El imperio contraataca: revoluciones de color en el sur y sudeste asiáticos
Centrémonos aquí en el Sur y el Sudeste Asiáticos. La semana pasada, el ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, visitó Myanmar y Tailandia en dos misiones distintas.
En Myanmar, la misión consistió en otro esfuerzo de mediación en relación con el inextricable enfrentamiento entre el gobierno de mayoría birmana de Naypyidaw y una vaga alianza de docenas de grupos rebeldes de minorías étnicas, portadores de todo tipo de agravios. China mantiene relaciones con algunos de ellos.
En Tailandia, la misión era geoeconómica: reunirse con los Estados del río Mekong; presidir la 9ª Reunión de Ministros de Asuntos Exteriores de la Cooperación Lancang-Mekong (LMC); y debatir sobre geoeconomía con diplomáticos de Laos, Myanmar, Tailandia, Camboya y Vietnam.
La LMC es bastante ambiciosa: un mecanismo de cooperación regional lanzado en 2016, en el que el objetivo chino es vincular la región del Lancang-Mekong a lo que Pekín define como "cooperación de alta calidad del Cinturón y la Ruta". Se trata, pues, de la BRI y de las Nuevas Rutas de la Seda.
Mientras Wang Yi estaba en el Sudeste Asiático, Tailandia atravesó una montaña rusa, con un primer ministro destituido por el Tribunal Constitucional y la llegada de uno nuevo: Paetongtarn Shinawatra, la hija de 37 años del ultracontrovertido magnate multimillonario Thaksin Shinawatra, que no sólo obtuvo un indulto real, sino que ahora ha vuelto políticamente con fuerza.
Thaksin regresó a Tailandia por un tiempo tras 15 años de autoexilio, ya que huyó del país alegando que no podía conseguir un juicio justo por un tsunami de acusaciones de "motivación política".
La política tailandesa -una danza hiperconvergente- se inclina ahora de nuevo hacia el conservadurismo, con Thaksin al frente de su partido Peu Thai contra la reencarnación del partido teóricamente progresista Move Forward, disuelto a principios de agosto.
Toda esa acción, al menos por el momento, puede impedir los intentos de revolución de color. Depende de lo que ocurra en las próximas elecciones.
Lo que los conservadores y monárquicos llaman "liberales" pueden acabar controlando el panorama político, totalmente alineados con Washington y deseosos de perturbar los estrechos vínculos geopolíticos y geoeconómicos entre China y Tailandia.
Ese inestable alto el fuego de Myanmar
En la vecina Myanmar, China había conseguido patrocinar un alto el fuego en junio. Sin embargo, el alto el fuego se vino abajo: altos mandos militares fueron "capturados por insurgentes terroristas" (en terminología gubernamental) en el crucial estado de Shan. Es la primera vez que los rebeldes consiguen capturar un centro de mando regional.
Para añadir más problemas, los militares de esta disputada región son las Fuerzas Aliadas Kokang, que resultan ser las fuerzas armadas de los chinos Han en Myanmar. China es un importante proveedor de armas de la junta militar que dirige Myanmar.
No es de extrañar que éste fuera un tema realmente importante en la reunión de la ASEAN del mes pasado. Y la cosa se complica proverbialmente, ya que EEUU -que entrega gratuitamente kits Starlink a los rebeldes- acusa al mismo tiempo a Pekín de apoyarlos.
El punto clave es que los militares de Naypyidaw sencillamente no pueden controlar el norte de la fracturada nación, por lo que su estrategia puede consistir simplemente en exacerbar el sentimiento antichino. La relación con China es inmensamente compleja: una mezcla de miedo, recelo y una ayuda muy necesaria para el desarrollo económico.
Por supuesto, Pekín actúa con mucho cuidado cuando se trata de su vecino geoestratégicamente crucial, siguiendo el preciado principio de no injerencia en los asuntos internos.
China siempre ve a la ASEAN como un todo, y ya tiene las manos ocupadas con una serie de provocaciones de Filipinas en el Mar de China Meridional.
Como era de esperar, los expertos militares chinos las describen como "un mezquino intento de reforzar constantemente la narrativa victimista de Manila" en el Mar de China Meridional. Huelga añadir que Washington alienta plenamente esa narrativa.
La ASEAN quiere a los BRICS
China -al igual que Rusia- también considera a la ASEAN desde la perspectiva de la OCS, centrándose en el proceso evolutivo a largo plazo de una matriz de organizaciones multilaterales que da forma al surgimiento de un mundo multinodal.
Y eso nos lleva a la reunión crucial entre Wang Yi y Serguéi Lavrov durante la cumbre de Asia Oriental celebrada en Laos a finales de julio, en la que reiteraron enérgicamente su impulso común hacia el establecimiento de la paz y la estabilidad en toda Asia Oriental.
He aquí la Declaración Conjunta de los Ministros de Asuntos Exteriores de la ASEAN y Rusia para Conmemorar el 20º Aniversario de la Adhesión de Rusia al Tratado de Amistad y Cooperación en el Sudeste Asiático (TAC).
El TAC es algo realmente importante, ya que reconoce
la importancia de la centralidad y la unidad de la ASEAN en la arquitectura regional en evolución en Asia-Pacífico, construida sobre mecanismos dirigidos por la ASEAN, con la ASEAN como fuerza motriz, y basada en el derecho internacional.
Todo ello incluye una cooperación más estrecha entre la ASEAN, la OCS y la Unión Económica de Eurasia (UEEA). La ASEAN firmó memorandos de entendimiento tanto con la OCS como con la UEEA. Y esta interpolación de nodos clave en la matriz de fusión, por supuesto, también se extiende al BRICS.
Tailandia está deseando unirse al BRICS. Círculos diplomáticos confirmaron el mes pasado que la "sugerencia" procedía directamente de la monarquía tailandesa. En cuanto a Malasia, ya ha solicitado formalmente su adhesión al BRICS. E Indonesia y Vietnam también están en lista de espera.
El conjunto de los diez países que conforman la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) suponen la octava economía del mundo y el tercer socio comercial de la UE fuera de Europa, después de EEUU y China.
Así que no es de extrañar que Lavrov dijera a Wang Yi que la asociación estratégica Rusia-China debe colaborar para
contrarrestar conjuntamente la injerencia de fuerzas ajenas a esta región en los asuntos del Sudeste Asiático.
Wang Yi y Lavrov también discutieron en detalle la cooperación en el seno de la ASEAN, teniendo en cuenta que, según el Ministerio de Asuntos Exteriores chino,
ciertos países se han vuelto cada vez más proactivos en la creación de mecanismos militares y políticos restringidos basados en bloques que están diseñados para socavar el marco de seguridad y estabilidad centrado en la ASEAN para la región Asia-Pacífico.
En pocas palabras, como subrayó Wang Yi: Rusia-China y la ASEAN están plenamente comprometidas en la "coordinación de la cooperación en Asia Oriental". Siempre es crucial recordar que, durante la Guerra Fría, Moscú apoyó activamente los movimientos nacionalistas y anticoloniales en el Sudeste Asiático, especialmente en Vietnam y Laos.
Bangladesh en la bolsa
El Sudeste Asiático seguirá siendo el objetivo de varios intentos de revolución de color, y el foco de apoyo a la 5ª columna, como en el caso de Filipinas.
En el sur de Asia, el escenario puede ser aún más agudo, teniendo en cuenta que acaba de triunfar una revolución de color, con un esfuerzo mínimo.
Lo ocurrido en Bangladesh está directamente relacionado con la desestabilización del Sudeste Asiático y con la obsesión estadounidense más amplia por el Indo-Pacífico (la denominación real y aceptada por todos en todo el continente es Asia-Pacífico).
Y sobre todo, se trató de una revolución de color desencadenada simultáneamente contra dos BRICS: India y China.
El mecanismo incluía todos los proverbiales chanchullos probados por el tiempo: participación directa del embajador estadounidense en Bangladesh, Peter Haas; enorme presión sobre el gobierno de Sheikh Hasina para que celebrara elecciones con la seguridad de un resultado favorable a EEUU; movilización estadounidense en apoyo del opositor Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP); fondos y logística de apoyo a los manifestantes estudiantiles "prodemocráticos".
El hecho es que el BNP más el Jamaat-e-Islami -calificado de organización terrorista por varias naciones, incluida Rusia- fueron los factores desestabilizadores clave. No es de extrañar que el Departamento de Estado estadounidense caracterizara preventivamente a los Jamaat-e-Islami como víctimas de "abusos" del gobierno.
Nadie supera al asombroso aparato de poder blando estadounidense cuando se trata de organizar "protestas" mezclando conjuntos criptoterroristas y grupos inofensivos de la sociedad civil. En Bangladesh fue muy fácil fabricar una "vanguardia": un grupo de estudiantes del departamento de ciencias políticas de la Universidad de Dacca, especialmente una tal Nahid Islam.
El departamento de ciencias políticas está repleto de profesores financiados por una oscura organización llamada "Confronting Misinformation in Bangladesh" (CMIB). Dos de ellos dirigían el proyecto, con lujosas subvenciones de la NED ('National Endowment for Democracy', supra-ONG de los Demócratas de EEUU).
Y fueron precisamente estos manifestantes de ciencias políticas/agit-prop de la Universidad de Dacca los que "propusieron" a Muhammad Yunus como asesor jefe del próximo gobierno de Bangladesh.
Resulta que Yunus es un favorito de EEUU: Becario Fulbright del Departamento de Estado; Premio Nobel de la Paz; y "el primer musulmán estadounidense galardonado con una Medalla de Oro del Congreso", según su organización, el Centro Yunus. Por cierto, ni siquiera es ciudadano estadounidense.
Bangladesh es un trofeo de oro para el Hegemón. La desestabilización interna está directamente relacionada con Myanmar, vecino oriental de Dacca, y con la subversión progresivamente más amplia, al estilo de la CIA, de un corredor clave de la BRI: el corredor Bangladesh-China-India-Myanmar (BCIM).
Paralelamente, proporcionará dolores de cabeza adicionales a India en el Golfo de Bengala. El plan maestro estadounidense es obligar a India, miembro de los BRICS, a hacer serias concesiones en lo que respecta a su relación energética/comercial/militar global con Rusia, y forzar una mayor integración de India en la Quad.
Luego, por supuesto, está el Santo Grial: establecer una base de la OTAN en la isla de St. Martín, a la que se resistía ferozmente la depuesta Sheikh Hasina.
Corte al Triángulo de Primakov
El caso de Bangladesh revela que la integración progresiva de la ASEAN -y del sur de Asia- en la matriz OCS/UEEA/BRICS/BRI es más urgente que nunca. Una señal auspiciosa es que la ASEAN, según Lavrov, ya está prestando atención al impulso de Putin de construir un sistema de seguridad unificado para toda Eurasia.
Al final de la sesión ASEAN-Rusia en la cumbre de Asia Oriental celebrada en Laos, Lavrov declaró que la ASEAN
ha mostrado interés por la iniciativa del presidente Putin, que ya he mencionado, sobre la formación de un sistema de seguridad euroasiático que sería indivisible e igualitario.
Lavrov añadió que "nuestros socios de la ASEAN comprenden perfectamente" cómo el único objetivo de Occidente es contener a Rusia y China. Eso es lo que se hizo en Bangladesh y lo que se intentará en Tailandia y Myanmar.
El camino será largo y espinoso. Pero si los "RIC" de los BRICS (Rusia-India-China) se ponen de acuerdo geopolíticamente y renuevan de facto el legendario triángulo de Primakov (Ex-ministro de exteriores ruso, promovió la alianza entre Rusia, China e India como un "triángulo estratégico" para contrabalancear el poderío estadounidense), la posibilidad de nuevas revoluciones de color exitosas que desestabilicen varios nodos de Asia Oriental se desvanecerá en los vientos del tiempo.
Sputnik International / observatoriodetrabajadores.wordpress.com