El 'Heartland' euroasiatico se alza para desafiar a occidente
[Foto: Matrioshkas con las caras de Xi Jinping y Vladímir Putin en una tienda de regalos en el centro de Moscú]
Lo que el presidente Xi Jinping dijo al presidente Putin al término de su cumbre del pasado marzo en Moscú de que nos enfrentamos a «grandes cambios no vistos en un siglo» se aplica directamente al nuevo espíritu que reina en el 'Heartland'.
En la cumbre China-Asia Central celebrada la semana pasada en Xian, la antigua capital imperial, Xi solidificó la expansión de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) desde el oeste de China en Xinjiang hasta sus vecinos occidentales y después hasta Irán, Turquía y Europa del Este.
En Xian, Xi hizo hincapié en los aspectos complementarios entre la BRI y la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), mostrando una vez más que los cinco «stans» de Asia Central, actuando conjuntamente, deben contrarrestar la proverbial injerencia externa que se expresa a través del «terrorismo, el separatismo y el extremismo«.
El mensaje fue tajante: todas estas estrategias de guerra híbrida están integradas en el intento del Hegemón de seguir fomentando revoluciones de color en serie. Los proveedores del «orden internacional basado en reglas», dio a entender Xi, no se andarán con rodeos para impedir la integración en curso del 'Heartland'.
De hecho, los sospechosos habituales ya están dando vueltas a que Asia Central está cayendo en una trampa potencial, totalmente capturada por Pekín. Sin embargo, esto es algo que la «diplomacia multivectorial» de Kazajstán, acuñada ya en los años de Nazarbayev, nunca permitiría.
Lo que Pekín está desarrollando, en cambio, es un enfoque integrado a través de una secretaría C+C5 con no menos de 19 canales de comunicación separados.
El meollo de la cuestión es turboalimentar la conectividad del 'Heartland' a través del Corredor Medio de la BRI.
Y eso, de manera crucial, incluye la transferencia de tecnología. Tal y como están las cosas, hay docenas de programas de transferencia industrial con Kazajstán, una docena en Uzbekistán y varios en discusión con Kirguistán y Tayikistán. Pekín los ensalza como parte de las «armoniosas Rutas de la Seda«.
El propio Xi, como peregrino posmoderno, detalló la conectividad en su discurso inaugural en Xian:
La autopista China-Kirguistán-Uzbekistán que atraviesa los montes Tian shan, la autovía China-Tayikistán que desafía la meseta del Pamir, y el oleoducto China-Kazajstán y el gasoducto China-Asia Central que atraviesan el vasto desierto, son la actual Ruta de la Seda.
El renacimiento del «cinturón» del 'Heartland'
La China de Xi vuelve a reflejar las lecciones de la Historia. Lo que está ocurriendo ahora nos retrotrae a la primera mitad del primer milenio a.C., cuando el imperio persa aqueménida se estableció como el mayor hasta la fecha, extendiéndose desde la India en el este y Asia Central en el noreste hasta Grecia en el oeste y Egipto en el suroeste.
Por primera vez en la historia, se unieron territorios que abarcaban Asia, África y Europa; y eso provocó un auge del comercio, la cultura y las interacciones étnicas (lo que el BRI define hoy como «intercambios entre pueblos«).
Así fue como el mundo helenístico entró en contacto por primera vez con la India y Asia Central, al establecer los primeros asentamientos griegos en Bactriana (en el actual Afganistán).
Desde finales del primer milenio a.C. hasta el primer milenio d.C., una inmensa zona desde el Pacífico hasta el Atlántico -que abarcaba el imperio chino Han, el reino kushan, los partos y el imperio romano, entre otros- formaba «un cinturón continuo de civilizaciones, estados y culturas«, como lo definió el profesor Edvard Rtveladze de la Academia de Ciencias de Uzbekistán.
Esto, en pocas palabras, está en el corazón del concepto chino de «cinturón» y «carretera»: el «cinturón» se refiere al 'Heartland', la «carretera» se refiere a la Ruta Marítima de la Seda.
Hace algo menos de 2.000 años, fue la primera vez en la historia de la humanidad que las fronteras de varios estados y reinos eran inmediatamente adyacentes a lo largo de nada menos que 11.400 km, de este a oeste. No es de extrañar que surgiera entonces la legendaria Antigua Ruta de la Seda, en realidad un laberinto de caminos, la primera vía transcontinental.
Fue la consecuencia directa de una serie de torbellinos políticos, económicos y culturales en los que se vieron envueltos los pueblos de Eurasia. La historia, en la alta aceleración del siglo XXI, está ahora volviendo sobre estos pasos.
Al fin y al cabo, la geografía es el destino. Asia Central fue atravesada por innumerables migraciones de pueblos del Próximo Oriente, indoeuropeos, indoiranios y túrquicos; fue el foco de una seria interacción intercultural (culturas iraní, india, túrquica, china, helenística); y atravesó prácticamente todas las religiones principales (budismo, zoroastrismo, maniqueísmo, cristianismo, islam).
La Organización de Estados Turcos, liderada por Turquía, se dedica incluso a reconstruir los matices identitarios turcos del 'Heartland', un vector que se desarrollará en paralelo a la influencia de China y Rusia.
Esa asociación para la Gran Eurasia
Rusia está evolucionando por su propio camino. En una reciente sesión del Club Valdai se celebró un debate clave sobre la Gran Asociación Euroasiática en lo que respecta a la interacción entre Rusia y el corazón del continente y sus vecinos China, India e Irán.
Moscú considera el concepto de una Gran Asociación Euroasiática como el marco clave para lograr la tan deseada «cohesión política» en el espacio postsoviético, bajo el imperativo de la indivisibilidad de la seguridad regional.
Esto significa, una vez más, la máxima atención hacia los intentos occidentales en serie de provocar revoluciones de colores en todo el 'Heartland'.
Tanto como en Pekín, en Moscú no se hacen ilusiones y saben que el Occidente colectivo no hará prisioneros a la hora de aislar Asia Central del impulso rusófobo. Desde hace más de un año, Washington ya se dirige a efectos prácticos al 'Heartland' en términos de amenazas de sanciones secundarias y burdos ultimátum.
Así que Asia Central sólo importa al Occidente colectivo en términos de la guerra híbrida en desarrollo, y de otro tipo, contra la asociación estratégica Rusia-China. Ni fabulosas perspectivas de comercio y conectividad en el marco de las Nuevas Rutas de la Seda; ni Gran Asociación de Eurasia; ni acuerdos de seguridad en el marco de la OTSC; ni un mecanismo de cooperación económica como la Unión Económica de Eurasia (UEEA).
O se es un «socio» en la demencia de las sanciones y/o un frente secundario en la guerra contra Rusia, o habrá un precio que pagar.
El «precio», fijado por los proverbiales psicópatas neoconservadores straussianos actualmente a cargo de la política exterior estadounidense, es siempre el mismo: guerra de poder mediante el terror, que ejecutará el ISIS-Khorasan(1), cuyas células negras están listas para ser despertadas en selectos rincones de Afganistán y el valle de Ferghana.
Moscú es muy consciente de lo mucho que está en juego. Por ejemplo, durante un año y medio prácticamente cada mes una delegación rusa llega a Tayikistán para aplicar, en la práctica, el «pivote hacia el Este», desarrollando proyectos en agricultura, sanidad, educación, ciencia y turismo.
Asia Central debería tener un papel protagonista en la expansión del BRICS+, algo que apoyan tanto Rusia como China, líderes del BRICS. La idea de un BRICS + Asia Central se está planteando seriamente desde Tashkent hasta Almaty.
Ello implicaría establecer un continuo estratégico desde Rusia y China hasta Asia Central, Asia Meridional, Asia Occidental, África y América Latina, abarcando la logística del comercio de conectividad, la energía, la agricultura, la producción manufacturera, la inversión, los avances tecnológicos y la interacción cultural.
Pekín y Moscú, cada uno a su manera y con sus propias formulaciones, ya están estableciendo el marco para que este ambicioso proyecto geoeconómico sea viable: el 'Heartland' de nuevo en acción como protagonista en primera línea de la Historia, al igual que aquellos reinos, mercaderes y peregrinos de hace casi 2.000 años.
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Nota: (1) ISIS-Khorasan es un grupo terrorista afiliado a Daesh (también conocido como ISIS/ISIL/IS) activo en el sur de Asia y Asia Central, prohibido en muchos otros países.
Sputnik. Traducción de observatoriodetrabajadores.wordpress.com