Ecuador: Votar sin "botar" su voto
Desde 1979, al final de la dictadura militar, hemos elegido a los presidentes mediante nuestro voto ciudadano. Lo hemos hecho ya sea bien o mal informados, de manera consciente o manipulados. Elegimos votar o no, o preferimos el voto blanco o el nulo. Así hemos tenido a los presidentes que votamos mayoritariamente… pero cada vez con insatisfacción porque favorecían los intereses del grupo de los adinerados.
Primero se eligió a Jaime Roldós por nacionalista: ‘Primero Ecuador y sin los norteamericanos’. Esto no fue del gusto del ‘grupo adinerado’ ecuatoriano ni de la CIA -Central de Inteligencia de (Norte)América- que lo eliminaron en un accidente aéreo provocado. Estuvieron muy satisfechos con Osvaldo Hurtado que firmó la primera “Carta de intención”, es decir, de sumisión, con el FMI (Fondo Monetario Internacional) para que los capitales nacionales e internacionales dirigieran las políticas gubernamentales. Luego creímos en las promesas ilusorias de Léon Febrés Cordero que ofrecía ‘Pan, Techo y Empleo”: Terminó llenando de muertos al Ecuador.
Pensamos después que la Izquierda Democrática con Rodrigo Borja realizaría un gobierno más favorable a la mayoría de los ecuatorianos, pero fue todo lo contrario. El regreso de los ‘grupos adinerados’ con Sixto Durán Ballén preparó el populismo de Abdalá Bucaram que fue defenestrado por estos mismos grupos. Después elegimos a los supuestos ‘independientes’ cuya mayoría fue sacada del poder mediante sendas manifestaciones callejeras… porque no respondían a nuestras necesidades básicas de “Tierra, Trabajo y Techo”, tal como las resume el papa Francisco I.
Y apareció Rafael Correa, nacionalista y antiimperialista como Roldós, que se eligió y reeligió durante 10 años porque buscaba un Estado ecuatoriano al servicio de las mayorías ecuatorianas. La elección de Lenin Moreno terminó en la traición al adoptar el «programa neoliberal de Guillermo Lasso», según las palabras del mismo Lasso… que ganó fraudulentamente las últimas elecciones presidenciales según el parecer de muchos analistas y gracias al voto nulo de los ‘enfermos anticorreístas’ envenenados por los grandes medios de comunicación nacionales. Para manifestar nuestra voluntad de un gobierno favorables a las mayoría votamos mayoritariamente por la Revolución Ciudadana en las últimas elecciones de febrero pasado.
Ese breve recorrido histórico nos demuestra que, aunque más no sea mediante nuestro voto, marcamos un camino a seguir para los presidentes que nos mal gobiernan: Queremos un Estado nacionalista, antiimperialista y anticapitalista, contra las ambiciones de los ‘grupos económicos’ que quieren gobernar solo para sus intereses y los de EEUU.
Al asesinar al candidato presidencial Villavicencio, estos grupos económicos acaban de demostrar su decisión de lograr nuevamente, a como de lugar, la elección de un presidente capaz de desplazar a la actual candidata de la Revolución Ciudadana cuando las encuestas de opinión muestran que puede ganar en primera vuelta.
Habiendo demasiados candidatos del signo de ellos, eligieron eliminar a uno, para confundir a los electores y orientarlos a votar nuevamente a alguno de ellos. Para encontrar pistas que permitan reconocer quién mandó a matar a Villavicencio, tal vez sería bueno descubrir cuál es el grupo político, con la complicidad de la embajada norteamericana, que destila más odio anticorreísta, presenta soluciones falsas y hace promesas ilusorias.
¿Sabremos en estas próximas elecciones no dejarnos engañar ni permitir que haga fraude para cambiar los resultados a su favor? Las votaciones del domingo nos lo dirán.
… Porque no hay más que dos proyectos: El de la Revolución Ciudadana y el de los ‘grupos adinerados’ de siempre. Lastimosamente y como en la anterior elección presidencial, los que no votan, los que votan nulo o blanco y los que, como borregos, siguen las orientaciones de los grandes medios de comunicación, irán favoreciendo los propósitos de estos grupos adinerados de siempre.
Son ellos los que fomentan la inseguridad y la violencia, la pobreza creciente y la migración masiva, los asesinatos de políticos y los muertos a diario, porque pactan con EEUU y con los narcotraficantes y los jefes de las bandas delictivas que se han tomado el gobierno, el Estado, las fuerzas armadas y policiales, y el país entero.
Por estas y otras razones, votar por un proyecto que toma en cuenta la solución de las necesidades mayores de los ecuatorianos es una necesidad si queremos salir del atolladero al que nos llevaron los ‘grupos adinerados’ de siempre. Por otra parte, votar por la Revolución Ciudadana y por el ‘SÍ’ a la pregunta que deje intocado al parque Yasuní, nos exige también votar por las y los asambleístas que presenta la Revolución Ciudadana a fin de que se restablezca el Estado de Derecho, la promoción del Bien Común y el respeto de la naturaleza.
El resto es “botar nuestro voto” al tacho de la basura de los que nos empobrecen, nos persiguen y nos asesinan con sus proyectos de muerte. Votemos por un proyecto de vida que iremos promoviendo individual y colectivamente, porque votar es comprometernos a construir el proyecto que apoyamos con nuestro sufragio.
Sepamos reconocer “los lobos disfrazados de ovejas” y “el árbol malo que produce malos frutos”. No tengamos dudas: “¡Con el diablo no se dialoga porque las hemos de perder!”.
* Sacerdote que acompaña las Comunidades Eclesiales de Base (CEB ) urbanas y campesinas de Ecuador.
CALPU