Darío y Maxi con el pañuelo verde… o cómo nuestros feminismos se fraguaron en los piquetes
[Con motivo del aniversario de la Masacre de Avellaneda, reproducimos este artículo publicado en La Haine el 29/6/2021]
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"El 26 fue dignidad... dolor y crecimiento... Memoria, recuerdos, darse cuenta... El 26 de junio del 2002 morimos y nacimos... Fue vislumbrar semillas sembrándose unas a las otras... Sangre que pedía a gritos justicia... Rebeldía... Fue historia despertando nuevas historias... Fuiste vos Darío y fuiste vos Maxi... Abrazos de manos que sin conocerse rescataban otras manos... Sudores cotidianos diciendo presente... Senderos sembrados de primaveras"
Fragmentos del poema "El 26", de Nancy Slupski[1]
En estos días de junio nos arde rojo y negro en el pecho, y también nos arde violeta y multicolor. Y recordamos. El 26 de junio del 2002 estuvimos en las calles, en todo el país, en el Puente Pueyrredón, donde los Duhaldes, los Solá, los Aníbal Fernández y otros personeros del gobierno nos querían inmovilizar. Queríanque hagamos reclamos individuales, que seamos pobres sueltos que es lo que les gusta a estos gobiernos, y a las instituciones como las iglesias. Que nos conformemos y esperemos sentados en las casas humildes...
Pero el 26 se rompió esa lógica, venciendo los temores frente a tantos comunicados atemorizadores estuvimos en las calles, fuertes, masivos, sin achicarnos... El poder nos lo cobró, mataron a dos jóvenes piqueteros, metieron presos a muchxs, nosacusaron de violentos, de haber creado un fuego cruzado entre piqueterxs. Pero como el ave fénix los movimientos, los pueblos, recuperamos lasconfianzas, nos aliamos con comunicadores, con fotógrafxs populares, con otros sectores de izquierdas, con feministas populares, con estudiantes, artistas, artesanxs populares. Logramos como pueblo romper el relato hegemónico, construido con mentiras. Dejamos bien claro que hubo y hay una responsabilidad política detrás de las represiones y que ya no podían ocultarla.
Estos relatos contrahegemónicos han quedado en la memoria colectiva, en libros, en los dibujos de las manos grandes de Darío cobijando a Maxi de la artista feminista Florencia Vespignani, en poemas, en himnos combativos, en murales y películas. Y con mucha fuerza en la Estación Darío y Maxi, nuestro homenaje vivo y dinámico a la lucha. Todas estas producciones autogestivas han aportado a que nuevas generaciones conozcan lo que pasó y se sumen con garra a las luchas, en diferentes territorios, trabajos, facultades, escuelas, centros culturales. Que las caras de Darío y Maxi estén en las banderas, en los grafitis, murales, en remeras, en cada marcha multitudinaria.
Y así, con olor a goma quemada, con asambleas, con alegría, seguimos cortando puentes, ocupando plazas, abriendo locales, sembrando huertas comunitarias, pintando murales, haciendo música. Nuestra cultura piquetera fue impregnando los reclamos por necesidades básicas, recuperando tradiciones anarquistas, revolucionarias, de coordinadoras obreras de la década del 70. Mezclándonos con los aprendizajes de los grupos de autoconciencias feministas, los saberes de la educación popular de Paulo Freire, las experiencias campesinas de países cercanos y lejanos, mamando miles de experiencias internacionalistas. Y así nuestras luchas fueron llenando las consignas de trabajo, dignidad y cambio social, practicando la democracia de base, debatiendo sobre el poder popular y las necesidades de construirlo.
La cara de Darío se fue mimetizando con la cara del Che para nosotrxs. La voz de Darío en los cortes recorrió los territorios. De la mano de Mabel Ruiz, madre de Maximiliano Kosteki, conocimos la obra del joven artista. Aparecieron fotografías de luchas en tierra piquetera, libros de Darío para niños y niñas. Multiplicar sus ejemplos fue una consigna que se internalizó en comedores, merenderos, fiestas, música, pinturas, murales, bachilleratos apuntando a construir, no sin dificultades, una identidad piquetera.
Asambleas feministas entre el humo del piquete
Por esta fecha hay una imagen que circula por las redes y sintetiza nuestros aprendizajes de estos casi veinte años: el dibujo de Darío y Maxi con pañuelos verdes al frente de una movilización. Seguramente si husmeamos en las organizaciones territoriales, culturales, de derechos humanos, feministas conurbanas, podríamos encontrar a quién hizo esa síntesis creativa. Sin embargo, detrás de esa compañera o compañere, hay una producción de conocimiento y de afectos que es colectiva.
Esta síntesis creativa de Darío y Maxi con los pañuelos verdes nos da el pie para reflexionar y balancear lo que hemos construido. Los feminismos populares autónomos surgieron viviendo esta historia piquetera, pasando por el cuerpo las tradiciones y practicas territoriales; nos fuimos formando en coordinaciones, articulaciones, redes. "No estamos solas" fue una consigna que levantamos desde los piquetes en 2003 y hacia adelante, gritando que lo personal es político y que sin nuestra lucha feminista no hay socialismo posible. Éramos parte de la bronca organizada en los movimientos sociales, nos fuimos reconociendo, afianzando en cada barrio y en cada asamblea, incluso enfrentando, y sólo algunas veces, convenciendo a nuestros compañeros. De esta forma, la reflexión sobre género, sobre el patriarcado capitalista heteronormativo colonial comenzó a formar parte de nuestrosobjetivos como feministas y como organizaciones. Hicimos nuestra la frase de Rosa Luxemburgo, "El único medio de presión que puede llevar a la victoria es la formación política dentro de la lucha cotidiana". Y nos reunimos con otras y otres para elaborar y sistematizar saberes.
Comenzamos a organizarnos para viajar a los Encuentros Nacionales de Mujeres, como se llamaban en ese momento, y que a partir de 2019 renombramos como Plurinacionales, de mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans y no binaries. Nos fortalecimos a nivel federal, coordinando con feministas latinoamericanas, inconvenientes, del AbyaYala. Nos fuimos descolonizando en resistencia juntos a compañeras de los movimientos negros, mestizos y de los pueblos originarios que estaban en nuestras asambleas trayendo con fuerza sus voces, tantas veces calladas. Aprendimos de las comunidades paraguaya, peruana, boliviana, que interpelaban nuestros feminismos, enriqueciéndolos con las luchas migrantes y antirracistas. Comenzamos a articularnos con otras compas conformando campañas. En 2005 surgió la Campaña por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito, de cuya mano logramos la ley a fines del año pasado. El logro del aborto legal significó una ampliación de derechos humanos, un triunfo de la salud pública y del derecho a decidir. Se consiguió gracias a una genealogía de luchas feministas, masivas, construidas paso a paso. Un combate contra los fundamentalismos que nos persiguen desde la quema de las brujas, también saltando fronteras, con miradas plurinacionales e internacionalistas.
También estuvimos en la lucha por la Ley de Identidad de Géneros, el Matrimonio Igualitario, el Cupo Laboral Trans. Ampliamos y enriquecimos los feminismos populares, que cada vez más se hermana con lxs compas trans, travestis, lesbianas, bisexuales, queer, maricas. Somos conscientes que hay mucho para avanzar y debatir, porque es un desafío que todo el espacio feminista popular autónomo rompa su mirada binaria, pero somos optimistas. Para ello elaboramos estrategias contra toda forma de discriminaciones y opresiones.
Este movimiento del feminismo popular y piquetero se ha nutrido de la calle pero también de los aprendizajes teóricos de la academia. Nos formamos en talleres barriales pero también en Cátedras Libres. Estamos en la primera líneacontra el ataque a los cuerpos-territorios, gritando, denunciando el ataque predatorio a nuestros ríos, lagos, en unidad con luchadoras de todos lados.
Nos indigna este sistema patriarcal, capitalista, colonial y heteronormativo, de hambre, represión y violencia machista e institucional. Nada de lo que sucede nos es ajeno, las luchas históricas nos han enseñado que las juntadas, las unidades, con acuerdos y disensos, son nuestro camino. Por eso nuestras prácticas abonan en unidades piqueteras, de trabajadorxs, en coordinadoras feministas plurinacionales e internacionalistas, en coordinaciones culturales, educativas, en campañas de salud, contra gobiernos autoritarios y represores que asesinan niñxs como en Paraguay, Colombia y otras. Por eso nos alegramos, se nos llena el corazón y las ganas cuando vemos a feministas chilenas y a compañeras mapuches haciendo nuevas constituciones. Estos logros nos confirman la importancia de nuestra apuesta, aunque haya dificultades, ni siquiera una pandemia puede pararnos.
En estos años hemos recorrido un largo camino de uniones, pero también nos han dolido las desuniones, las fragmentaciones, pequeñas miserias. Pero la lucha sigue intacta, como las banderas de Maxi y Darío, como nuestro pañuelo verde, símbolo de unidad y de triunfo. Estamos vivas, vivos y vives dando batalla.
Seguimos subiendo al puente como cada 26, con nuestros cuerpos y corazones multicolores y nuestros deseos de cambiarlo todo.
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Celina Rodríguez Molina, feminista del FPDSCP en el Movimientos de los Pueblos. Feminista de Abya Yala. Integrante de la Cátedra Libre Virginia Bolten (UNLP). Juliana Díaz Lozano, comunicadora e investigadora feminista. Integrante del FPDSCP Berisso y de la Cátedra Libre Virginia Bolten (UNLP).
[1] Ver en https://contrahegemoniaweb.com.ar/2020/06/26/poema-el-26/
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