lahaine.org
Medio Oriente :: 11/02/2025

El aislamiento de Abdullah Öcalan podría estar llegando a su fin

Devriş Çimen
Después de 43 meses sin contacto con el exterior, al detenido líder kurdo Abdullah Öcalan se le permitió reunirse con diputados de izquierda. Alentó el llamamiento a un proceso de paz

Después de cenar con la familia kurda con la que nos hospedamos, nos sentamos frente al televisor. El anfitrión cambiaba entre los numerosos canales turcos. La mayoría muestra las mismas acaloradas discusiones. Los llamados expertos televisivos hoy están obsesionados con un tema: Abdullah Öcalan, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), los kurdos y Rojava.

Después de años de censura, las discusiones sobre estos temas aparecen como nuevas y sorprendentes. Desde hace algún tiempo, el panorama mediático turco, que en su día fue polifónico, está casi completamente bajo el control del gobierno y de sus empresarios asociados. Turquía ocupa el puesto 165 de 180 en la clasificación 2023 sobre libertad de prensa. Sin embargo, la agenda informativa puede cambiar de repente. Si las autoridades lo desean, los medios de comunicación turcos pueden convertir un elefante en una hormiga, o viceversa.

A finales de octubre, Devlet Bahçeli, del Partido de Acción Nacionalista (MHP), un aliado fascista del presidente Recep Tayyip Erdoğan, sorprendió al proponer que Öcalan, que había sido condenado a cadena perpetua, fuera puesto en libertad condicional si «renunciaba a la violencia y disolvía el PKK». Erdoğan respondió afirmando que Turquía debe resolver los problemas en lugar de ignorarlos.

El 23 de octubre, Ömer Öcalan, sobrino de Abdullah Öcalan (que también es miembro del Parlamento por el Partido para la Igualdad y la Democracia de los Pueblos (DEM) pudo verlo en la isla turca de Imrali, donde está preso, como parte de una «visita familiar». Esto marcó el final de cuarenta y tres meses de aislamiento, durante los cuales no había llegado al mundo exterior ninguna señal de que Öcalan estuviera vivo. El mensaje de Öcalan fue breve y claro: «El aislamiento continúa. Cuando surjan las condiciones, tengo la fuerza teórica y práctica para dirigir este proceso desde la base del conflicto y encaminar la violencia hacia una base legal y política». El movimiento de liberación kurdo declaró públicamente su apoyo a este enfoque.

El 28 de diciembre, Sirri Süreyya Önder y Pervin Buldan, ambos diputados del DEM en el parlamento turco, pudieron visitar a Öcalan en Imrali. Este transmitió su último mensaje a través de los legisladores. Decía:

Para el éxito del proceso, es esencial que todos los círculos políticos de Turquía tomen la iniciativa, actúen de manera constructiva y hagan contribuciones positivas sin quedar atrapados en un cálculo cíclico y de mente estrecha. Uno de los lugares más importantes para ello es el parlamento de Turquía.

Tras esta reunión, una delegación de tres miembros de políticos del DEM mantuvo conversaciones preliminares con los partidos del parlamento turco sobre un posible proceso de diálogo para resolver la cuestión kurda. Expresaron su confianza en los resultados de estas conversaciones. Las reuniones adoptaron un enfoque positivo y optimista, aunque advirtieron que el gobierno no debe abordar dicho proceso con miras a su propio interés.

Los dos parlamentarios tuvieron la oportunidad de reunirse con Öcalan por segunda vez el 22 de enero. Al día siguiente, los políticos del DEM publicaron un breve mensaje en el que afirmaban que la participación de Öcalan en el proceso continuaría. Este esperado proceso de paz, dijeron, está destinado a «permitirnos a todos vivir una vida común y libre».

Öcalan debe ser liberado

Öcalan vuelve a desempeñar un papel decisivo para una solución política, para la paz y la democratización de Turquía y el Kurdistán. Sin embargo, este rol es claramente difícil dado su aislamiento permanente, lo que hace que la demanda por su liberación sea una prioridad.

Öcalan está en régimen de aislamiento desde su secuestro en Kenia, como parte de una conspiración internacional el 15 de febrero de 1999, llevada a cabo por países como EEUU, Israel, Grecia, Kenia y Turquía. Millones de kurdos, que huyeron por todo el mundo debido a la guerra en Kurdistán, protestaron airadamente en ese momento, sorprendiendo a la secretaria de Estado estadounidense Madeleine Albright.

Las fuerzas detrás del complot estaban convencidas de que tenían una respuesta sencilla para preguntas complicadas. Pero en Oriente Medio, Kurdistán y Siria, estos conflictos están entrelazados. Las conversaciones sobre DDHH, derecho internacional y democracia encubren batallas por el saqueo de los recursos de la región.

Antes de su secuestro, Öcalan había viajado a Roma, donde expresó su voluntad de encontrar una solución democrática y pacífica a la cuestión kurda. Quería que Europa contribuyera a esta solución. Pero Europa se negó. Anteriormente, Öcalan se había visto obligado a abandonar su refugio en Siria debido a las amenazas de la OTAN y Turquía.

Tras haber iniciado la lucha en 1984 en respuesta a la discriminación y exclusión sufridas en Turquía, los kurdos se sienten justificadamente inseguros sobre el futuro marco legal que podría abrirse. Una democratización integral, que consagre sus derechos fundamentales en la Constitución, podría permitir la coexistencia pacífica. Sin embargo, tanto el gobierno de Erdoğan como sus predecesores vienen insistiendo en que la violencia contra los kurdos continuará hasta que renuncien a su lucha, sin ofrecer garantías sobre sus derechos futuros.

Durante veinticinco años, Turquía no mostró ningún interés serio en el diálogo. En 2015, Erdoğan volvió a tirar por la borda el llamado proceso de paz, desatando la violencia y la guerra tanto en el país como en el extranjero.

Ankara en Siria

Es importante destacar que este conflicto no se limita a las fronteras del propio Estado turco. Durante la "Primavera Árabe" de 2011, en Siria se produjo un levantamiento organizado por Occidente contra el gobierno de Bashar al-Assad. Al comienzo del conflicto, el ejército de Assad (apoyado por Rusia e Irán) estaba en guerra con el extremista Ejército Libre Sirio (ELS), aprovisionado por países como Turquía, Arabia Saudí, Qatar y EEUU. Turquía se convirtió en el centro de retirada y mando del ESL y otros grupos islamistas.

El supuesto levantamiento pronto produjo una guerra indirecta que tenía poco que ver con los intereses del pueblo de Siria y mucho con los cálculos políticos y económicos de Turquía y Occidente. Solo en el norte de Siria se desarrolló una «autonomía democrática», apoyada por el gobierno de Assad, en las regiones kurdas (Cizîrê, Kobane y Afrin), que se conoció como Rojava (oficialmente: la Administración Autónoma Democrática del Norte y Este de Siria, DAANES, por sus siglas en inglés). Allí se estableció un autogobierno local multiétnico y multirreligioso, cuyo marco teórico se basa en el paradigma democrático de base de Öcalan.

En consonancia con su agenda anti-kurda, Turquía eligió Rojava como su principal objetivo. En el verano de 2014, cuando el Estado Islámico (EI, apoyado por Israel) intensificó sus ataques genocidas en el norte de Irak y el norte de Siria, incluso contra la población kurda (con el genocidio de los yazidíes), la presión pública mundial masiva obligó a las potencias internacionales a actuar. EEUU y sus aliados, incluidos algunos estados árabes, lanzaron una supuesta coalición anti-EI. En ese momento, Kobane ya estaba siendo atacada por el EI, y Erdoğan anhelaba la caída de la ciudad. Mientras tanto, las Unidades de Defensa Popular y Femenina de las YPG/YPJ, con el apoyo de las guerrillas del PKK, opusieron una resistencia histórica que pasó a la historia como la «Batalla de Kobane».

Como resultado, EEUU lanzó ataques aéreos por primera vez. Kobane fue liberada a finales de enero de 2015. La lucha contra el EI fue continuada por las YPG/YPJ bajo el mando interesado de EEUU, que incluso llevó a los kurdos a atacar a pueblos sirios favorables a Assad, lo que les hizo perder buena parte de los apoyos que habían conseguido durante años en la población siria. El Estado Islámico perdió su último territorio en marzo de 2019 y, por lo tanto, se consideró derrotado militarmente.

Turquía hizo campaña desde el principio para derrocar al gobierno de Assad y apoyó a los diversos grupos extremistas islamistas, tanto política y logísticamente como en términos estratégicos, desde el ELS (hoy ESN) y el EI hasta Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), que recientemente tomó el poder en Siria. En cooperación con estos grupos, Turquía ocupó las primeras partes del norte de Siria en 2016, incluida Jarabulus. Algunas de estas zonas fueron entregadas directamente a Turquía por el EI. A esto le siguieron las invasiones de Afrin en 2018 y Girê Spî (Tal Abyad) y Serê Kaniyê (Ras al-Ain) en 2019. El objetivo era debilitar la autoadministración del norte y el este de Siria y, si era posible, destruirla.

Con este fin, Turquía participó paradójicamente en la coalición anti-EI mientras atacaba a la DAANES junto con grupos islamistas y yihadistas. Por ejemplo, Turquía apoyó activamente al EI durante el asedio de Kobane suministrando armas y proporcionando infraestructura para los terroristas heridos del EI (también lo hizo Israel). El SNA surgió del ELS, cuyo supuesto objetivo principal era derrocar al gobierno progresista de Assad. Esta misión ostensible se cumplió hace dos meses, pero miles de mercenarios pro-turcos del SNA siguen luchando en nombre de su cliente turco contra las regiones autónomas del norte y el este de Siria. Además, Turquía amenaza constantemente con una nueva invasión terrestre en la región.

Conversaciones de paz, la realidad de la guerra

Esto pone de manifiesto una contradicción evidente. Se habla de una posible «solución» a la cuestión kurda, pero al mismo tiempo Ankara está intensificando un enfoque basado en la guerra, la ocupación y la represión sistemática. Desde las últimas elecciones locales en 2023, nueve alcaldes kurdos elegidos democráticamente, entre ellos los de Merdîn, Colemêrg (en turco: Hakkari), Elih (Batman) y Dêrsim, fueron destituidos para ser reemplazados por administradores estatales. Desde 2016, un total de 157 administraciones municipales de las provincias kurdas fueron confiscadas por administradores estatales. Las protestas en contra de este proceso fueron brutalmente reprimidas y cientos de personas arrestadas, la mayoría de ellas con largas penas de prisión. Más de diez mil presos políticos, entre ellos exdiputados, alcaldes, periodistas y activistas políticos, se encuentran hoy en día en las prisiones turcas.

Políticos, académicos y expertos que no reconocen los derechos fundamentales del pueblo kurdo dominan ahora los debates «democráticos» en los medios de comunicación turcos. El discurso predominante se caracteriza por la paranoia y el escenario construido de que conceder derechos básicos a los kurdos conducirá a una división del país. Incluso en el Parlamento, figuras pro-guerra y antidemocráticas debaten la cuestión kurda. Por lo tanto, existe el riesgo de que esta aparente apertura no sea más que palabrería política vacía. Si Turquía estuviera realmente preparada, la solución sería sencilla: hablar abierta y directamente con Abdullah Öcalan y los representantes del Movimiento por la Libertad del Kurdistán en lugar de limitarse a hablar de ellos.

Öcalan declaró recientemente su disposición respecto de un proceso de paz, en las condiciones adecuadas. Su libertad es una necesidad absoluta y sería un paso histórico. En una campaña de alcance mundial que se llevó adelante a principios de 2015, no solo millones de kurdos, sino unos 10,3 millones de firmantes, pidieron la liberación de Öcalan y de todos los demás presos políticos en Turquía.

Öcalan sigue siendo clave para un proceso general resolutivo de paz. Ya presentó un plan de paz integral en 2009 con su «Hoja de Ruta». Allí se formulan propuestas y medidas concretas que las dos partes en conflicto tendrían que adoptar. Para el lado kurdo, es fundamental el reconocimiento constitucional de la sociedad kurda y, con ello, por ejemplo, el derecho a la educación en su lengua materna, la descentralización de las estructuras políticas y la abolición de la administración forzosa en el Kurdistán del Norte. La solución democrática y pacífica a la cuestión kurda se concibe en el contexto de una democratización general de Turquía, que incluye la demanda de reformas legales y constitucionales para proteger los derechos culturales y todos aquellos relacionados con la identidad de los ciudadanos.

Aún no está claro si el nuevo intento de diálogo se convertirá en un proceso de paz. Esto también tiene que ver con la presión social. El llamamiento de Erdoğan a la «capitulación» kurda y la amenaza de más violencia y masacres demuestran que está siguiendo un cálculo completamente diferente. En una conferencia del partido en la provincia de Rize el 5 de enero, el presidente turco dijo que «juntos tenemos una oportunidad única de hacer historia. Sin riesgo, no se puede tener éxito en ningún ámbito de la vida, ni siquiera en la política». No está claro a qué tipo de riesgo se refiere, aunque tales peligros están destinados a continuar a menos que se encuentren caminos de paz.

La sinceridad del Estado turco vuelve a estar en tela de juicio: ¿se trata de un intento de iniciar conversaciones serias o Erdoğan y Bahçeli están utilizando el diálogo como una mera maniobra táctica? Lo que es seguro es que Turquía no debe retrasar una solución pacífica, democrática y digna. Por desgracia, esto es exactamente lo que estuvo sucediendo desde 1993. El estado paranoico y delirante de varios regímenes turcos con respecto a la cuestión kurda está estrechamente vinculado a la doctrina anti-kurda sobre la que se fundó el Estado.

El mensaje de Öcalan del 28 de diciembre terminó con estas palabras: «Es hora de una era de paz, democracia y fraternidad para Turquía y la región». Öcalan sigue siendo el representante político más importante de los kurdos, no solo en Turquía sino también en Siria, Irán e Irak. Sólo él parece ofrecer una solución seria más allá de la guerra, el capitalismo, la represión estatal, la destrucción del medio ambiente y las estructuras patriarcales. El camino a seguir depende de que otros también se muestren dispuestos a participar de un proceso de paz.

Jacobinlat / La Haine

 

Contactar con La Haine

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal