Cuba cuenta que el sacerdote español (a la izquierda con sotana y barba blanca en la imagen) le ofreció el bautismo al indio Hatuey. Se dice que Hatuey le preguntó para qué, y el clérigo le dijo "para que una vez quemado en la hoguera fuera al cielo", a lo que el cacique aborigen inquirió, ¿y éstos que me van a quemar vivo cuando mueran también van al cielo?, "si porque están bautizados", ante cuya respuesta el legendario indio respondió: "pues, entonces yo no quiero al cielo". (Hatuey fue un indio que llegó a la parte oriental de Cuba procedente de la isla de Quisqueya (hoy Haití y República Dominicana), con la noticia de lo ocurrido allí al arribo de los españoles, y organizó en Cuba una resistencia que duró 2 años. Al cabo de ese tiempo, los conquistadores vencieron a los aborígenes, por lo que Hatuey fue capturado y condenado a morir quemado vivo en una hoguera). Independientemente de lo creíble o no de la leyenda tejida alrededor del valeroso indio, su hazaña simboliza la lucha contra el capitalismo desde su mismo nacimiento. En Cuba, que sepamos, honra su nombre una estación experimental de Pastos y Forrajes en la provincia de Matanzas y, curiosamente, una lata de cerveza.
Es una argumentación que modificando su estrategia se impondrá con el tiempo y llega hasta nuestros días.
Fue precisamente en Cuba, en medio de la conquista (1514), cuando aparece el primer crítico de la Modernidad capitalista, el clérigo español Bartolomé de Las Casas, quien se las arregla para, no solo defender al indio, sino para articular filosóficamente una pretensión honesta universal de verdad con la aceptación de la disidencia del indio, del sojuzgado y explotado, disidencia a la que tiene derecho, y por ello, honesto deber (obligación) de defender su posición hasta con las armas ("guerra justa" de defensa del indio contra los cristianos españoles) y hasta el "Juicio final". No ha habido, que se sepa, posición más coherente y crítica.
Denunció la crueldad de los conquistadores desde los mismos inicios:
"Luego que las conocieron [Bartolomé metafóricamente presenta a los indios como ovejas] como lobos e tigres y leones crudelísimos de muchos días hambrientos se arrojaron sobre ellas. Y otra cosa no han hecho de cuarenta años a esta parte, hasta hoy, e hoy en este día lo hacen, sino despedazarlas, matarlas, angustiarlas, afligirlas, atormentarlas y destruirlas por las extrañas y nuevas y varias e nunca otras tales vistas ni leídas ni oídas maneras de crueldad"12.
Condenó el juicio despectivo de los que niegan la dignidad de la persona y de la cultura del indio:
"[Han] publicado que no eran gentes de buena razón para gobernarse, carecientes de humana policía y ordenadas repúblicas [...] Para demostración de la verdad, que es en contrario, se traen y copilan en este libro [tantos ejemplos]. Cuanto a la política, digo, no sólo se mostraron ser gentes muy prudentes y de vivos y señalados entendimientos, teniendo sus repúblicas [...] prudentemente regidas, proveídas y con justicia prosperadas [...]"13
Y llega al extremo de reconocer el deber de los indígenas a efectuar una "justa guerra" en defensa de sus tradiciones contra los cristianos europeos:
"Dado que ellos se complacen en mantener [...] que, al adorar a sus ídolos, adoran al verdadero Dios [...] y a pesar de la suposición de que ellos tienen una errónea conciencia, hasta que no se les predique el verdadero Dios con mejores y más creíbles y convincentes argumentos, sobre todo con los ejemplos de una conducta cristiana, ellos están, sin duda, obligados a defender el culto a sus dioses y a su religión y a salir con sus fuerzas armadas contra todo aquel que intente privarles de tal culto [...]; están así obligados a luchar contra éstos, matarlos, capturarlos y eiercer todos los derechos que son corolario de una justa guerra, de acuerdo con el derecho de gentes"14.
¡Nunca se había llegado en la historia de Europa, ni posteriormente en los cinco siglos de la modernidad capitalista, a formular con tanta claridad este criterio ético y político estratégico!. La posición de Bartolomé de Las Casas es el máximo de conciencia crítica posible en cuanto tal, y tenía conciencia de su originalidad al internarse por primera vez en tan atrevidos y audaces juicios críticos, ya que en carta a los dominicos de Guatemala en 1566, escribe que, al releer su Apología contra Sepúlveda, "tuve y probé muchas conclusiones que antes de mí nunca hombre las osó tocar o escribir, y una de ellas fue no ser contra ley ni razón natural excluida toda ley positiva humana o divina ofrecer hombres a Dios, falso o verdadero (teniendo al falso por verdadero) en sacrificio"15.
En 1550 Carlos V convocó a una comisión jurídica especial del Consejo de Indias a que se reuniera en Valladolid y lo instruyera sobre los méritos de la controversia Sepúlveda-Las Casas. La junta escuchó a los dos hombres sucesivamente, pero nunca dio un veredicto definitivo. No podía darlo: fallar a favor de Sepúlveda pondría al desnudo la entraña criminal del nuevo sistema y, si no en el contenido, al menos las formas debían guardarse; resolverlo a favor de Las Casas daría un tiro de muerte al capitalismo en su propia cuna.
Los argumentos de Las Casas son el máximo de conciencia crítica posible global, no ya europea sino en cuanto tal, se trata de una crítica que, argumentada con una novedosa estrategia, en filosofía política, se erige en la primera crítica en el momento mismo de gestarse el sistema-mundo capitalista, crítica de la violencia como movimiento originario en la implantación del nuevo sistema; Marx lo recordaría tres siglos más tarde en su obra cumbre, El Capital, "el capital vino al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros desde los pies a la cabeza".
Es en 1514 en Cuba, el momento del comienzo del pensamiento crítico explícito en el continente americano contra la modernidad capitalista que surgía. En 1547 descubre que la misma injusticia la sufren los esclavos africanos.
Bartolomé de Las Casas es un crítico de la Modernidad, cuya sombra cubre los cinco últimos siglos. Es el máximo de conciencia crítica mundial posible, no sólo desde Europa, sino desde las Indias mismas, desde los amerindios.
Como lo que venían buscando fundamentalmente los europeos para su sistema-mundo en expansión (metales preciosos para utilizarlos como dinero en su economía) había muy poco en Cuba, y el escaso oro aluvial muy pronto se agotó condujo a que, al mismo tiempo que se ocupaba el territorio y se fundaban las villas, los conquistadores utilizaran la Isla como trampolín en la preparación del salto y asalto a la "Tierra Firme", de donde llegaban imprecisas pero tentadoras noticias de grandes y fabulosas riquezas, que a la postre resultaron ciertas. Esa función de enclave en los caminos marineros de la conquista explica las sucesivas expediciones que salieron de Cuba hacia el continente: Francisco Hernández de Córdoba hacia Yucatán en 1517, Juan de Grijalva hacia Yucatán y Centroamérica en 1518, Hernán Cortés también en 1518 y Pánfilo de Narváez, que partió también hacia México en 1520, a castigar la que Velázquez estimó traición de Cortés. Al mismo tiempo está teniendo lugar un movimiento que a la postre resultará estratégico, el traslado de la Villa de La Habana, que no había existido aún como realidad urbana sino sólo como voluntad fundacional, de la costa sur a la norte que es la posición que ocupó definitivamente y que en los inicios se conoció como el Puerto de Carenas.
Este cambio en la ubicación de la Villa de La Habana de sur a norte se realiza por dos cosas fundamentales, una vez que se conquistó el Imperio Azteca y se constituyó en el mismo el Virreinato de Nueva España (posiblemente la posesión más rica de todo el imperio español en los primeros tres siglos de existencia) la ruta de navegación transoceánica en los viajes de regreso, desde Tierra Firme hacia Europa, se trasladó de sur a norte, lo que hizo de la costa noroeste de Cuba una zona estratégica fundamental para el imperio; y la otra, influyó el hecho que para esta época ya los navegantes se habían dado cuenta de la existencia de una corriente marina (que en algunos lugares tenía unos mil kilómetros de ancho) que se origina en el golfo de México, se extiende por el sur de la península de la Florida y la zona noroccidental de Cuba, sigue las costas orientales de América del Norte, cruza el océano Atlántico como la corriente del Atlántico Norte, una de cuya ramas se dirige hacia la costa atlántica de Europa occidental, la cual determinó que, por el régimen de vientos y las corrientes marinas, para el tráfico marítimo ésta trayectoria marcada por la naturaleza se convirtiera en la ruta lógica de regreso a España.
Corriente del Golfo/Corriente del Atlántico Norte. El navegante español Diego Ponce de León ya se dio cuenta de su existencia en el año 1513. Como puede apreciarse el puerto/bahía y Villa de La Habana estaba ubicada justo en el sitio exacto donde se iniciaba la ruta de retorno a Europa desde América. Se cuenta que los capitanes ingleses no se creyeron (¿por arrogancia?) la existencia de ese misterioso río sobre el mismo mar y continuaron su ruta normal, a pesar de tardar 2 semanas más, hasta más de 100 años después!
Todo ello influyó en la suerte histórica que tuvo para la villa recién trasladada: la llamada corriente del Golfo fluía frente a la desembocadura del puerto de la Habana y ésta se constituyó, por los factores mencionados, en el camino de la mar en el traslado de las riquezas del Nuevo Mundo hacia Europa, se comprende así el traslado de la Habana hacia el norte, situándose, según Carl O. Sauer, "en la calle Real de las Indias".
El puerto de la Habana también lo favorecía el hecho que es un puerto con un canal de entrada largo y estrecho, que hacia el interior se abre en una bolsa capaz de albergar en sus aguas siempre tranquilas unos mil navíos de la época, por sus accidentes geográficos era relativamente fácil de defender, a tal punto que durante más de dos siglos (desde el ataque exitoso del corsario francés Jacques de Sores en 1555 hasta la toma de la ciudad por los ingleses en 1762) ninguna escuadra enemiga pudo tomarla, y prácticamente no se decidieron a atacarla, estaba rodeada de bosques que tenían las abundantes maderas que requería la industria naval, tanto para la reparación como para la construcción de buques; a ello se suma que desmontado el bosque, que llegaba casi hasta la costa, quedó al descubierto una tierra laterítica virgen, fácil de labrar y de extraordinaria fertilidad que aseguró los cultivos de mantenimiento y su prodigioso desarrollo ganadero vacuno y porcino, con el que se podía proporcionar carnes saladas para la alimentación durante las largas travesías marineras, y los imprescindibles cueros para los amarres del velamen, pero también al sur de la misma se extendía a este y oeste unos 300 kilómetros de llanura roja donde florecieron cafetales, ricas vegas de tabaco y, posterior a 1792, las plantaciones de caña más grandes y productivas del mundo, cuando esta actividad se convirtió en la más rentable de su tiempo en toda la economía-mundo capitalista. Ya en esta época (siglo XVIII) La Habana es, en cuanto a población, la tercera ciudad de ambas Américas.
Bahía, puerto y Villa de La Habana en la época
Por todo ello la nueva ubicación de la Habana parecía haberla puesto en el lugar preciso para considerar su puerto y ciudad como la Llave del Nuevo Mundo y Antemural de las Indias16.
Escudo de Cuba. Fue creado en 1849 por Miguel Teurbe Tolón, aunque la versión actual no es exactamente igual a la original, la mayoría de los elementos originales se conservan, entre ellos se puede observar en su parte superior, la principal, una llave de vástago macizo (que simboliza la isla de Cuba), cerrando el estrecho, un mar a cuyos lados se ven dos porciones terrestres (La Florida y Yucatán). Aunque en la época en que fue concebido, el puerto de La Habana no revestía la importancia que dicha llave simbolizaba, fue tanta la importancia estratégica que la ubicación geográfica concedió a la Villa (y la Isla) en tiempos pasados, que los cubanos al confeccionar su escudo quisieron que, aunque fuera inercialmente, quedará representado en el mismo lo que fue una verdadera "época de oro" para la ciudad, de nada menos que casi 300 años!.
Dado que los buques retornaban a Europa cargados de valores, el mejor sistema de protección que se podía establecer para defenderse del ataque de corsarios y piratas, era hacerlos navegar en flotas o convoyes, lo que llevó a que se instituyera el llamado sistema de flotas que comenzó a funcionar de forma regular a partir de 1566, era lógico que La Habana emergiera como escala óptima, punto de reunión, antes de zarpar en busca de la corriente del Golfo y los vientos alisios rumbo a España.
En este mapa se puede apreciar que el puerto de La Habana (y no Cuba) era el centro neurálgico de América, punto de reunión de los barcos (medio de fundamental de transporte de la época) en su regreso a Europa cargados de las riquezas extraídas de América, con las cuales se inició (acumulación originaria del capital) y, posteriormente, se consolidó (reproducción ampliada del capital) el sistema-mundo capitalista/moderno.
La Habana tenía además los fletes más baratos de América, por ser la última escala del viaje de retorno a Europa, las flotas, que transportaban el oro y la plata de las ganancias comerciales, los impuestos y tributos cobrados por la corona en los dos virreinatos, tenían una carga de altísimo valor pero bajo peso y volumen, por lo que, aunque hubiesen embarcado productos americanos (cueros, palo de tinte, azúcar, etc.) tenían un capacidad de carga no utilizada cuya última oportunidad de fletar está en La Habana, que fue recibiendo así todos los beneficios del sistema, para convertirse en pieza fundamental del complejo militar-marinero que, en su proceso de arranque, estructuró el sistema-mundo capitalista entre América y Europa. La Villa se convirtió muy pronto en un centro reexportador de primera magnitud, no solo a Europa, sino a otras colonias: se calcula que ya en el siglo XVII la mitad de la capacidad de las flotas en los viajes de retorno en cargaba en La Habana.
La Habana era el primer puerto de ambas Américas y su astillero fue, en este periodo, el más importante del hemisferio occidental, barcos de guerra y fragatas habaneras recibieron su bautismo de fuego en la famosa batalla de la Armada Invencible; navíos construidos en el puerto habanero custodiaban la armada del tesoro, que fue el nombre con que se conoció a la flota española destinada al virreinato de la Nueva España, durante el periodo de dominación hispánica del continente americano.
El avituallamiento de la flota, la construcción y reparación de navíos exigió el desarrollo de manufacturas complementarias de jarcia, alquitrán y brea, tahonas, alfarerías, tasajeras, fábricas de velas de sebo, talleres de composición y fabricación de instrumentos náuticos, etc., que en la primera mitad del siglo XVII se recomendaban como los más exactos de la época. A esto hay que agregar que, sólo para el abastecimiento de los navíos que atracaban en el puerto, se negociaban anualmente toneladas de alimentos como maíz, casabe, galletas y carnes saladas; todo esto vendido en frontera, equivalía en la práctica a exportar, solo que a precios de casi monopolio y sin pagar derechos ni aranceles de exportación, y recibiendo en pago plata y oro efectivos.
La importancia y el valor estratégico de La Habana llegaron a ser tal que se inició un proceso de construcción de fortificaciones, que abarcó un largo periodo de más de dos siglos, desde la edificación de La Fuerza hasta la terminación de La Cabaña A las fortalezas mencionadas hay que adicionar La Punta, El Morro, Cojímar, Bacuranao, la extensa muralla que bordeó la ciudad, el torreón de San Lázaro y los castillos de El Príncipe y Atares. No hay otro sitio en América y, acaso en el mundo, que en este periodo de tiempo tenga una vorágine constructiva de estas dimensiones y nivel.
Todo este proceso exigió aparte de los gastos que la construcción de fortalezas implicaba, situar en el área una cantidad suficiente de tropas y mantener canales de financiación en correspondencia con la magnitud del fenómeno, así fue que nació una caja real de una cantidad de efectivo, prefijado anualmente, con destino a abonar los gastos que toda aquella gigantesca estructura constructivo-militar requería. Los situados de la época, que fue como se llamaron fueron, lo que después de la Segunda Guerra Mundial se conoció como keynesianismo militar. La financiación de la defensa de La Habana a través de los situados fue un auténtico motor de desarrollo económico de la plaza, que absorbía el excedente producido en otras partes de América y constituyó uno de los pocos trasvases de riqueza interamericanos, según Juan Marchena. La Habana, y en mucho menor grado Santiago de Cuba, fue un enclave que no producía dinero, sino succionaba dinero que se producía en otras partes de la economía-mundo en gestación, algo atípico en una relación colonial.
Hasta ahora el énfasis se ha puesto en La Habana que es la Villa, localidad y región agraciada por la nueva división internacional del trabajo que se despliega a partir de la economía-mundo europea, no hablamos de Cuba como totalidad porque, además que no existía como estructura integral económica y social, el resto de la Isla no ofrece aún nada atractivo al capitalismo mundial que surgía y, en este sistema, quien no crea valor o se apropie de él es relegado a la miseria y al ostracismo.
Lo que a la larga va a hacer de La Habana la ciudad clave del tráfico marítimo del sistema-mundo capitalista en el hemisferio occidental, será la conjunción de situación geográfica más estructura defensiva más producción. En la estructura de la nueva división internacional del trabajo como subsede económica, militar, nudo de comunicaciones y base logística, La Habana juega casi un papel semiperiférico. No contó con metales preciosos, ni tenía minas de oro y plata, pero su excepcional situación geográfica, un regalo de la naturaleza hizo, que por las aguas de su bahía pasara todo el oro y la plata de América. Eso se reflejó en el hecho que en La Habana se pagaran en estos años salarios que duplicaban los de España en la misma época, realidad que llevaba a los jóvenes españoles a aceptar el servicio militar en el Caribe, no con la intención de ser soldados, sino de hallar una vía migratoria para ir a hacer América.
Después de mostrar una serie de indicadores que, por el relieve mundial de los mismos, hicieron de La Habana una zona relativamente privilegiada en la división internacional capitalista del trabajo, en una región condenada a servir de periferia del sistema-mundo capitalista, hay un detalle que, no por curioso deja de ser llamativo, y es el hecho que La Habana, en una falta de correspondencia con el nivel mundial que para la época exhibía, no contaba ni se dispuso a erigir grandes y monumentales Iglesias, como se hicieron, por ejemplo en regiones secundarias de México, muy alejadas del centro conquistador (Tenochtitlán) donde si tenía más sentido y, en efecto, la imponente Catedral Metropolitana de la Ciudad de México así lo atestigua. Más extraño resulta aún si tenemos en cuenta que la civilización occidental, además de burguesa, era cristiana y la religión siempre acompañó su despliegue como soporte espiritual de la misma, como ya se ha dicho la espada de los conquistadores siempre estuvo acompañada de la cruz y el sacerdote católico. Lo que ocurrió fue que la Iglesia cubana y, especialmente, la Iglesia habanera, no tuvo pueblos aborígenes que convertir, a mediados del siglo XVI cuando concluyó el ciclo minero, si es que puede llamarse así por la cantidad de metales preciosos extraídos, lo que quedaba en La Habana como población nativa, era un puñado de indios depauperados física y espiritualmente, situación que no era diferente en el resto de la Isla. No resulta difícil imaginar que, frente a los pobres restos físicos de las culturas autóctonas (bohíos, gubias, macanas, etc.) no era necesario construir grandes y elevados templos que minimizaran la fuerza espiritual indígena derrocada. Hasta en eso el naciente sistema-mundo capitalista fue eficiente, el dinero que no se invierte en la producción y que por tanto no genera plusvalía, es valor que se sustrae de la esencia del capitalismo, la incesante acumulación de capital17, una demostración más de que "si el sistema capitalista funciona, y viene funcionando desde hace mucho tiempo, habrá que reconocer que el conjunto de los capitalistas toma más decisiones acertadas que equivocadas"18.
Catedral de Oaxaca, México, construida entre 1535 y 1733, coincidiendo con la época del esplendor habanero en el periodo estudiado. Pintura del artista mexicano José María Velasco (1840-1912). Compárese la misma con la de La Habana, y nótese que la ciudad de Oaxaca está situada a 460 kilómetros de Tenochtitlán, capital del Imperio azteca, que por su riqueza fue el centro de atención de los conquistadores españoles en el Virreinato de Nueva España.
La excelente posición estructural que tuvo La Habana (reiteramos La Habana, no Cuba que hasta la primera mitad del siglo XVIII aún no se asume como totalidad, la totalidad es España) en la división internacional capitalista del trabajo, algo que disfrutó casi desde el principio, tras la conclusión del efímero ciclo minero-encomendero (1510-1550), es decir, durante los aproximadamente 300 años que abarca el periodo que estudiamos, estaba basada en la defensa del imperio, el antiguo sistema de flotas y, una vez desestructurado éste, en la recalada forzosa de los navíos de retorno; en otras palabras, La Habana fue una pieza clave en la defensa y funcionamiento del capitalismo como sistema mundial en estas tres centurias, pero ello tuvo también como contrapartida el más grande holocausto aborigen que conociera la historia de la humanidad19 y el inicio del más brutal de todos, el del continente africano, cuyos habitantes llevados como esclavos a América, vinieron a sustituir a los indígenas allí donde éstos fueron exterminados o su número resultaba insuficiente para la explotación capitalista del territorio, genocidio que alcanzará su clímax en el siglo XIX, cuando se generalizó en Cuba, Luisiana, Brasil y el resto de las Antillas la economía de plantación al servicio del capitalismo mundial; eso sin contar que se tronchó el desarrollo autónomo de sociedades y culturas que en muchos sentidos, estaban más avanzadas que la de los propios conquistadores. El cuento El Eclipse, del guatemalteco Augusto Monterroso, disponible libremente en internet, es una bonita muestra de la sabiduría que ya atesoraban las culturas aborígenes americanas y constituye un mensaje sobre la arrogancia e ignorancia de los europeos hacia las otras culturas distintas a la suya.
La enumeración de una serie de indicadores, que sitúan a La Habana entre los lugares cimeros del sistema mundo capitalista, en el periodo comprendido desde su nacimiento en el siglo XVI hasta casi finalizado el siglo XVIII (¡asombrosamente durante 300 años!) que llevan a la Villa, levantada desde cero sobre una inhóspita bahía, al rango de ciudad, emulando y sobrepasando a similares ubicadas en la zona central (economía-mundo europea) de dicho sistema-mundo, chupando (en vez de cediendo) excedente de otras regiones, que hipotéticamente la colocan por los ingresos que se apropia como una región más cercana a la semiperiferia de dicha economía-mundo, tanto más resaltable por el hecho que está ocurriendo en una región que se incorpora como periferia, y justo en el arranque, establecimiento y primeras etapas de su consolidación, no tiene como objetico impresionar al lector, ni presentarlos con magnificencia para deslumbrar a nadie, para el pensamiento anticapitalista eso está fuera de todo orden; si nos referimos a ello resaltando la cantidad y destacando la relevancia de algunos es para explicar los factores que llevaron a ello, insistiendo en el elevado peso de las circunstancias objetivas, alguna de las cuales desaparecen en el periodo siguiente (1790-1900), mientras varias atenúan su acción, al tiempo que emergen otras nuevas, que permitirán a La Habana y alguna otra región de la Isla que se une, descollar todavía algunos años más en las estadísticas mundiales, antes de caer definitivamente en la cruda periferia de la economía-mundo capitalista.
No obstante, el brillante desempeño de La Habana (y en mucho menor medida Santiago de Cuba, como ya se ha dicho) en estos primeros tres siglos (1500-1800) tiene como contrapartida el abandono prácticamente del resto de la Isla, cuyas Villas quedaron abandonadas a su suerte, viviendo de una economía de subsistencia y del contrabando con corsarios y piratas, con los que, incluso, para colmo se les prohibía relacionarse.
Desde esta época, para tomar prestado el juego de palabras de André Gunder Frank, título de todo un libro (Capitalismo y subdesarrollo en América latina, disponible en la red), comienza a gestarse el "desarrollo del subdesarrollo" en Cuba, focalizado hacia la mitad oriental de la Isla con preponderancia mayor mientras más al este. La causa del atraso, a día de hoy, de la región oriental de Cuba, la más expuesta por ello al despoblamiento y la migración, la que sin embargo, ostenta elevadas cifras de embarazo adolescente en un país que desde hace décadas (y no como algunos interesados enemigos de la Revolución Cubana argumentan) el número de nacimientos no garantiza el reemplazo generacional de su población, hay que buscarlo en los mismos orígenes del ingreso de la Isla a la división internacional del trabajo del capitalismo histórico, para el que aquellas regiones que resultan innecesarias para la reproducción ampliada del mismo, son dejadas en barbecho y empujadas al basurero de la historia, sin importarle lo más mínimo la suerte de sus habitantes; de ello no se quedan exentas ni siquiera zonas de regiones ubicadas en la zona central de la economía-mundo capitalista, como la llamada España vacía, la que algunos ilusos cubanos, desconocedores de las reglas de funcionamiento del capital y apoyados por algún medio de comunicación que le brindan cobertura, pretenden ingenuamente repoblar de nuevo.
Notas
1. Wallerstein, Immanuel. Capitalismo histórico y movimientos antisistémicos. Un análisis de sistemas-mundo. Ediciones Akal, S. A., 2004. Madrid. p 88.
2. En abril de 2021, 16 meses después de iniciada la Reforma económica, que resultó todo un fiasco, fue separado del Buró Político, pero siete meses después en noviembre de 2021, es designado presidente del Grupo Empresarial de Tabaco de Cuba, más conocido por TABACUBA, un hecho totalmente irónico. Nunca ha aparecido públicamente haciendo autocrítica, y el presidente Díaz-Canel que en su memento anunció que se realizaría, aún se espera por ello.
3. https://lahaine.org/fE6j. Este trabajo ha sido objeto de ampliación y profundización y estará a disposición próximamente.
6. Los otros son: Cristóbal Colón, Alexander von Humboldt y Fernando Ortíz. Existe un libro, En Canoas del Amazonas al Caribe, y videos en You Tube relacionados con la misma.
8. Wallerstein, Immanuel. Capitalismo histórico y movimientos antisistémicos. Un análisis de sistemas-mundo. Ediciones Akal, S. A., 2004. Madrid. p 142, 143. "Un minisistema es una entidad en la que existe una división del trabajo completa y un único marco cultural. Tales sistemas se encuentran únicamente en sociedades agrícolas o de caza y recolección muy simples" Wallerstein, Immanuel. Capitalismo histórico y movimientos antisistémicos. Un análisis de sistemas-mundo. Ediciones Akal, S. A., 2004. Madrid. Pág. 88.
9. Wallerstein, Immanuel. El Moderno Sistema Mundial. Tomo III. Editorial Siglo XXI 2010. (primera edición en inglés 1989, primera en castellano 1999). p. 179. En relación al proceso de incorporación de una zona que en un momento dado se encontraba en el área externa de la economía-mundo hasta llegar a encontrarse, en un momento posterior, en la periferia de la misma Wallerstein dice "concebimos esta transición como un periodo de duración media que denominamos periodo de 'incorporación'. Por consiguiente, el modelo que estamos utilizando implica tres momentos sucesivos para una 'zona': encontrarse en el área externa, ser incorporado, ser periferializado. Ninguno de esos tres momentos es estático, todos implican procesos". Wallerstein, Immanuel. Ibídem. p. 180.
10. Ginés de Sepúlveda, J., 1967, Tratado sobre las Justas causas de La Guerra contra los indios, FCE, México. Pág. 85.
11. Ibidem. Pág. 87.
12. Cuando Las Casas habla de cuarenta años a esta parte lo hace porque todo ello lo plasma en el libro que escribió al respecto, Brevísima relación de la destrucción de Indias, publicado en 1552, un relato devastador que alborotó a la opinión pública de España en aquella época.
13. Las Casas, Bartolomé. Obras Escogidas I-V. BAE. Madrid. 1957. Tomo III. Pág. 470 y 472.
14. Ibidem. Tomo V. Pág. 168.
15. Ibidem. Pág. 471.
16. Con ese título se deja ver una obra en 1761, Llave del Nuevo Mundo, Antemural de las indias Occidentales. La Habana Descripta: Noticias de sus Fundación, Aumentos y Estado, que en realidad por el año en que aparece no abre una época, sino la clausura, no es germinal, pero como conclusión de una etapa si resume muy bien el éxito de una era que terminaba antes de dar comienzo a la siguiente, aún más prodigiosa y grande desde el punto de vista capitalista.
18. Wallerstein, Immanuel. Capitalismo histórico y movimientos antisistémicos. Un análisis de sistemas-mundo. Ediciones Akal, S. A., 2004. Madrid. p. 204.
19. El historiador cubano Eduardo Torres Cuevas, llegó a calcular magistralmente el monto de dicho exterminio humano solo en la Isla de Cuba, entre las primeras zonas incorporadas a la economía-mundo capitalista, llegando a conclusiones espantosas. "Para 1510, se ha calculado un monto demográfico en el archipiélago cubano de unos 112 000 habitantes, aunque esta cifra puede ser modificada por estudios posteriores. De ese total se calcula que el 90% estaba compuesto por taínos y el resto por los demás grupos aislados, aunque los definidos dentro de los taínos podían ser también resultado de la unificación y transculturación. Se estima que esta población tenía una esperanza de vida entre 20 y 25 años y que se duplicaba cada 115 años. A los 32 años de establecido el dominio colonial, según las fuentes documentales, sólo quedaban 893 aborígenes; esto significa que el 99,21% había desaparecido, cifra que pudiera considerarse elevada si se tiene en cuenta la natalidad. Una cultura que llevaba diez siglos de evolución en Cuba -su llegada en el tiempo coincide con la invasión bárbara visigoda de España y el fin del imperio romano occidental- despareció pocos años después de la llegada a América, a fines del siglo XV, de los descendientes de los visigodos, los españoles. Este hecho fue presentado como un choque entre civilización y barbarie pero, quizás, a los ojos de los taínos, los términos resultarían invertidos. Si se tiene en cuenta que aquella era una cultura antillano-caribeña presente en casi todas las islas y que de un cálculo de más de un millón y medio de personas apenas quedaban unos cientos hacia 1550, se entiende la magnitud del holocausto. Pare ellos, que recibieron a los recién llegados con muestras de paz y amistad, el encuentro de esos dos mundos no sería, como afirmaron algunos conquistadores, el acontecimiento más importante después de la creación sino, por el contrario, el cumplimiento de la última profecía bíblica: el Armagedón pero sin sobrevivientes elegidos por Dios. Sería, en su realidad, el fin de la creación". Torres-Cuevas, Eduardo. Loyola Vega, Oscar. Historia de Cuba 1492-1898. Editorial Pueblo y Educación. La Habana 2001. Página 25-26. (este extraordinario libro se lo regaló al autor un escolar cubano en una de nuestras visitas a la Isla de Cuba)
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