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Argentina :: 13/04/2025

Diez puntos para evaluar el paro: ¿hay condiciones para un plan de lucha nacional?

Pablo Solana
El paro, con altos niveles de acatamiento a lo largo del país, se hizo notar. Las movilizaciones, también. Pero el régimen ultraliberal de Milei sigue sin acusar recibo

Van a seguir profundizando este modelo antiobrero y antipopular. Mientras "la política" está en cualquiera, en la calle se siguen acumulando fuerzas, gradualmente, con avances y retrocesos -como siempre sucede-, pero sin aflojar.

1.

Aunque sigue siendo insuficiente ante el nivel de destrucción del empleo y la pérdida de poder adquisitivo de la clase obrera, este nuevo paro de la CGT fue importante: contó con participación de la gran mayoría de los sindicatos. Adhirieron, en unidad de criterio y de acción, todos los grandes gremios: pararon las actividades los trabajador@s metalúrgicos, de la construcción, petroleros, mecánicos, de la alimentación, de la industria del plástico, ferroviarios, aeronavegantes, portuarios y todas las corrientes estatales. Gran parte de la clase obrera formal y sindicalizada tuvo la posibilidad de expresarse a través de esta medida de lucha. En algunas provincias se sintió menos; emplead@s de estaciones de servicio pararon sólo una hora para mostrar adhesión, pero cumplieron la jornada laboral. Hubo dos factores que le quitaron fuerza a la medida: la no adhesión de la UTA (choferes de colectivos) y la creciente cantidad de trabajador@s que debieron mantener su actividad al estar por fuera de cualquier tipo de vinculación sindical y laboral.

2.

La traición de la dirección de la UTA (choferes de colectivos) a la medida unitaria habilitó legítimas medidas de acción directa: Metrodelegados pusieron el cuerpo para que no haya subtes en CABA; en Bahía Blanca la patronal debió suspender el transporte por agresiones a más de 15 unidades que se disponían a "carnerear"; hubo cortes en la ruta 7 de Neuquén por parte de los trabajadores ceramistas, en el cruce de la Autopista y J. Perón en Rosario, en Rio Tercero (Córdoba) y en Avellaneda, conurbano sur. También ollas populares en Rosario y Santa Fe. No fue tanto un "paro activo" como los que caracterizaron la resistencia a finales de los 90, donde eran habituales los piquetes en las terminales de transportes durante las madrugadas, cortes de puentes y de accesos a las ciudades y utilización de "miguelitos" y otros elementos que dificultaran la circulación vehicular de transportistas, pero tampoco fue un "paro dominguero" más.

3.

El paro fue acompañado por movilizaciones a lo largo de todo el país. La principal fue hacia el Congreso nacional, como secuela de la disputa por la calle que el pueblo mantiene contra la política represiva de este gobierno. La marcha se llevó a cabo, fue masiva, contundente y el protocolo represivo no se pudo aplicar: otro nuevo round ganado por la lucha popular. Fueron importantes también las movilizaciones en las ciudades de Rio Tercero y Córdoba Capital, Rosario, Santa Fe, Bariloche en Rio Negro y Rio Gallegos en Santa Cruz.

4.

Por fuera de la clase obrera sindicalizada, hay todo un universo de trabajador@s que, aunque se sientan disconformes y tal vez con ganas de protestar, no pararon: cuentapropistas, pequeños comerciantes, laburantes de aplicaciones y diversidad de precarizad@s sin derechos debieron trabajar porque el dinero de cada día resulta vital (y porque, también es cierto, en su mayoría sienten que los separa un abismo de las dirigencias del sindicalismo tradicional). Los paros nacionales, aun cuando siguen siendo un músculo determinante del campo popular, no deben hacernos perder de vista la necesaria interpelación a todo ese otro universo proletario. La precariedad y falta de derechos son regla sobre todo entre la juventud. Desde allí salió un caudal de votos muy importante en apoyo al proyecto ultraliberal.

5.

La resistencia al mileísmo durante 2025 está mostrando una vitalidad muy superior al año anterior, lo que prefigura un escenario auspicioso. Fue enorme la marcha antifascista en defensa de los derechos LGBTQI+ en todo el país en febrero, determinante la "batalla del Congreso" el 12 de marzo con los hinchas de fútbol haciendo el aguante a los jubilados, otra gran muestra de vitalidad social en todo el país se dio el 24 de marzo, y dos marchas más, cada una más grande que la otra, el 19 de marzo y el 9 de abril frente al Congreso Nacional. A eso se suman decenas de luchas sindicales invisibilizadas, la persistencia cada miércoles de l@s jubilados, y un activismo por abajo en procesos de organización de desocupados, estudiantiles, barriales y culturales que, aunque aún no emerjan todavía, van preparando las condiciones para sumar nuevos ánimos a la creciente resistencia social.

6.

El gobierno también juega y, aunque está en un momento de traspiés, del paro no salió demasiado mal. Una porción importante de la sociedad sigue creyendo que parar "no sirve" y que "los sindicalistas" son parte del problema. Es el electorado que apoyó al PRO y a Milei (y a 'radicales' y partidos provinciales afines) y que, en estas próximas elecciones de medio término, probablemente volverá a ratificar su apoyo a variantes que van desde centro a la ultraderecha. Los análisis que ponen el foco sobre qué lista ganará son tramposos: son elecciones legislativas y, aún sin ganar, tres o cuatro listas de derecha, sumadas, cosecharán un amplio porcentaje de los votos, quizá mayoritario en más de un distrito determinante de la geografía nacional. Las medidas de lucha no deben pretender, necesariamente, agradar a esa porción social "derechizada", sino tornar inviable la continuidad del gobierno, tras lo cual inevitablemente perderá esa legitimidad que aún lo sustenta.

7.

Esto es así, en parte, porque mientras el pueblo lucha, la oposición política representada por el peronismo está en cualquier cosa. Debilitada, con gobernadores de sus propias filas funcionales al ajuste brutal de Milei, sin programa ni legitimidad ante una amplia mayoría social y envuelta en una interna fratricida en su expresión más potable, como podría considerarse al kirchnerismo. La izquierda realmente existente combina su acertada y necesaria presencia en las luchas con su incapacidad de interpelar a sectores sociales por fuera de su propio perfil ideológico. La posibilidad de constituir algún tipo de "izquierda popular" alternativa al peronismo y al trotskismo se dio a principios de este siglo, con experiencias que, con los años, entraron en crisis a tal nivel que hoy (y desde hace rato ya) ese anhelo no encuentra anclaje concreto en la política real, ni en el variopinto movimiento social.

8.

Además del impacto nacional, el paro potenció a los gremios más combativos en sus disputas propias, que son factores estratégicos de desarrollo de fuerza obrera desde la base. La adhesión de las y los trabajadores se vio facilitada porque este paro nacional fue en sintonía con procesos de lucha propios, sectoriales. Con un paro nacional no alcanza, allí reside la principal crítica al "tiempismo" de la conducción cegetista. Ahora, más que pedir un inmediato nuevo paro nacional, los principales dirigentes sindicales harían bien en alentar, o al menos acompañar, las luchas más dinámicas de los trabajadores, aunque eso no viene sucediendo. En ese sentido, es importante prestar atención a las voces más lúcidas del sindicalismo en lucha.

9.

"El 1° de Mayo volveremos a las calles, pero además de la resistencia es necesario discutir el proyecto político" propone Agustín Lecchi, secretario general del Sipreba, sindicato de prensa de Buenos Aires. "Es imprescindible construir un proyecto que tenga un programa claro que lo oriente, y un sujeto que lo lleve adelante. La discusión del programa es fundamental", agrega. "Al otro día del paro tenemos que discutir y coincidir en un Plan de Lucha para frenar el embate de este gobierno contra la clase trabajadora", plantea, por su parte, Daniel Yofra, de Aceiteros. A la propuesta del programa, le suma el modo de ese plan de lucha: "Con huelgas y diferentes medidas de fuerza que posibiliten luchar por salarios dignos y políticas en beneficio de las mayorías".

10.

A modo de balance general podemos decir que el paro fue importante: en las movilizaciones hubo alta participación popular y buen ánimo entre las bases sindicales dispuestas a luchar. Que este sea un año electoral poco importa, si de los derechos de las y los trabajadores se trata: el gobierno de Milei viene avanzando con su plan de aniquilación de las condiciones de vida de la clase obrera aún con una minoría parlamentaria, cantidad que ahora, quizás, vaya a incrementar.

Las fuerzas populares deberán buscar acumular también en las instituciones, por supuesto, aunque no es allí donde, en el corto plazo, vaya a cambiar el panorama actual. La lucha principal seguirá estando en las calles. Ahora, después de este importante paro, habrá que capitalizar el paso bien dado y madurar las condiciones para poner en marcha un verdadero plan de lucha nacional.

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