EEUU con la mira en el litio y expansión hacia el Ártico
EEUU se expande hacia el Ártico
Sin demasiadas estridencias, y con el peso de lo que se asegura como una realidad inexorable, el gobierno de EEUU anunció el 19 de diciembre de 2023 que su superficie se ampliará casi en un millón de kilómetros cuadrados, al incorporar un área dos veces superior al tamaño de California, o prácticamente igual al de la Patagonia.
A partir de una fundamentación científica, comercial y política, y con enormes implicaciones estratégicas y, sobre todo, geopolíticas, el Departamento de Estado dio a conocer su ambición por ampliar su dominio sobre la "plataforma continental extendida" ("Extended Continental Shelf"-ECS), el amplio territorio del lecho marino que se extiende desde las 200 millas náuticas, límite de la Zona Económica Exclusiva, a las 350 millas náuticas.
EEUU se une así al creciente grupo integrado por cerca de ochenta naciones, que han intentado definir sus nuevos límites bajo el criterio de la ECS. Sin embargo, este nuevo reclamo de soberanía contiene una particularidad que puede alterar las futuras demandas.
Hasta ahora todos los gobiernos interesados en demostrar que su margen continental se extiende naturalmente más allá del límite de las 200 millas presentaron sus propuestas ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC), órgano técnico creado por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR), con sede en las Naciones Unidas. Argentina llevó a cabo su demanda formal en 2009, la que se resolvió favorablemente en 2017.
Sin embargo, Washington avanzó en su nueva pretensión territorial sin contemplar los canales institucionales que invariablemente han seguido los restantes gobiernos. Lo de EEUU sería así más un acto de fuerza que espera su convalidación en los hechos por parte de aquellas naciones que, en principio, se verían afectadas en sus propios reclamos territoriales.
En este sentido, y pese a que en su presentación la Casa Blanca se refirió al Artículo 76 de la CONVEMAR para validar su propuesta, lo cierto es que EEUU no forma parte de esta Convención, al rechazar la existencia de una autoridad colegiada responsable de regular las actividades comerciales, científicas, etc. en mares y océanos.
Sin mediaciones institucionales, la expansión estadounidense será en todas direcciones. Buscará una mayor presencia en los océanos Ártico, Atlántico y Pacífico, así como también en el Golfo de México y en el Estrecho de Bering. Pero una buena parte de la ampliación geográfica se dará sobre territorios que también son pretendidos por otro gobiernos y países.
El avance estadounidense se superpone parcialmente con reclamos de Canadá y de las Bahamas, mientras que sus pretensiones en el Pacífico, coinciden con la demanda establecida por Japón. Pero lo que más impacto generó es que más de la mitad del área reclamada se encuentra en el Ártico (foto).
Cerca del Polo Norte, y bajo el lecho marino, EEUU podrá explotar yacimientos de hidrocarburos teniendo en cuenta que, según un informe de 2008 del Servicio Geológico, existiría el equivalente a 90 mil millones de barriles de petróleo. Asimismo, no se descartan la extracción de gas y de minerales raros, cada vez más codiciados por la industria tecnológica.
Pero el territorio ambicionado por EEUU resulta estratégico en varios sentidos. La plataforma continental extendida podría usarse para colocar conexiones de fibra óptica de larga distancia e incluso, a futuro, podrá controlar una de las principales rutas comerciales favorecida por la disminución del nivel de hielo debido al calentamiento global.
Uno de los países más afectados por esta política expansiva será Rusia, que desde hace años invierte buena parte de sus recursos en el montaje de su propia infraestructura en el Ártico y en el aumento del número de rompehielos, pese a tener ya la principal flota a nivel mundial.
Las críticas no se hicieron esperar. Desde Moscú la iniciativa fue recibida con escepticismo y hostilidad. Desde la Duma se anunció que la ampliación unilateral de las fronteras en el Ártico es considerada como una medida "inaceptable" y como un innecesario "aumento de las tensiones".
De igual modo, se planteó que, una vez más, se intenta prevalecer el excepcionalismo estadounidense ya que la expansión de las fronteras no se procesa a través de los conductos institucionales sino porque se trata de una decisión de la principal potencia. Mientras tanto, la Casa Blanca ya anunció que se reserva el derecho a ampliar sus reclamos territoriales dependiendo de nuevos avances en sus investigaciones sobre el lecho marino.
Como si se tratara de la adaptación del Destino Manifiesto al siglo XXI, una pretendida inevitabilidad motiva así un renovado expansionismo formulado sin consultas ni, muchos menos, consensos respecto a aquellas naciones que, pese a todo, pretenden mantener con vida un sistema multilateral que se encuentra asediado por decisiones unilaterales y por voluntades autonómicas.
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Blinken en Argentina: con la mira en el litio
El viaje a Buenos Aires de Antony Blinken, el Secretario de Estado de Biden, promete terminar de afianzar el vínculo que, más allá de las disparidades ideológicas, la administración demócrata ha venido ensayando con el gobierno argentino.
Según se desprende del comunicado de la Secretaría de Estado resulta claro que, más allá de la importancia atribuida a la "gobernanza democrática" y a los "derechos humanos", el eje de la visita estará puesto en el "impulso al comercio y a la inversión", y especialmente, en el interés por los así llamados "minerales críticos", cuya demanda en alza es vital para una nueva matriz energética.
En el esquema productivo que se impone a nivel global, el lugar preponderante es ocupado por el litio, si bien existen otros recursos como el níquel, el cobre, el titanio y el cobalto que resultan fundamentales para la fabricación de vehículos eléctricos (nuevo símbolo de consumo en los países del norte), así como también para la producción de turbinas eólicas y paneles solares.
Pero EEUU tiene serios motivos para preocuparse ya que en la actualidad China es el líder indiscutible en la cadena global de suministro de minerales críticos, representando aproximadamente el 60% de la producción mundial de materiales provenientes de "tierras raras".
De ahí que cualquier giro hacia fuentes de energía bajas en carbono o hacia una "economía verde" (como a la Administración Biden le gusta denominar), se encuentra hoy condicionada desde Beijing gracias a su capacidad de influencia internacional y a su enorme poder de mercado que, al menos en este terreno, es superior a lo que Washington pretenda llevar adelante, en una situación que se prolongará durante varias décadas sin que pueda modificarse de plano.
Para contrabalancear los amplios recursos y la autoridad ejercida por China en el escenario de los minerales raros, EEUU naturalmente, se ha asociado con la Unión Europea la que, a su vez, libra su propia guerra comercial con Rusia por estos mismos recursos. Entre ambos socios se está terminando de delinear un nuevo "Foro de Asociación para la Seguridad de los Minerales" de indudable impacto internacional para los próximos años.
En estas circunstancias, para EEUU resulta fundamental establecer una alianza sólida con Argentina, superadora incluso, de las divergencias ideológicas que pudieran subsistir entre el gobierno demócrata en el norte y el pretendido mandato libertario (en realidad, un simple régimen ultraneoliberal) establecido en el sur del continente.
Desde Washington el interés prioritario (aunque no exclusivo) en los minerales de origen local está centrado en el litio, recurso clave para la construcción de baterías para motores eléctricos. En 2023 Argentina extrajo casi 33 mil toneladas de litio carbonatado, siendo el cuarto productor mundial detrás de Australia, Chile y China.
Distintas previsiones aseguran que para 2030, Argentina devendría en el tercer productor mundial de litio y el principal proveedor latinoamericano, en gran medida, por el alto número de proyectos de extracción en desarrollo, facilitado por un régimen normativo abierto a la inversión extranjera.
Los beneficios para su explotación se ven acompañados por mínimas regalías, de carácter provincial, y que benefician especialmente a las gobernaciones de Catamarca, Salta y Jujuy, donde se encuentran los principales yacimientos de litio.
Opera también como aliciente la limitada supervisión estatal a las operaciones de las compañías extranjeras, en donde se destaca la flamante Arcadium Lithium, con capitales de EEUU y Australia, y otras corporaciones de la misma procedencia como Lake Resources, Lilac Solutions y Albemarle, además de empresas canadienses, británicas y holandesas.
Sin embargo, hoy el mercado del litio en Argentina está permeado por recursos de origen chino en siete emprendimientos, en los que se destaca la empresa Jiangxi Ganfeng Lithium Co. En tanto que la exportación del litio argentino también está mayormente orientada hacia China, en un mercado que hasta 2021 estaba más diversificado y era liderado por EEUU, reducido en la actualidad a un comprador de cuarto nivel.
La visita de Blinken a Buenos Aires se enmarca en una tensión geopolítica cada vez más amplia en torno al litio y a otros metales críticos y apunta a preservar a Argentina como un proveedor privilegiado para los EEUU y al desplazamiento de China como principal comprador e inversionista de este nuevo oro blanco. De ahí que las negociaciones darían lugar a un acuerdo de cooperación para la provisión de minerales, semejante a un tratado de libre comercio.
Tal como se desprende del comunicado de la Secretaría de Estado, resulta claro el contraste marcado por la Casa Blanca en sus relaciones con Brasil y con Argentina.
En Brasilia, Blinken mantendrá reuniones con el presidente Lula da Silva y con la cúpula del gobierno del PT para, entre otros asuntos, promover la "gobernanza mundial", analizar asuntos transversales como la crisis ambiental y el desarrollo sostenible, y verificar el impacto de la situación política en Venezuela y sus derivaciones regionales.
Con Argentina, en cambio, la agenda planteada será muy diferente, mucho más acotada. Como también se verificó a partir del nuevo diálogo con Ucrania y con la renuncia a los BRICS, esta misión se centrará en la provisión de recursos estratégicos a los principales aliados, comenzando por EEUU y Gran Bretaña, y en una nueva cruzada contra China y contra Rusia que, incluso, podría tener derivaciones a nivel regional.
Página 12