E. Wolff llama a deconstruir el plan tecnofascista de K. Schwab
Corren tiempos turbulentos y peligrosos. En el marco de una permanente campaña de manipulación e intoxicación (des)informativa mediática sobre poblaciones infantilizadas e incapaces de discernir la ficción de la realidad, y con la coartada del covid-19, el complejo financiero-digital está llevando a cabo la destrucción del sistema económico capitalista y busca resetearlo en beneficio de la élite plutocrática.
Pese a la guerra sicológica y su narrativa apocalíptica y de saturación para generar terror, parálisis social y sicosis de masas con base en un virus enemigo, ubicuo, invisible y genocida, cada vez surgen más evidencias de que, como sostiene Ernst Wolff −igual que otros pensadores citados en columnas anteriores: Agamben, Chossudovsky, S. Zuboff, Paul Schreyer, Norbert Häring, C. J. Hopkins, Mattias Desmet, Robert F. Kennedy Jr.−, estaríamos asistiendo al nacimiento de un sistema totalitario cuidadosamente ensayado, donde el Foro Económico Mundial y su fundador, el eugenista sin complejos Klaus Schwab, juegan un papel estratégico como operadores.
Tras analizar al detalle durante 18 meses la crisis que transformó al mundo en sicótico corona, en agosto pasado el economista y periodista alemán Ernst Wolff se preguntó si todo fue realmente planeado. Si bien no encontró pruebas concluyentes (documentos verificados), llegó a la conclusión de que hay un número aplastante de señales e indicaciones que apuntan exactamente en esa dirección. Lo que embona con la frase del presidente Franklin D. Roosevelt: Nada sucede accidentalmente en la política. Y cuando algo sucede, puedes apostar que fue exactamente planeado de esa manera.
Describe la situación actual como sin precedente en la historia humana, con millones de personas sometidas a un régimen coercitivo que emite sucesivas medidas ininteligibles, absurdas y contradictorias para prevenir la enfermedad (ver Descubriendo la narrativa alrededor del coronavirus: ¿Se planeó todo cuidadosamente?), y afirma que éstas fracasaron y causaron un desastre tras otro: la logística global está en crisis y las cadenas de suministro rotas; se pierden cosechas y el abastecimiento de alimentos y semiconductores esenciales escasea, mientras se quitaron a las personas sus derechos de asociación y libertad de expresión y viajar. A raís de los bloqueos la producción mundial está en un caos, y en el campo de la salud los médicos pueden confirmar que la situación es hoy peor que antes de la pandemia. De allí que pregunte: ¿quién tiene interés en esa agenda global y se beneficia de ello?
Responde que el mayor beneficiario y tirador de los hilos más importante detrás de la escena es el complejo financiero-digital, integrado por cinco corporaciones tecnológicas estadunidenses: Google −cuya empresa matriz es Alphabet−, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft (conocidas como Gafam) y cuatro grandes administradores de activos: BlackRock, Vanguard, State Street y Fidelity. La capitalización de mercado de esas cinco empresas de tecnología de la información, expone Wolff, asciende a 9.1 billones de dólares, superior al PIB bruto de Alemania, Francia e Italia, que es de 8.6 billones de dólares, mientras los cuatro administradores de activos gestionan 33 billones de dólares, cifra que duplica el PIB de las 28 naciones de la Unión Europea, que asciende a 15.7 billones. Concluye que el complejo financiero-digital es el centro del poder global y está listo para poner de rodillas a todos los gabinetes gubernamentales del mundo y hacerlos obedientes.
Con esos beneficios, ¿por qué la plutocracia financiera-digital socava al sistema con una agenda escrita previamente formulada? Porque no tiene más remedio, responde Wolff, pues no se puede mantener vivo con el modelo de negocios anterior. Dice que sus alternativas son el colapso final o la hiperinflación, lo que significa la pérdida total del valor del dinero. De allí que, en un gigantesco acto de desesperación, haya optado por instalar un nuevo sistema, previo saqueo −lejos de la vista del público− del viejo sistema moribundo. Eso es lo que hace desde marzo de 2020, cuando la OMS decretó la pandemia del covid.
Según Wolff, la destrucción deliberada y premeditada de la economía mundial y su sustitución por un nuevo sistema, se impulsará a través de los bancos centrales con la colaboración de las Gafam, y su objetivo es la total eliminación del efectivo y la introducción del dinero digital. Todos tendremos una sola cuenta, y el dinero digital del banco central permitirá a los gobiernos vigilar toda transacción y asignar tasas impositivas, y con un solo clic del mouse, imponer multas individuales o cancelar nuestra capacidad de realizar pagos y operaciones financieras. Como prevén que ello generará malestar social y una gran resistencia, sumirán a la sociedad en el caos y presentarán el dinero digital como la solución a todos los problemas, en forma de renta básica universal.
Si se consulta el libro de Schwab The Great Reset (junio de 2020), dice Wolff, se verá que contiene las instrucciones exactas sobre cómo el Foro de Davos, cuyo estandarte es la Asociación Público Privada (APP), ha venido utilizando el covid-19 para destruir el mundo y construir un nuevo sistema, que sería la realización del sueño de Mussolini: el corporativismo autoritario, encarnado ahora en la asociación entre los grandes consorcios y el Estado.
Sin embargo, afirma que el plan de la plutocrática está condenado al fracaso por varias razones. La principal: la narrativa sobre un virus mortal como amenaza existencial para la humanidad no puede sostenerse a largo plazo. El paquete de mentiras mediáticas atestigua, no su fuerza, sino sus debilidades; como la pandemia de los no vacunados, que declara a las personas sanas como enemigo público número uno. Wolff dice que las élites no actúan conforme a las reglas de la razón sino por codicia y poder. Un poder que no se basa en el dinero, sus posesiones y armas, sino en la ignorancia de la mayoría de las personas. Por eso llama a impulsar una campaña de esclarecimiento para exponer todas las mentiras del complejo financiero-digital y mostrarle a la gente por qué y por quién están siendo engañadas.
La Jornada