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Medio Oriente :: 30/09/2024

Dos análisis de los cursos de acción tras el asesinato de Nasrallah y la limitada respuesta de Irán

Martín Jay / Nathan Shachar
¿Es ahora inevitable una represalia por parte de Irán, tras el asesinato de Nasrallah? :: Las limitadas represalias de Hezbolá e Irán desconciertan a Israel

¿Es ahora inevitable una represalia por parte de Irán, tras el asesinato de Nasrallah?

Martín Jay

El martirio de Nasrallah ha conmocionado y provocado un gran dolor a la mayoría de los libaneses, sobretodo a las comunidades chiítas de los suburbios del sur, donde vivían los líderes de Hezbolá.

Las bombas antibúnkeres de 1000 kg, fabricadas en EEUU por supuesto, fueron diseñadas para derribar bloques de apartamentos y el ataque fue diseñado para matar al líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, pero también para mostrar a los libaneses la verdadera fuerza que tiene Israel: su poder aéreo.

En las últimas semanas se ha especulado mucho en Internet sobre si el régimen israelí va a invadir el Líbano. En realidad, esto es poco probable por varias razones. Pero, sobre todo, porque Netanyahu sabe que de enfrentarse a un ejército o milicia, Israel estaría en desventaja con la infantería, ya que las FDI no son buenas en combates cuerpo a cuerpo; su especialidad es matar niños y golpear a mujeres.

Combatir a Hezbolá cuerpo a cuerpo sería un baño de sangre para los israelíes, lo que haría que el bombardeo de Beirut pareciera un “ejercicio militar”.

Otra razón por la que Netanyahu no invadirá el Líbano es que los recursos que ello requieren llevarían a Israel mucho más allá de su capacidad y lo dejarían vulnerable en dos frentes: primero, el combate cuerpo a cuerpo que las FDI tendrían que librar con los combatientes de Hezbolá; y segundo; Irán no tendría otra opción que llevar a cabo ataques masivos con misiles balísticos contra ciudades de Israel.

Hasta el momento, Irán y Hezbolá no han sacado a la luz sus misiles de mayor alcance que puedan igualar los que Israel disparó contra los suburbios del sur de Beirut.

Esto plantea la pregunta: ¿cuál es el punto de quiebre para Irán? ¿Y cuándo considerará Hezbolá efectuar su propia invasión terrestre del norte de Israel?

En cuanto a la segunda pregunta, los líderes de Hezbolá probablemente esperan que Israel invada su territorio, ya que es allí donde sus combatientes pueden estar en su elemento. Por esta razón, es probable que Hezbola no quiera estirar demasiado sus propios recursos.

Si Irán ahora juega con la idea de una represalia sería porque afectaría a Netanyahu y su efímera euforia política, aunque los persas saben que le estará dando al líder israelí lo que siempre ha soñado: una guerra con Irán en la que EEUU no tendrá más opción que involucrarse directamente.

A pesar que Joe Biden afirma que no sabe nada del reciente bombardeo de Beirut por Israel, la verdad es que EEUU desempeñó un papel importante en él, con varios aviones estadounidenses en el cielo brindando apoyo, por no mencionar un portaaviones cercano.

EEUU ya no puede fingir que no está en guerra con Irán, pero los periodistas que conforman el equipo de «corresponsales de guerra» de los periódicos occidentales harán todo lo posible para seguir engañando al personal.

Por supuesto, Israel hace oídos sordos a las críticas internacionales del Sur Global, a pesar de la retirada de la mayoría de los embajadores durante el reciente discurso de Netanyahu en la ONU.

Pero al parecer a Netanyahu tampoco le molesta lo que horroriza a muchos países árabes: su propio nivel de depravación. Aunque la falta de solidaridad con el pueblo palestino ha alcanzado un mínimo histórico.

Los delegados de Arabia Saudí en la ONU también abandonaron la asamblea, junto con Kuwait e Irán, lo que da una indicación de que, sin duda, el mundo árabe está dividido en cuanto a su apoyo a Israel y sus ambiciones regionales.

El Líbano bien puede resultar el punto de ruptura para los estados árabes que consideran que el pequeño país está protegido por esa lógica banal de «sólo nosotros podemos patear a nuestro propio perro, y no el poderoso vecino».

Y la frágil alianza que Israel mantiene con un puñado de países árabes que firmaron los Acuerdos de Abraham también está al borde del colapso.

Hace poco un soldado Israelí, que estaba de “vacaciones” en Marruecos, fue arrestado por un tribunal de Rabat acusado de crímenes de guerra, una acción que no puede considerarse accidental, dado que en Marruecos no ocurre nada importante sin la aprobación del Rey.

Países como Marruecos, los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Sudán se enfrentan cada día a un dilema imposible, ya que salir del acuerdo negociado por Trump es casi imposible, especialmente para Marruecos, que tiene enormes inversiones de proyectos israelíes a largo plazo.

Estos países ya se habían distanciado de Hezbolá y, en cierta medida, de Irán. Pero, a pesar de su alianza con Washington, están observando con mucha atención hasta dónde irá ahora Israel.

Netanyahu cree que está en una muy buena posición, ante la ausencia de una respuesta de Irán y de una represalia de las organizaciones de la resistencia. Por el momento, la superioridad aérea es una mano fácil de jugar. A menos, por supuesto, que Irán decida cortarle la cabeza a esa serpiente en particular.

The Daily Mail / observatoriocrisis.com

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Las limitadas represalias de Hezbolá e Irán desconciertan a Israel

Nathan Shachar

Minutos después de que el portavoz militar del régimen israelí confirmara la muerte del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, se dispararon decenas de misiles balísticos contra el centro de Israel. Un par de ellos fueron interceptados por fuego antiaéreo sobre la aldea palestina de Beit Iksa en Cisjordania y se escucharon claramente en toda Jerusalén.

Ya el sábado por la mañana, Hezbolá lanzó cientos de cohetes y robots contra las ciudades israelíes de Haifa, Karmiel, Nahariya y Safed. Algunos de ellos fueron repelidos por el sistema antiaéreo, conocido como Cúpula de Hierro, pero provocaron como mínimo incendios y heridos.

Al mismo tiempo, continuaron los bombardeos israelíes en el Líbano y contra las posiciones del movimiento palestino Hamás en los Altos del Golán. Un momento dramático ocurrió esta mañana [domingo] cuando un avión procedente de Teherán se acercaba al aeropuerto internacional de Beirut. La unidad de espionaje israelí 8200 vio esto e inmediatamente una voz de Israel irrumpió y advirtió a la torre de control que no permitiera aterrizar al avión. El personal consultó con el ministro de Transporte, Ali Hamiyah, quien decidió no dar permiso al avión para aterrizar.

Horas antes, el portavoz militar de Israel, Daniel Hagari, había dicho que el aeropuerto de Beirut sería bombardeado si aterrizaba allí algún arma. Según Israel, Hezbolá almacena grandes cantidades de armas en las cercanías, algo que el movimiento niega.

La gran pregunta en Israel en este momento es por qué la reacción de Hezbolá (y la de Irán) ante la muerte de Hassan Nasrallah (y la de un general de la Guardia Revolucionaria de Irán) es tan limitada. Según todos los escenarios de los juegos de guerra, inmediatamente después del ataque en Beirut, las centrales eléctricas, los aeródromos y los depósitos de combustible de Israel habrían sido sometidos a bombardeos de robots balísticos guiados.

El sistema antirobots de Israel teóricamente puede manejar decenas de robots entrantes en cada sector (aunque en la práctica se vio que no es tan así). Para dañar sus activos vitales, Hezbolá tendría que abrumar las defensas aéreas con cientos de ataques simultáneos, algo que Nasrallah solía describir con gran dramatismo en sus discursos. ¿Por qué no sucede nada de esto?

¿Es la confusión después de las numerosas bajas entre los principales dirigentes de Hezbolá, o la dificultad de comunicarse con los cientos de artilleros en el campo, o una orden de Irán de permanecer oculto, lo que está frenando a Hezbolá? Los expertos iraníes habían prometido a Nasrallah que el cuartel general en Beirut era indestructible. ¿Qué conclusiones saca ahora Irán sobre sus propias instalaciones estratégicas, construidas por los mismos ingenieros?

El ayatolá Jamenei, líder supremo de Irán, sorprendió a los observadores israelíes con su comentario relativamente discreto sobre la muerte de Nasrallah. Jamenei, que abandonó su residencia en busca de "un espacio seguro", prometió que la resistencia continuará "bajo el liderazgo de Hezbolá", pero se abstuvo de amenazar a Israel o prometer represalias.

Al mismo tiempo, está claro que Israel logró irritar a algunos dirigentes estadounidenses más de lo habitual durante esta guerra. ¿Fue la aquiescencia israelí del miércoles a las negociaciones de alto el fuego encabezadas por EEUU una farsa, destinada a tranquilizar a Nasrallah? Hay personas cercanas a Biden que lo intuyen. Incluso el socio más fiel de Israel en la cumbre, el secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, pareció muy descontento el sábado cuando describió la situación.

Dagens Nyheter. Traducido por La Haine.

 

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