El ajuste del Frente de Todxs: lo que se incendia es el país
La estabilidad macroeconómica se construye sobre el hambre y la marginación, se alimenta del saqueo y la destrucción de nuestros bienes comunes. Sin resistencia, no hay futuro.
Los recientes datos publicados por el INDEC marcan la pauta de la crisis actual. Un hogar con dos adultxs y dos niñxs necesita más de 110 mil pesos por mes para zafar de la pobreza por ingresos; eso sin contar el pago de alquiler por la vivienda! La misma familia necesita casi 50 mil para superar la indigencia, lo que no significa que no pase hambre. Ese es el gasto mínimo en alimentos básicos, no alcanza para vivir sin hambre ni alimentarse bien. ¿Cuántos hogares zafan de eso? ¿el tuyo?
La aparente tranquilidad macroeconómica no significa mucho. Sube la producción industrial y el uso de la capacidad instalada ya llega al 69%, el empleo (precario) sigue aumentando. El gobierno celebra y acelera los proyectos para aumentar la acumulación de reservas del Banco Central y reducir el déficit fiscal para contentar al Fondo Monetario. Mucho humo que tapa el incendio en los barrios populares en todo el país.
Luego de una semana de masivas movilizaciones en las calles de la ciudad de Buenos Aires, y múltiples luchas en distintos puntos del territorio nacional, el gobierno espera el lunes 22 poder intentar clausurar la conflictividad social en una postergada reunión del Consejo del Salario. El salario mínimo está en valores “mínimos”, comparables con los de 2004! ¿Se definirá en esa reunión algún complemento o suma fija para una fracción de las y los trabajadorxs del sector privado formal? ¿En algún momento definirán alguna mejora sustantiva en los ingresos de las y los trabajadores de la economía popular? No parece que el nuevo “superministro” se sienta muy interpelado por las débiles amenazas de ruptura del bloque del Frente de Todxs (FdT) en el Congreso y otros espacios legislativos.
Mientras la situación social está al límite, se aceleran las iniciativas para garantizar el ingreso de dólares. El gobierno busca avanzar con proyectos en favor del sector agroexportador y la construcción, para el sector automotriz y del software, que se suman a las iniciativas para promover el ingreso de divisas de las transnacionales en Vaca Muerta.
Se agrega a esto la estrategia del Banco Central para garantizar la sustentabilidad de la deuda en pesos, decisiones que cuestan al fisco miles de millones de pesos. Entre Enero y Julio de 2022, los bancos cobraron 1,1 billones de pesos (equivalentes a casi 8 mil millones de dólares, más de 1% del PBI) en intereses de las Letras de Liquidez (LELIQ, intereses pagados por el Estado argentino con emisión monetaria).
Aun así para el gobierno el problema fiscal es responsabilidad del gasto en los planes sociales que están siendo “auditados” o de los subsidios energéticos que aun reciben millones de hogares con ingresos por debajo de la canasta familiar (que ATE-INDEC estimó para Julio en casi 180 mil pesos por mes).
Mientras se multiplican las voces en contra, nos preguntamos por qué las Universidades Nacionales no trabajan en auditar los multimillonarios subsidios que reciben las grandes empresas sin contrapartida alguna, o los daños provocados por las mineras o los incendios que se multiplican en todo el país. En la auditoría se ven las prioridades del gobierno. Los pobres son el chivo expiatorio de la crisis que crean los ricos. La política oficial produce humo, por sobre todas las cosas.
La dirección de la política económica es clara, y el consenso hegemónico también. En el Council of the Americas (encuentro con empresarios y funcionarios de EEUU) Massa y Larreta hablan de construir “consensos”. El propio embajador yankee se atrevió a proponer la necesidad de que las fuerzas políticas -aun mayoritarias- en el país, construyan una amplia coalición. La misma ya existe y se llama “políticas de Estado” para impulsar el proyecto de saqueo y empobrecimiento de nuestro Pueblo.
El humo que invade nuestros pulmones es el de un país que se incendia. ¿Todavía quedan dudas de que hay que enfrentar el ajuste del Frente de Todxs? El consenso del recorte y el saqueo lo imponen los sectores dominantes, sus representantes en el Estado y los medios masivos de comunicación al servicio del capital.
El Pueblo resiste, masticando bronca, sin fuerzas políticas todavía que puedan canalizar la angustia. No hay aprobación popular a los recortes, sólo cierta resignación frente a la iniciativa de los poderosos. Ya no hay tiempo: debemos discutir una nueva estrategia para construir el poder popular fundamental para proyectar el cambio de fondo, hoy más necesario que nunca.
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