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Mundo, Colombia, Venezuela :: 17/09/2024

Desestabilizando a Nuestramérica

Guillermo Cieza
En los últimos 60 días Colombia, Venezuela y Honduras denunciaron intentos de golpes de Estado. Agreguemos el cuartelazo en Bolivia en junio, y las tensiones en México por la reforma Judicial

Se completa así un panorama de intentos de desestabilización que, por ahora, no han prosperado, pero donde siempre ha estado involucrada la embajada de EEUU. En todos los casos se ha acusado a gobiernos soberanos de tener vínculos con el narcotráfico.

El presidente Petro denunció hace unos días que el Consejo Nacional Electoral intenta promover un golpe de Estado. Este organismo, controlado por la vieja oligarquía colombiana, está utilizando una investigación sobre la obtención de fondos para la campaña electoral de 2022 para tratar de desplazar al presidente del gobierno. Según normas constitucionales el CNE debe ocuparse exclusivamente de garantizar el normal funcionamiento de la elección y de que se respete el resultado. Su competencia expira treinta días después de transcurrida la elección. Pasados dos años de la elección que consagró presidente a Petro, el CNE ha intervenido pretendiendo despojarlo del fuero integral constitucional que lo protege, para intentar desplazarlo.

Durante una reunión de medios de prensa en Armendia Quindio, el presidente advirtió que: "Un golpe de Estado no son los generales de la Policía y del Ejército buscando cómo tomarse el Palacio y sacar al presidente, no señores, no son tan brutos los oligarcas de este país. Es un golpe de Estado a la colombiana". Petro ha denunciado que hay mucho dinero involucrado para que se proceda a su destitución y que por el momento el respaldo popular con el que cuenta ha impedido que se concrete esa maniobra.

El viernes, en la Asamblea del Cambio organizada en la Universidad Nacional de Bogotá, comentó tener información de un plan para atentar contra su vida: "Se los voy a decir: con el billete compraron dos volquetas (...) Una ya debió haber entrado. La idea que tienen es llenar una volqueta con dinamita y explosivos y con información interna de mis rutinas hacerlo volar a mi paso. Ese es el operativo de la muerte". Quien estaría a cargo del atentado sería la organización delictiva colombo-venezolana El Tren De Aragua.

Derrocar a Petro es una jugada importante en el tablero geopolitico mundial que beneficia a EEUU por lo que significa la postura soberana del gobierno colombiano, pero además porque ese país es el territorio más apto para lanzar una ofensiva militar contra Venezuela. En el país vecino, primero Hugo Chávez y después Nicolás Maduro han resistido durante veinticinco años distintos embates para desestabilizarlos. La oposición no pudo derrotar al chavismo en las últimas elecciones, ni tampoco en el intento insurreccional posterior, que fue sofocado en 48 horas por la unidad del ejercito, las organizaciones populares de base chavistas y la policía.

La salida de Venezuela del candidato derechista Edmundo González Urrutia, negociada con el gobierno, ha sido un golpe muy duro para los antichavistas. Han perdido presencia en las calles y han quedado limitados a actividades terroristas con intervención de grupos mercenarios. El analista argentino Marcelo Longobardi, de la CNN, ha comentado la presencia en Venezuela de la empresa paramilitar Academi (antes Blackwater), una contratista militar que ha actuado en distintos conflictos bélicos como auxiliar de la política exterior de EEUU y que está dirigida por el ex militar 'Seal' norteamericano Erick Prince.

En una conferencia de prensa realizada ayer, el Ministro de Interior Diosdado Cabello informó que el gobierno ha incautado 400 rifles y otros armamentos despachados desde EEUU. También hizo pública la captura de quién sería el jefe de las operaciones terroristas, Wilber Joseph Castañeda. Este es un militar activo de la Marina de EEUU que registra antecedentes de participación en las guerras de Irak y Afganistán y también en Colombia, donde concurrió con la gestión presidencial anterior para "formar militares". Otro de los detenidos es Joseph John Saak, un militar norteamericano que acompañó a Castañeda en la misión colombiana. También se ha detenido a dos ciudadanos españoles que han admitido reportarse al Centro Nacional de Inteligencia de España.

Quienes encabezaban estas acciones terroristas están vinculados a algunos pranes (jefes mafiosos) detenidos en las cárceles y miembros del Tren de Aragua, la misma organización delictiva que aparece involucrada en el denunciado atentado contra Petro. Estos grupos delincuenciales aportarían mano de obra para las operaciones de desestabilización. También se han encontrado contactos que los vinculan a referentes de los grupos mas radicales de la derecha, en particular a Vente Venezuela, la organización de María Corina Machado. La presencia de otros mercenario de origen checo dan cuenta de una campaña de reclutamiento que estarían haciendo estos grupos en EEUU y Europa, para contratar mercenarios que se sumen a una fuerza militar para "liberar a Venezuela".

El tercer foco de desestabilización se está produciendo actualmente en Honduras. La presidente Xiomara Castro ha denunciado un intento de Golpe de Estado y convocó ayer al pueblo hondureño que se movilizó masivamente para respaldarla.

El gobierno del Partido Libertad y Refundación (LIBRE) ha tenido una destacada gestión por el cumplimiento de sus promesas electorales de prohibir la minería a cielo abierto, controlar el precio de las facturas de electricidad, mejorar la legislación laboral, reivindicar los derechos de las mujeres y tener una política exterior soberana. El año próximo habrá nuevas elecciones presidenciales y se pronostica un nuevo triunfo de Xiomara.

La ofensiva desestabilizadora se inició por un viaje a Venezuela del Ministro de Defensa y el Comandante del Ejército hondureño -invitados para la asunción de Nicolás Maduro- que mantuvieron una reunión con Vladimir Padrino López, Ministro de Defensa venezolano. Este jefe militar, como todos los altos mandos venezolanos que se opusieron a encabezar una aventura golpista, ha sido acusado por el gobierno de EEUU de narcotraficante. Después de la visita, la oposición conservadora y la prensa adicta montó una campaña acusando a la Presidenta de haber comisionado a la delegación hondureña para reunirse con un narcotraficante.

La denuncia no tuvo el impacto deseado, pero días después presentaron un video donde aparece Carlos Zelaya, que es cuñado de la Presidenta, reunido con dos conocido narcotraficantes. La reunión se había producido en 2013, un año donde Xiomara se presentó como candidata pero perdió las elecciones. La respuesta de la presidenta fue: "Condeno todo tipo de negociación entre narcotraficantes y políticos".

En la convocatoria realizada para la movilización de ayer la Presidenta denunció que la embajadora de EEUU, Laura Dogu, y militares en condición de retiro, han estado "conspirando para un nuevo golpe de Estado". También aceptó la renuncia de su sobrino José Manuel Zelaya como Ministro de Defensa y nombró en su lugar a la legisladora Rixi Moncada.

La acusación al Partido Libre de tener vínculos con el narcotráfico por parte de la oposición conservadora y la embajada de EEUU carece del mínimo pudor.

Honduras fue durante décadas una central de narcotraficantes tolerados por la base militar de EEUU -la más grande de la región-, donde se digitaban gobiernos y se planificaban operaciones contra los movimientos insurreccionales de América Central. El candidato que derrotó Xiomara Castro, el ex presidente Juan Orlando Hernández, fue un narcotraficante que derrocó a Manuel Zelaya y que gobernó durante 8 años. Cuando perdió las elecciones, fue extraditado a EEUU y sentenciado a una larga condena. Los militares retirados que hoy conspiran junto a la embajadora norteamericana tuvieron mando de tropa cuando Honduras era el paraíso del narcotráfico en América Central.

La política de desestabilización de distintos gobiernos tiene el antecedente del golpe militar frustrado contra el gobierno de Bolivia de Luís Arce, el 26 de junio de 2024, cuando se produjo un alzamiento encabezado por el comandante en Jefe del Ejercito, general Juan José Zúñiga, que tomó la Plaza Murillo e ingresó al Palacio Quemado, donde fue reducido por fuerzas militares que se mostraron leales al gobierno.

Más cercano en el tiempo, el presidente saliente de México Manuel López Obrador denunció las declaraciones intervencionistas del embajador de EEUU, Ken Salazar, con respecto a su proyecto de reforma judicial. El funcionario estadounidense advirtió que la reforma era "un riesgo para la democracia, que amenaza la relación comercial entre EEUU y México y puede ser la puerta de entrada a que el narcotráfico influya en el sistema legal y que merma la confianza de inversores". Pese a estas amenazas, el Senado aprobó la reforma que ya contaba con el apoyo de la Cámara de Diputados y en consecuencia México será el primer país del mundo que elija a todos sus jueces por voto popular.

El denominador común de todos los intentos de desestabilización en Nuestramérica es que EEUU acusa a los gobiernos que tienen posturas soberanas de tener vínculos con el narcotráfico.

La política exterior y las elecciones en EEUU

La agenda intervencionista de EEUU no es contradictoria con los antecedentes de este país, pero el hecho de la agresividad manifestada en los últimos meses parece estar ligada a la necesidad imperiosa que tiene la administración demócrata de mostrar logros de su política exterior. EEUU está involucrado en la guerra de Ucrania y en la agresión colonialista del régimen de Israel contra Palestina. En el primer conflicto está perdiendo en el terreno militar. En el segundo está recibiendo una gran paliza moral. En EEUU y en el mismo Israel ha crecido el rechazo a un genocidio que no podrá ser ocultado ni justificado. Como le ocurrió a Alemania, por generaciones, cuando esos dos países mencionen los DDHH les recordaran su intervención en esas matanzas que involucran mayoritariamente a mujeres y a niños.

En la guerra de Ucrania, la aventura reciente de lanzar una ofensiva militar en el territorio ruso de Kursk estuvo imbuida por la misma necesidad: "ganar algo en forma urgente, al costo que haya que pagar". En un momento en que las tropas ucranianas no podían sostener la ofensiva rusa en los frentes de Donbass, y por iniciativa norteamericana, Zelenski decide atacar territorio ruso en un punto fronterizo sin tensión militar. La operación que rompió todos los manuales de la guerra sorprendió a la comandancia rusa y permitió que las tropas ucranianas avanzaron unos pocos kilómetros en territorio extranjero. La "hazaña" fue profusamente publicitada en occidente. La ofensiva en Kursk duró lo que el ejército ruso tardó en reacomodar sus fuerzas. Por el momento le ha costado a Ucrania la pérdida de 12.000 hombres de sus mejores tropas y valiosos equipos militares. En la última semana las tropas rusas recuperaron 10 localidades.

Es de esperar que las últimas encuestas, que empiezan a favorecer a Kamala Harris contra Trump, tranquilicen a la administración demócrata, que parece desbordada y dispuesta a apostar a cualquier aventura en Nuestramérica y en cualquier lugar del mundo que le proporcione un triunfo, aunque sea efímero.

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