Debate electoral en Argentina: Candidatxs que asustan

Ese cruce de opiniones entre los dos candidatxs de la derecha fue una de las muchas notas de color de un debate presidencial que, más que esclarecer, asusta.

La coyuntura internacional se metió sin permiso en el último debate presidencial. Los últimos hechos ocurridos en la Franja de Gaza, y el recrudecimiento del conflicto palestino-israelí, obligaban a un posicionamiento. Milei, Massa, Schiaretti y Bullrich hicieron referencia al tema como lo que son: políticos fervientemente alineados con la política exterior de Israel y EEUU.

Myriam Bregman se solidarizó con todas las víctimas y se animó a plantear la responsabilidades del Estado de Israel en ese conflicto. Después de esta divisoria de aguas, parece que Massa no se sintió conforme y afirmó que cuando sea elegido presidente pedirá las Naciones Unidas que Hamas sea incorporado a la lista de organizaciones terroristas. A Carlos Menem, en el cielo, se le escapó un lagrimón.

La Argentina ha tenido políticos mediocres y candidatos a presidentes impresentables, pero cuesta encontrar otro momento del pasado que supere a los de este año, 2023.

En tiempos de Macri, Maradona se reía de Mauricio porque leía y agregaba: – ¡No sabe leer!.

Hoy Patricia Bullrich no puede armar una frase completa y Milei no pasa de ser un burro agresivo. A su obsesión negacionista sólo le falta cuestionar que la tierra sea redonda. Schiaretti todavía no se enteró que no se está eligiendo el gobernador de Córdoba y Massa aferrado a su muletilla de “hoy quiero decirte”, cada vez se parece más a un falluto vendedor de autos usados, flojos de mecánica y de papeles.

Con ese panorama, a Myriam Bregman no le costó hacer la diferencia y hacerse cargo de banderas populares históricas como la condena al genocidio, una posición internacional solidaria con los países agredidos por las grandes potencias, y la defensa de los derechos de trabajadorxs y las mujeres. Hay que decirlo: hay un abismo entre su formación intelectual y la de lxs otrxs candidatxs.

Aunque quizás haya que reprocharle que se conforma con poco, poniendo en ridículo a sus limitados adversarios o hablándole a su militancia. Hay una audiencia de millones de argentinxs que esperan respuestas más inmediatas y una proyección de futuro más palpable.

A modo de ejemplo: Sobre el final del debate, Javier Milei le preguntó por sus futuras estatizaciones, en caso de ser elegida presidenta. La candidata del FIT-U eligió el camino de la respuesta metodológicamente correcta: ”las que decida el pueblo”. Para ser más precisa, le bastaba recurrir a los programas históricos de los trabajadores (La Falda, Huerta Grande, CGTA): Estatizar el comercio exterior, la banca, las empresas de servicios públicos y estratégicas (petróleo, electricidad, minería, puertos, etc).

Que un personaje que ingresó a la televisión imitando a Leonardo Favio, y que ascendió a payaso mediático vociferando disparates económicos y amenazando a sus pares, hoy esté al frente de las encuestas, habla muy mal de las ofertas electorales que se presentan en 2023. Lo mismo sucede con la candidata de la derecha más tradicional. Creo que es un elogio exagerado comparar a Patricia Bullrich con los militares o con la oligarquía, donde no faltaron personas cultas. Patricia se parece a un capataz de estancia, cuya única función es dar órdenes y amenazar con el látigo a los que no las cumplan, sean animales o peones rurales.

El peronismo alberga distintas tradiciones históricas hoy insintetizables. Lo que es seguro es que Massa representa las peores versiones. Provoca trastornos estomacales a quienes adhieren a las tradiciones más combativas. El efecto de su reconocimiento al gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, es parecido al que provocaba Menen cuando abrazaba al almirante Rojas.

Más que criticar a nuestro pueblo por comprar estos buzones, correspondería preguntarse por qué razón no hemos podido presentar propuestas que lo entusiasmen.

Mientras lo pensamos y buscamos alternativas, elijo votar a la candidata que no me asusta. Por el contrario, reivindica banderas que me parecen innegociables si queremos construir un país diferente: Myriam Bregman.

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