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El colombiano Juanes, fiel a su condición burguesa
Cuando el cantante Juanes actuó en La Habana, escribí que tanto él como su socio Miguel Bosé, intentaron que el público asistente corease con ellos, una canción titulada “'Nada particular” cuyo estribillo hablaba sobre islas y libertades. Que los artistas interrelacionen con el público es normal, excepto cuando subyacen segundas intenciones. Ellos habían previsto presentarse en Miami con el galardón de haber conseguido que miles de “reprimidos” gritasen libertad, pero los asistentes siempre respondieron lo mismo: Cuba.
Libertad, la palabra mágica. Libertad coreada en el corazón de La Habana, el botín deseado. Pero no confundamos: Se trataba de “su” libertad, la de la burguesía, la que permitiría a los millonarios entrar a saco en Cuba, asesinando y robando. Pese a sus manifestaciones en sentido contrario, Juanes intentó utilizar el concierto políticamente pero le salió mal la jugada. No es fácil engañar a un pueblo con conciencia.
El buen burgués siempre tendrá el alma fascista. Hace días Juanes, ofendió en su página de Twitter al presidente Hugo Chávez. No podía ser de otra manera. Insultando al mandatario venezolano, hace lo propio con lo que más detesta: el derecho de los pueblos a ser independientes, a resistir al imperialismo y a desarrollarse sin tutelas ni patronos. Él no puede compartir esas demandas, le repugnan porque cuestionan los privilegios de la clase social a la que pertenece. Es por eso que, hace tiempo, definí a este tipejo como “abanderado del fascismo de rostro amable”.
El colombiano que en su concierto habanero proclamara la paz para lograr una vida perdurable, aún no ha condenado (que yo sepa) a quienes arrebataron esa misma vida, a dos mil personas encontradas en una gigantesca fosa común en Colombia, que fue abierta gracias a la presión internacional. El cantante sabe que los autores de ese horror son militares “democráticos” con impunidad para asesinar, concedida por su buen amigo, el narco-presidente, Álvaro Uribe Vélez.
