El equipo B del capital, listo para asumir el mando
Si eres marxista, como es mi caso, esta afirmación es un oxímoron. Pero los laboristas se han definido históricamente como un partido socialdemócrata que gobierna fomentando el compromiso entre empresarios y trabajadores.
Hay muchas formas en las que el partido podría intentar revivir esta tradición socialdemócrata, y ha fracasado en todos los aspectos.
El Servicio Nacional de Salud (NHS) se encuentra sumido en una profunda crisis. Invertir en sanidad mejoraría la salud, lo que reduciría el número récord de desempleados por enfermedades de larga duración.
Nuestras redes de infraestructuras y servicios públicos están reventando las costuras, con empresas privatizadas mal gestionadas que prestan servicios de baja calidad a los consumidores a precios extremadamente altos. La nacionalización de estos monopolios naturales -como prometió Keir Starmer en su campaña- crearía una economía más competitiva y reduciría las facturas tanto para las empresas como para los consumidores.
Aumentar la inversión pública en infraestructuras y descarbonización ayudaría a combatir la profunda crisis de productividad del Reino Unido, así como a crear empleo y apoyar la transición hacia una economía sostenible.
Los ayuntamientos se han visto diezmados por años de austeridad. Los laboristas podrían prometer mayor financiación y comprometerse a apoyar el programa de creación de riqueza comunitaria, a través del cual los ayuntamientos trabajan con otros organismos del sector público para utilizar sus presupuestos de contratación pública con el fin de apoyar a las empresas locales, éticas y sostenibles.
Pero ninguna de estas promesas se incluyó en el programa del Partido Laborista.
El partido se ha comprometido a reducir las listas de espera del NHS pero, de acuerdo con el Nuffield Trust, "no hay detalles sobre un acuerdo de financiación más amplio". La inversión prevista en el programa supondría un aumento real de sólo el 1,1%, lo que supondría una "ralentización sin precedentes de las finanzas del NHS".
Tal como ha revelado Novara Media esta semana, se eliminaron del programa las palabras "el NHS no está en venta", lo que sugiere que el partido podría tener planes para ahondar en la agenda de privatización que ya ha causado tanto caos en el servicio de salud.
El partido ha prometido la renacionalización parcial de los ferrocarriles mediante la creación de Great British Railways. Pero no se menciona la nacionalización de las compañías de agua en quiebra que actualmente vierten aguas residuales en nuestras vías fluviales.
Los laboristas tampoco se comprometen a proporcionar el tipo de inversión necesaria para actualizar y descarbonizar nuestras infraestructuras. El análisis de la Resolution Foundation muestra que su plan de Prosperidad Verde sólo revertiría una quinta parte de los recortes ya previstos para el próximo parlamento.
Las promesas del partido sobre los derechos de los trabajadores se han se han evaporado, lo que ha llevado al sindicato UNITE a retirar su apoyo al programa en el último momento. En el programa no se menciona la creación de riqueza comunitaria, a pesar de sus enormes éxitos en zonas como Preston. El programa no incluye ninguna oferta para los ayuntamientos, cuyos presupuestos han sufrido más recortes que ningún otro sector público.
Y los grupos marginados -desde los inmigrantes a los discapacitados, pasando por los que viven en la pobreza- seguirán sufriendo el trato brutal que han experimentado bajo el mandato de los conservadores.
En total, los planes de gasto laboristas suponen un aumento del gasto público de alrededor del 0,2% del PIB. Esta cifra es inferior a la prometida por los liberales demócratas (0,8%) y los conservadores (0,6%). Los aumentos del gasto, concentrados en educación y sanidad y asistencia social, significan que, para cumplir su regla fiscal, los laboristas tendrán que hacer recortes por valor de 18.000 millones de libras en otras áreas.
Los laboristas no sólo no introducen reformas socialdemócratas básicas, sino que se aferran a las fracasadas políticas de austeridad “tory” que han destruido la economía y la sociedad del Reino Unido.
Dado que el partido está a punto de conseguir una mayoría histórica, ¿por qué se muestra tan cauto?
Starmer afirma que los laboristas están ahora "a favor de las empresas y de los trabajadores", pero el orden de estas prioridades no es una coincidencia. Los intereses de las grandes empresas y de los ricos serán lo primero bajo un gobierno laborista.
Las prioridades del partido quedaron muy claras en la batalla sobre su postura respecto a los derechos de los trabajadores. La CBI [la patronal británica] presionó con éxito para que los laboristas eliminaran importantes promesas políticas, como la prohibición de los contratos de cero horas. Y el partido se puso del lado de los intereses del grupo de presión empresarial frente a los de los sindicatos que lo fundaron.
Desde la ofensiva de encanto de Rachel Reeves en la City hasta el ejército de grupos de presión empresariales a los que se ha seleccionado como candidatos laboristas, el partido ha dejado muy claro que se pondrá del lado del capital en detrimento del trabajo.
Los líderes empresariales que buscan cambiar sus lealtades respecto al Partido Conservador, dado su evidente agotamiento tras catorce años en el poder, pueden ahora respirar aliviados. El equipo B del capital vuelve a dar un paso al frente.
Tribune. Traducción: Lucas Antón para Sinpermiso.