El Frente Polisario y la guerra en el nuevo contexto geopolítico del norte de África
La guerra del Sáhara, reanudada en 2020, ha introducido un nuevo factor de inestabilidad en una zona, el noroeste de África, que hasta ese momento conocía dos conflictos que se habían internacionalizado: el de Libia y el de Mali. Poco antes de reiniciada la guerra del Sáhara, se firmó un alto el fuego en Libia el 23 de octubre de 2020, pero la tensión en Mali no ha disminuido. Se ha añadido así un nuevo foco de tensión en una zona de especial importancia estratégica para Europa. La guerra de Libia, comenzada después del derrocamiento por Occidente y asesinato de Muamar Gaddafi, ha sido quizá la primera ocasión en la que un conflicto en el Norte de África se ha internacionalizado con la intervención de numerosas potencias externas (Rusia, Turquía, Emiratos Árabes Unidos) rompiendo lo que parecía una especie de «tabú» pues hasta ese momento la única intervención directa externa había sido la de Francia. Por su parte, en Mali también se ha producido una intervención indirecta de Rusia que ha llevado a que el nuevo Gobierno de Mali haya expulsado del país a las tropas francesas.
Poco más de un año después de reiniciada la guerra del Sáhara se ha producido un acontecimiento que puede impactar en el Sáhara Occidental, de forma directa o indirecta: la guerra de Ucrania. El 23 de febrero de 2022, ante la falta de respuesta a la demanda de garantías exigidas por Rusia a EEUU de que Ucrania no ingresaría en la OTAN ni tendría armas nucleares occidentales, Rusia atacó Ucrania iniciando una guerra ante la que EEUU, la OTAN y la UE se han alineado de forma clara al lado del régimen ucraniano. Teniendo en cuenta que Rusia se ha implicado en la guerra de Libia y en el conflicto de Mali, la guerra de Ucrania no podía dejar de tener repercusiones en África. Tanto Marruecos como Argelia tuvieron que definirse ante la nueva situación creada.
Justo después de la dimisión de James Baker como enviado personal del secretario general de Naciones Unidas para el Sahara Occidental, EEUU calificó a Marruecos como «aliado principal fuera de la OTAN», categoría aplicada a aliados de las fuerzas armadas norteamericanas que no son miembros de la OTAN. Entre esos «aliados principales fuera de la OTAN» se encuentran los Estados más cercanos a los EEUU en África (Marruecos, Túnez y Egipto), América (Colombia, Brasil y Argentina), Oceanía (Australia y Nueva Zelanda) o Asia (Israel, Japón, Corea del Sur, Jordania, Bahréin, Filipinas, Tailandia, Kuwait, Pakistán y Qatar). Cuando el 24 de marzo de 2022 la Asamblea General de Naciones Unidas votó una resolución condenando la intervención de Rusia en Ucrania, solo Pakistán y Marruecos no votaron a favor. Pakistán expresó su abstención y curiosamente semanas después, el 11 de abril, el primer ministro de Pakistán fue destituido por el Parlamento en lo que algunos consideraron una maniobra dirigida desde EEUU.
En cuanto a Marruecos optó por ausentarse de la votación, de forma que ni votó a favor (como la inmensa mayoría de los aliados de EEUU) ni en contra (como los aliados de Rusia) ni se abstuvo (como los Estados que resistiendo las presiones han optado por la neutralidad). Cabe destacar que en la siguiente votación de la Asamblea General, más de 140 países votaron en contra o se abstuvieron de condenar a Rusia.
Sin embargo, Marruecos tuvo que definirse muy poco después cuando el Tribunal Internacional de Justicia tuvo que resolver sobre la demanda presentada por Ucrania contra Rusia. El Tribunal resolvió 13 votos contra 2 a favor de Ucrania. Los dos únicos votos en contra fueron los de los jueces ruso (Gervorgian) y chino (Xue). El juez marroquí que forma parte del Tribunal (Bennouna), aunque quiso matizar su posición terminó votando a favor de Ucrania contra Rusia. Es más que razonable pensar que el voto de Bennouna fue formulado tras las oportunas consultas con el régimen marroquí, del que Bennouna fue abogado ante ese mismo Tribunal en el procedimiento sobre el Sahara Occidental de 1974-1975 y del que fue embajador en Naciones Unidas.
Argelia, por su parte, desde el primer momento tomó una posición clara de neutralidad negándose a sumarse a las sanciones contra Rusia promovidas por EEUU y la UE. Debe tenerse en cuenta que Argelia es el primer cliente de la industria armamentística rusa en toda África. Rusia, por su parte, es el país miembro permanente del Consejo de Seguridad más cercano a las posiciones del Frente Polisario. Rusia se ha abstenido en la votación de las últimas resoluciones del Consejo de Seguridad: las de 2018 (S/RES/2414), 2019 (S/ RES/2494), 2020 (S/RES/2548) y 2021 (S/RES/2602) alegando que el proyecto de resolución presentado por EEUU introducía un lenguaje que se alejaba de lo que debería ser considerado la doctrina ortodoxa sobre la cuestión del Sahara Occidental.
Soldado del Polisario en Mahbes, en los territorios liberados del Sáhara Occidental.
En este nuevo contexto creado por la guerra de Ucrania y la agresiva posición antirrusa tomada por EEUU y la Unión Europa, dado que Rusia es el principal suministrador de armas para Argelia, no es excesivamente aventurado pensar que Rusia pueda autorizar a Argelia a transferir al Polisario armas de cierta sofisticación a fin de no permitir una victoria militar de Marruecos.
No solo eso. Si la presión sobre Rusia se acentúa, no podría descartarse que llegara a producirse un enfrentamiento indirecto EEUU-Rusia ejecutado por Marruecos-Argelia, en cuyo caso sería fácil la inclusión del Sáhara Occidental en este conflicto de más amplio alcance. Además, parece altamente improbable que Rusia vaya a conceder una victoria diplomática a Marruecos tras su alineamiento con las posiciones de EEUU. Esto significa, a mi entender, que es muy improbable que, tras la guerra de Ucrania, Rusia vaya a permitir la aprobación de una resolución del Consejo de Seguridad que erosione la posición del Frente Polisario y el estatus jurídico del Sáhara Occidental.
* Catedrático de Derecho Constitucional de la USC y director del Centro de Estudios sobre el Sáhara Occidental
elindependiente.com / La Haine